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Capital Humano

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Orientación vocacional, talón de Aquiles del desarrollo profesional en México

La elección de carrera de los jóvenes en la región está más moldeada por suposiciones y expectativas sociales que por información sólida proporcionada por la orientación de las escuelas, lo que limita el potencial de desarrollo profesional de las y los estudiantes, advierte la OCDE.

Foto: Especial

Foto: EspecialShutterstock

La orientación vocacional es una realidad en el país, pero no es eficiente. De acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), aunque en México ésta es obligatoria en el 73% de las escuelas, esto no se refleja en un buen desarrollo de carrera de los estudiantes.

“Mi orientación fue un test de dos horas y se acabó”; “nunca tuve ningún seguimiento”; “no sabía que existía”. Éstas son frases comunes que se repiten al hablar sobre la orientación vocacional en México. Además, al ser insuficiente la guía que se ofrece en las escuelas, ésta es muchas veces reemplazada por vías informales como consejos de padres, hermanos, amigos y conocidos.

Y mientras para algunos el resultado al final de esta larga lista de preguntas específicas es simplemente la respuesta a la atormentante elección de carrera, para la gran mayoría debería de ser la construcción de talento a través de la exploración de habilidades e intereses personales. Pero eso es sólo en un escenario ideal.

"Si tuviéramos mejores decisiones que respondan a las necesidades del mercado laboral y tuviéramos a más jóvenes generando talento, tendríamos un mayor crecimiento económico y, por naturaleza, más empleo”, explica Fernanda Domínguez, coordinadora de Educación del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). La importancia de la orientación vocacional, expresa, es cada vez mayor para los estudiantes debido al dinamismo del mercado laboral, el desarrollo en la demanda de habilidades y la diversidad de trayectorias profesionales.

México tiene una población de estudiantes importante. Según los datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el país hay cerca de 34 millones de alumnas y alumnos de escuelas públicas y privadas en todos los niveles educativos, lo que equivale al 27% de la población total del país. “Si los jóvenes son el futuro de la nación”, ¿por qué no los orientamos bien?

“Las actitudes de los estudiantes hacia las carreras están muy moldeadas por suposiciones y expectativas inconscientes vinculadas a contextos sociales”, expone la OCDE en su informe Las habilidades en América Latina. Además, un adolescente no tiene la madurez para tomar por sí solo una decisión tan trascendente como lo es la elección de carrera, de ahí la necesidad informarlos bien para una mejor transición en su desarrollo, destaca la organización.

Otro desafío es que el sistema educativo y sus planes de estudio no siempre están enfocados en el desarrollo de la totalidad de los alumnos, puntualiza el sociólogo francés Pierre Bourdieu en su trabajo sobre el patrimonio cultural. La valorización de la inteligencia literaria o científica por encima de otro tipo de habilidades favorece a determinados alumnos en detrimento de otros perfiles diferentes, asegura.

En este tema, detallan Becky Frankiewicz y Tomas Chamorro-Premuzic en un artículo publicado en Harvard Business Review, hay que tener claro que “las competencias técnicas son temporales, pero la curiosidad intelectual debe ser permanente”. De esta manera, para lograr resultados efectivos, puntualizan, la orientación vocacional debe dirigirse cada vez más hacia un doble enfoque: el potencial para las habilidades blandas y el conocimiento para las habilidades duras.

Desvinculación con el mercado laboral

Datos del Imco destacan que la carrera con mayor matrícula en México es Administración de Empresas, sin embargo, ésta no está entre las profesiones ni mejor pagadas ni las que tienen mejor retorno de inversión de tiempo y recursos, sin importar si se trata de educación pública o privada. Este es un ejemplo de la desconexión de la orientación vocacional y la realidad del mercado laboral, afirma Fernanda Domínguez.

Una alternativa para impulsar la vinculación entre el mundo educativo y el del trabajo, destaca la OCDE, es la exploración laboral mediada por las escuelas, lo que les permitiría a los estudiantes tener una experiencia directa con las diferentes actividades que se realizan en una compañía. Esto, además, les daría un rol más activo a las empresas en la formación del capital humano.

La orientación vocacional debería acompañar a los estudiantes y motivarlos a adentrarse a la vida profesional. De acuerdo con Julian Stanley y Anthony Mann, autores citados por la OCDE en su investigación, este tipo de acciones podría mejorar no sólo el capital humano de los estudiantes al proporcionarles una experiencia de valor relacionada con el trabajo, sino también el capital cultural que permite una visión segura y clara para la progresión del país.

Pero la realidad es que mientras no haya incentivos del sistema educativo para proveer el acompañamiento profesional que los jóvenes necesitan, la toma de decisiones nunca va a responder a las tendencias del mercado laboral y la carencia de talento seguirá perjudicando el crecimiento económico.

Esta guía en las escuelas debiera estar enfocada en cómo capacitar al talento para que desarrolle al máximo su potencial en su vida profesional, pero también en tener un mercado laboral atractivo. En eso, hay muchas deficiencias, dice la encargada del área de Educación del Imco, la muestra es que, según datos de la OCDE, México es de los países menos atractivos para el talento especializado.

De esta manera, el reto es doble, agrega, porque implica que el país debe enfocarse en desarrollar talento para suplir la demanda de nuevas habilidades debido a los cambios tecnológicos acelerados que vive el mundo del trabajo, pero también en ofrecer mejores condiciones laborales para quienes desarrollen estas carreras.

Por ejemplo, por cada graduado de carreras relacionadas con Ciencias de la Computación en México hay casi tres administradores de empresas. Esto muestra que no hay un enfoque hacia las “carreras del futuro” entre los jóvenes, comenta la especialista, y en esto, la orientación vocacional debiera jugar un papel trascendental como guía.

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