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Atletas accionistas, plusvalía de franquicias

El máximo ganador de la NFL, Tom Brady, es ahora copropietario del Birmingham City, una decisión que es tendencia entre los deportistas para diversificar ingresos y despuntar en credibilidad.

Tom Brady, accionista minoritario del Birmingham City. Foto EE: Especial

Tom Brady, accionista minoritario del Birmingham City. Foto EE: Especial

Tom Brady fue figura lanzando miles de yardas en la NFL, LeBron James lo es con sus encestes en la NBA y Naomi Osaka con sus breakpoints en el WTA Tour. Aunque son figuras de diferentes disciplinas, tienen algo que los une: decidieron convertirse en inversionistas de clubes deportivos y ampliar su horizonte de ingresos.

Brady, máximo ganador de Super Bowls (7), es el caso más reciente. En el marco de su cumpleaños 46, la exestrella de los Patriots y Buccaneers informó que se convertía en accionista minoritario del Birmingham City, un club de segunda división del futbol de Inglaterra en el que se formó el actual jugador del Real Madrid, Jude Bellingham.

“Tal vez te estés preguntando, ¿qué sabes tú sobre el futbol inglés, Tom? Bueno, digamos que tengo mucho que aprender”, escribió Brady en sus redes sociales al momento del anuncio. Efectivamente, su inversión causa curiosidad por tratarse de una disciplina diferente a la que ejerció como atleta, pero claro que tendrá beneficios.

“Los atletas o exatletas se dan cuenta de la gran cantidad de dinero que se mueve en la industria del deporte y desean verse beneficiados, por eso buscan inversiones en clubes, como una manera de diversificar sus ingresos. Además, cuando se da a conocer que un atleta entra al capital accionario de un club, se logra una difusión intensa que incluso provoca que dicho club aumente su valor sólo por darse a conocer la participación de un atleta”, analiza para El Economista, Francisco San José, catedrático de mercadotecnia deportiva de la Escuela de Ciencias del Deporte de la Universidad Anáhuac.

El Birmingham City, que nunca ha sido campeón de primera división en Inglaterra, tenía un valor de 44 millones de dólares el año pasado, que fue lo que pagó la empresa estadounidense Knighthead Capital Management por hacerse de su propiedad. La llegada de Brady al cuadro de accionistas vislumbra un incremento en esta cifra, como ya ha ocurrido en otros clubes.

Uno de ellos fueron los Charlotte Hornets de la NBA. En 2010, Michael Jordan adquirió a este equipo por 275 millones de dólares y 13 años después estaba valuado en 3,000 millones, es decir, 10 veces más de lo que invirtió, a pesar de que los Hornets para nada han sido protagonistas de la NBA en dicho periodo.

“Cuando un atleta entra a la participación accionaria de un equipo, obviamente hace una evaluación accionaria y con el paso del tiempo lo que pretende es que tanto el equipo como la liga en la que participa vayan aumentando de valor. Así, habrá un punto en el cual la cantidad que tuvo que desembolsar el atleta por hacerse de un porcentaje de acciones empiece a aumentar y a suponer una mayor cantidad de dinero, ahí es donde se va dando el retorno de inversión”.

Brady y Jordan son considerados los máximos referentes en la historia de sus respectivos deportes (futbol americano y basquetbol), por ello su participación como accionistas de un club incentiva el valor económico del mismo, ya que desde que se anuncia su ingreso aportan en cuestiones de credibilidad e imagen.

“El hecho de que una figura reconocida sea accionista da confianza al resto de accionistas o si están buscando levantar dinero y ven que un atleta forma parte del grupo de accionistas, otros personajes quieren invertir. La participación de los atletas abona a la credibilidad y a la confianza de cómo es ese club y es benéfico para ambos lados”, subraya Francisco San José.

Ese contagio de confianza para invertir se observa, por ejemplo, en la MLS. Desde 2019, una larga lista de estrellas en activo se ha unido como accionistas de equipos: Kevin Durant con Philadelphia Union, James Harden con Houston Dynamo, Patrick Mahomes con Sporting Kansas City, Russell Wilson con Seattle Sounders y los hermanos Giannis, Thanasis, Kostas y Alex Antetokounmpo con el Nashville FC.

De acuerdo con un reporte de Front Office Sports, esa lluvia de atletas inversionistas coincide con un crecimiento del 85% del valor promedio de las franquicias de la MLS en los últimos cuatro años, que alcanzó los 579 millones de dólares en 2023 con el capital de Mahomes y, por supuesto, de David Beckham, quien aterrizó en el futbol estadounidense en 2007.

“Si los equipos y ligas están bien gestionadas, empiezan a aumentar de valor y en esa proporción el atleta obtendrá beneficios en función del porcentaje de sus acciones (…) Una de las ventajas que les da a las empresas el contar con personajes de este tipo radica en la fuerza que tienen, sobre todo si son empresas de reciente creación. Los atletas fungen como embajadores de marca y en redes sociales un posteo llega a millones de personas y eso provoca ahorros en costos de publicidad para potenciales clientes”.

La tendencia de la última década es que cada vez más atletas activos o retirados apuesten por comprar acciones en clubes, aunque no sean de la disciplina en la que se desenvolvieron. Otros casos son los de las tenistas Naomi Osaka y Serena Williams, la basquetbolista Sue Bird y el quarterback Matt Stafford en la liga de futbol femenil de Estados Unidos (NWSL).

Retomando el caso de Michael Jordan, en este 2023 cumplió 60 años y dos décadas desde su retiro como atleta. Actualmente su fortuna está tasada en 2,200 millones de dólares y se estima que al menos el 60% proviene de sus acuerdos de patrocinio e inversiones, claro, no solamente con la que hizo en los Hornets, sino en otros giros como restaurantes y concesionarias de coches.

También están los que invierten en nuevos deportes o variantes que empiezan a tomar éxito, como el ex defensor del FC Barcelona, Gerard Piqué, con la Kings League. Se trata de una liga de futbol 7 que está incrementando su popularidad a nivel global con la presencia de varias estrellas como Ronaldinho y Sergio ‘Kun’ Agüero.

“Esto es consecuencia de la creciente relevancia que tiene el deporte a nivel mundial y el hecho de que nuevas variantes, como el lacrosse y el pickeball, estén saliendo a la luz y en donde cada vez los atletas de élite parecen estar mejor asesorados en términos financieros por sus agentes o por empresas especializadas que los invitan a invertir como una manera de diversificar sus activos”.

En México, esta tendencia todavía no aterriza. Hasta ahora son pocos los casos conocidos de atletas activos o retirados que han invertido en clubes, como en su momento lo hizo Fernando Valenzuela con los Tigres de Quintana Roo en el beisbol o Miguel Layún con un equipo de eSports (el cual liquidó en enero de este año).

—¿Por qué en México no vemos más este tipo de inversiones de atletas o exatletas?

—“Porque el deporte en México no ha sido capaz de generar las cantidades de dinero que hay en Estados Unidos o Europa y también porque tiene que ser mucho mejor gestionado de lo que está siendo en la actualidad, por eso no vemos flujos de dinero ingresar al deporte mexicano, como sí ocurre en otras partes del mundo, donde se tienen condiciones distintas y la generación de recursos es mucho mayor, pues estos se vuelven aspectos interesantes para los atletas inversionistas, recordando que un buen inversionista siempre está a la búsqueda de oportunidades para crecer su capital”, responde el catedrático de la Universidad Anáhuac.

Según reveló Sportico hace dos años, el beisbolista Justin Verlander y el futbolista Mesut Ozil forman parte de un grupo de celebridades (junto a la actriz Eva Longoria y la modelo Kate Upton) que adquirió un porcentaje de acciones en el equipo de futbol mexicano Necaxa, pero es un caso único hasta el momento.

El especialista remata aconsejando a los atletas para que se informen correctamente sobre sus inversiones en clubes con ayuda de sus agentes o representantes, ya que en la mayoría de los casos los deportistas aportan el dinero, pero no se involucran, lo que podría llevarlos a una eventual pérdida e incluso problemas legales.

“Si los deportistas no son bien asesorados desde el principio acaban desapareciendo sus fortunas en minutos, porque en muchas ocasiones influye que no tengan una educación amplia o que provengan de condiciones desfavorables y cuando reciben grandes cantidades de dineros las gastan rápidamente. Su representante debe jugar un papel relevante en busca de maximizar los recursos de los deportistas para que, una vez que se retiren, puedan seguir viviendo bien”.

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