Buscar
Deportes

Lectura 4:00 min

Al técnico mejor pagado ?le gusta la discreción

César Farías tiene un contrato de tres años y 3 mdd anuales, ningún estratega en la Liga MX gana lo que él.

Antes que entrenador, César Farías (Sucre, 1973) es político. Al técnico venezolano de los Xolos de Tijuana le gusta hablar, lo hace para defender su postura en el futbol y para responder a los cuestionamientos que lo señalan como problemático a lo largo de los 16 años que lleva como estratega.

En sus seis años al frente de la selección de su país puso en el mapa futbolístico a la llamada cenicienta de Sudamérica, se quedó a cinco puntos de acceder al repechaje mundialista, lo que le valió obtener el contrato de su vida en el futbol mexicano.

El llamado Mourinho sudamericano, por su excesivo estudio del futbol sin haberlo jugado profesionalmente, desde hace siete meses es el técnico de los Xolos de Tijuana y también el mejor pagado de la Liga MX.

No obstante, él prefiere llevar una vida discreta y, sobre todo, alejada de cualquier ámbito público. Desde que llegó a la frontera, con un contrato por tres años y tres millones de dólares anuales, Farías prefirió el secretismo y, salvo el enfrentamiento ante jugadores y entrenadores de Cruz Azul en semifinales de Concachampions, se alejó también de las controversias con los rivales.

En el fondo, el único objetivo del estratega es conseguir la victoria. Sus padres, Luis Farías, un empresario de transporte de petróleo, y Lilis Acosta, maestra, recordaron que a la muerte de su hermana, Ana Karina, por leucemia, el psicólogo les recomendó que el pequeño César, de seis años, se mantuviera ocupado. Experimentó en el atletismo, bowling, billar y tenis, pero fue hasta que ingresó al colegio Claret, donde impartía clases su mamá, que el futbol llegó a su vida.

Ahí se dio cuenta de las carencias del futbol de su país, lo que lo motivó a hacerse entrenador apenas con 29 años y cinco años más tarde llegó al banquillo de la Vinotinto.

Con la selección de su país llamó la atención por sus enfrentamientos, sus festejos excesivos y sus conferencias de prensa que asemejaban a un discurso político, enalteciendo las virtudes y retando a sus críticos.

A pesar de los resultados, el mejor: cuarto lugar de la Copa América 2011, nunca fue un técnico con el apoyo incondicional de la afición. En la derrota prefería evadir las preguntas de los medios y una sombra de corrupción se postró sobre él.

El doctor José Rafael Marquina lo acusó de convocar a jugadores que Farías y su familia representaban, para luego venderlos a ligas europeas; a México llegó con una sentencia: si alguien me falta al respeto, yo respondo de la misma forma .

Los periodistas que cubren los entrenamientos de los Xolos desconocen la residencia del venezolano, sobre todo porque el contacto con él es mínimo. El entrenador restringió las comparencias ante los medios, apenas un par de días durante la semana, cuando sus antecesores lo permitían a diario.

Eso sí, señalan que es alguien de pocos lujos, se asimila como un hombre de club, por lo que prefiere vestir la ropa deportiva oficial y se hace acompañar en todo momento de sus auxiliares, César Mathías, César Baena y Fabián Bazán, su cuerpo técnico y grupo de amigos que lo acompañan desde 2008, cuando era entrenador de la selección de su país.

Sin embargo, a pesar de mantener una vida discreta fuera del campo -no es parte de las labores sociales del club y es el único que no es parte de ninguna campaña de publicidad de los Xolos-, prefiere responder las peticiones de entrevistas de medios internacionales que de los reporteros que a diario cubren las actividades del equipo.

Ahora tiene la misión de regresar a Tijuana al protagonismo. El amigo de José Mourinho, con el que pasó la pretemporada de Real Madrid en los Estados Unidos hace dos temporadas, enfrenta su segundo torneo en la Liga MX.

eduardo.hernandez@eleconomista.mx

Únete infórmate descubre

Suscríbete a nuestros
Newsletters

Ve a nuestros Newslettersregístrate aquí

Noticias Recomendadas

Suscríbete