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Quiero ser astronauta o ingeniero… mejor influencer
¿Por qué las personas jóvenes están buscando alternativas “no tradicionales” para el desarrollo de su vida laboral? El estancamiento de los salarios profesionales y la brecha de habilidades entre la universidad y el trabajo pudieran ser algunos elementos detrás de esta tendencia.
“Los avances tecnológicos y las nuevas preferencias en los trabajos están modificando el modelo de desarrollo profesional que se conoce hasta ahora, el cual definitivamente no podrá continuar de la misma manera para las próximas generaciones, ya que los empleados están exigiendo nuevos enfoques hacia el aprendizaje, el diseño del trabajo, la gestión del desempeño y el desarrollo profesional, lo que está llevando a las organizaciones a reinventarse y a los líderes a crear nuevos esquemas de carrera”, Jorge Ponga.
Honestamente, no recuerdo mucho qué quería ser de grande cuando era niño. Hay personas que tienen muy claros en su mente esos sueños, si se le pudiera llamar así, yo no. Mi profesión y yo nos encontramos en el camino.
De acuerdo con un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) en el inicio de la pandemia, las y los adolescentes mexicanos expresaron que el trabajo de sus sueños estaba relacionado con la medicina y la ingeniería, respectivamente, carreras tradicionales.
Hace 20 años, las niñas manifestaban querer ser maestras como el trabajo más soñado, ahora quieren ser doctoras; los niños querían ser administradores de empresas, hoy ingenieros. En ambos casos, las carreras de preferencia sólo se movieron de posiciones entre las tres más importantes. Estos datos forman parte del estudio Empleos soñados: Las aspiraciones profesionales de los adolescentes y el futuro del trabajo.
Este tema va a raíz de una polémica que se generó hace unos días en redes sociales por una publicación que lleva por título El trabajo de los sueños a nivel global, elaborado por la inglesa Remitly. El resultado de su investigación fue que el top cinco de los empleos anhelados en el mundo son: piloto, escritor, bailarín, youtuber y emprendedor.
Para medir las preferencias de las personas, los especialistas de la firma se dedicaron a analizar las búsquedas de Google de un año en todos los idiomas y en todos los países bajo el parámetro “cómo ser… (empleo)”. Con base en esa data procedieron a graficar por país el “trabajo más soñado”.
“No hasta hace mucho, la definición del ‘trabajo para la vida’ se basaba en un enfoque tradicional: estudiabas algo que te interesaba y cuando terminabas tu educación, elegías una industria, encontrabas un trabajo y ahí te mantenías hasta el retiro. Con el pasar de los años, ese concepto ha quedado obsoleto al haber cada vez más personas que no quieren ser ‘conformistas’ respecto a la elección de su carrera”, expresó la empresa en la publicación de la investigación.
Bajo los parámetros de este análisis, el trabajo soñado en México en la actualidad es ser “youtuber”, realidad compartida con Perú, Bolivia, Chile y Uruguay. En otro gran grupo de países de la región, las personas quieren ser “influencer”, como en Argentina, Ecuador, Colombia, Venezuela y Costa Rica. Otros quieren ser “emprendedor”, como en los casos de Guatemala y Panamá. El único que se sale de esta tendencia es Brasil, en el que las personas buscan ser “empresario”.
Como en todos los temas polémicos en el mundo de las redes sociales, los comentarios a favor y en contra del estudio sobre los trabajos soñados no se dejaron esperar. Argumentos válidos en ambos casos. Lo que sí es cierto, es que no se pueden tomar las búsquedas en Google como una base para definir las preferencias profesionales de un país, pero sí nos pueden dar luz sobre lo que le interesa y le preocupa a la gente.
Remitly agregó un elemento que, si somos honestos, influye cada vez más en este tipo de decisiones, el factor económico. “El crecimiento real de los salarios también se ha estancado y cambiar de trabajo o carrera puede ser una excelente manera de incrementar los ingresos”.
Querer hoy en día ser youtuber e influencer está respaldado en cierto sentido por la información difundida sobre las grandes ganancias que obtienen las personas famosas que se dedican a estas tareas, que sobra decir que son trabajos de tiempo completo que requieren un esfuerzo creativo constante, en muchos casos más que un empleo de oficina de 8x5.
De acuerdo con datos de Glassdoor, por esta vía en México se puede ganar mínimo 12,000 pesos mensuales, pero incluso hasta 60,000 pesos mensuales –aunque hay quienes facturan mucho más que eso–. Esto contrasta con la información de los salarios profesionales en el país. La herramienta Compara Carreras del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) refiere, por ejemplo, que las tres profesiones mejor pagadas en la actualidad, es decir, medicina, ingeniería civil y minería y extracción, tienen salarios promedio de entre 18,000 y 15,000 pesos mensuales.
Pero el tema económico no es el único factor que puede alentar o desalentar un trabajo soñado. De acuerdo con un estudio de Qualtrics difundido la semana pasada en el marco del foro Transición de la escuela al trabajo de la OCDE, sólo el 31% de las personas con estudios universitarios siente que su formación los preparó bien para ingresar al mercado laboral.
“La falta de preparación para el mundo del trabajo –real o percibida– es la mayor barrera que viven los jóvenes a nivel global… los estudiantes no se sienten preparados para un mundo laboral competitivo”, expresó Sydney Heimbrock, encargada del área de consultoría para temas de industria y gobierno de Qualtrics.
Nuevamente, tal vez la medición de los empleos soñados con base en la data del buscador de Google no sea un indicador sólido del mercado, pero sí es un síntoma que nos demuestra no sólo los cambios en los intereses de las personas –y de los jóvenes en este caso–, sino también las serias deficiencias que tiene el mercado laboral y que desalientan cada vez más a quienes buscan un empleo.
Y como dice la cita de Jorge Ponga que abre este espacio, tenemos ante nosotros el desafío de replantear el desarrollo profesional, sí para modernizar la propuesta académica y preparar mejor a las personas jóvenes para su entrada al mercado laboral, pero también para generar oportunidades que realmente hagan atractivo el trabajo formal, que valga la pena prepararse a nivel académico. Que ser youtuber o ser influencer sea tan buena opción como ser astronauta o ingeniero.