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Salud mental, productividad y otros costos ocultos de la violencia en el trabajo
De acuerdo con un nuevo reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hay evidencia de que el ausentismo provocado por un ambiente laboral de acoso u hostigamiento puede generar una pérdida anual de 14% en la productividad.
¿Cuánto cuesta la violencia en el trabajo? Las facturas se pueden cuantificar por daños a la salud mental, el bajo desempeño de las personas, la rotación o el ausentismo, por citar algunos casos. De acuerdo con un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la violencia laboral tiene efectos negativos múltiples para los empleados y las empresas.
En el informe “Prevenir y abordar la violencia y el acoso en el mundo laboral con medidas de seguridad y salud en el trabajo”, el organismo internacional señala que a nivel individual, la violencia en el trabajo se relaciona con estrés, ansiedad, depresión y agotamiento.
“Personas que trabajan en un ambiente estresante son propensas a sufrir de acoso laboral o las personas que sufren acoso es muy probable que reporten estrés”, destaca la OIT.
Y aunque las personas trabajadoras son las primeras afectadas por la violencia en el trabajo, en las empresas también hay impactos negativos. Hay evidencia de que el ausentismo o la falta de concentración derivada de un ambiente laboral de acoso u hostigamiento pueden generar una pérdida anual del 14% de la productividad.
“La violencia y el acoso conllevan un costo elevado para la salud, el bienestar y los medios de vida de los trabajadores, para la prosperidad de las empresas —debido a la merma de la productividad, la sustitución, la jubilación y el menoscabo de la reputación— y para la sociedad en su conjunto, ante la pérdida potencial de trabajadores productivos y el aumento de la presión sobre los servicios sociales y el estado de bienestar”, puntualiza el organismo.
Otro ejemplo de los costos asociados a la violencia laboral, destaca la OIT, se puede ver en el caso de Australia. En 2018, en dicho país se estimó una merma de 2,600 millones de dólares en pérdidas de productividad y otros 600 millones de pesos asociados al sistema de salud.
De acuerdo con el organismo estos hallazgos “deben entenderse dentro del contexto de la evolución actual del marco de Seguridad y Salud en el Trabajo”. En este sentido, en futuros escenarios laborales, los riesgos psicosociales serán más generalizados que los riesgos tradicionales y con profundos efectos en la salud mental y física de las personas.
En el informe, la OIT recuerda que a nivel global, al menos una de cada cinco personas ha padecido violencia y acoso en el trabajo, los cuales no se limitan sólo al espacio laboral, también pueden presentarse “durante los desplazamientos, los viajes relacionados con el trabajo, los eventos, las comunicaciones digitales, las actividades sociales y en las oficinas en casa”.
“Es cada vez más evidente que no hay individuos, empresas, sectores ni sociedades que puedan jactarse de estar totalmente a salvo de la violencia y el acoso”, apunta la OIT.
La prevención es parte de las políticas de seguridad y salud
La investigación de la Organización Internacional del Trabajo señala la importancia de que los marcos regulatorios de Seguridad y Salud laboral atiendan causas profundas de la violencia en el trabajo como “la organización inadecuada del trabajo, los factores relacionados con tareas específicas (por ejemplo, trabajar solo o interactuar constantemente con terceros) y las condiciones de trabajo que producen altos niveles de estrés que, a su vez, conducen a la violencia y el acoso”.
“La Seguridad y Salud en el Trabajo (SST) representa una de las vías más directas para abordar el problema de la violencia y el acoso. Al centrarse en el entorno de trabajo y actuar a nivel colectivo, la SST reúne las condiciones para atajar las causas profundas de la violencia y el acoso, ofrece respuestas estructurales y sistemáticas al problema, y tiene la capacidad de movilizar a los actores del mundo del trabajo en aras de un objetivo común de lucha contra la violencia y el acoso en el lugar de trabajo”, afirma la Organización Internacional del Trabajo en el reporte.
Sin embargo, destaca la OIT, hasta ahora muchos de los marcos regulatorios y políticas sobre violencia y acoso en el trabajo se han concentrado en la legislación y las medidas correctivas, pero no en la prevención.
“Aunque las disposiciones jurídicas de carácter punitivo, restaurativo y compensatorio constituyen un elemento importante de un enfoque inclusivo, integrado y que tenga en cuenta las consideraciones de género y, por lo tanto, no pueden soslayarse, la prevención como estrategia permite a los actores del mundo del trabajo prestar la debida atención a los problemas estructurales más profundos”.
En este sentido, el organismo puntualiza que el Convenio 190 sobre violencia y acoso laboral “reconoce la importancia crucial de adoptar una estrategia integral con un enfoque inclusivo, integrado y que tenga en cuenta las consideraciones de género en la formulación de una respuesta al problema de la violencia en el lugar de trabajo”.