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Barcelona pone en juego la vigencia de un estilo

Su estética se ha visto tocada en la defensa y su potencial ofensivo. Sin un DT presencial también sufren.

Barcelona se juega su futuro europeo ante Milán (0-2 en contra) en el partido de vuelta de los octavos de final de Champions League. El equipo catalán llega al duelo no sólo cuestionado por un sistema al que, tras cinco años y su mejor época en títulos, la falta de variantes lo ponen en crisis tras la derrota en la ida y la eliminación en Copa de Rey ante su más odiado rival, Real Madrid. La defensa y la ausencia de Tito Vilanova se suman a las razones del mal momento.

Para acceder por sexta ocasión consecutiva a cuartos de final del torneo deberá remontar el 2-0 en la ida y, sobre todo, no recibir gol, algo que sólo en 12 partidos de 44 ha ocurrido esta temporada.

El cero en el marcador se replicó en tres partidos de Champions, tres de Copa y seis de Liga. Barcelona registra un promedio de 1.1 goles admitidos por partido, es decir, un gol cada 80 minutos.

Respecto de las cinco temporadas anteriores, el promedio de goles recibidos alcanza 47 en una media de 61 partidos disputados por temporada, cada 116 minutos recibía gol Barcelona.

El mejor rendimiento del equipo fue en el ciclo 2010-2011, cuando obtuvieron su última Copa de Europa; la defensa admitía un gol cada 143 minutos, para un total de 39 tantos en 62 partidos.

VILANOVA, POR VIDEO

Con tres meses de ausencia, Tito Vilanova podría regresar a finales del mes a la dirección técnica; no obstante la enfermedad que padece y la distancia, el entrenador mantiene contacto con jugadores, vía telefónica y videoconferencia, además de seguir a cargo de la estrategia en los juegos.

Consultados por El Economista, Javier Giraldo, periodista del diario Sport, y Sergi Solé, periodista del diario Mundo Deportivo, coinciden en que pese a las instrucciones de Vilanova, la situación es nueva para los jugadores, incluso no se tiene la misma efectividad y claridad con una conversación a distancia.

Quizás por eso Giraldo añade: Jordi Roura sólo es un transmisor de las ideas de Vilanova; lo que se le reprocha en los momentos difíciles de los partidos es no tener la capacidad o atrevimiento de tomar decisiones por su cuenta .

En tanto, Sergi Solé mencionó que en los partidos ante Milán y la vuelta de la Copa del Rey ante Madrid el equipo mostró falta de soluciones, un ataque muy previsible .

Sin embargo, ambos periodistas coinciden en que en la actitud de los jugadores aún se vislumbra la ambición de ganar, además de confiar en su talento para revertir el marcador y tomarlo como impulso para pelear por su quinta Champions League.

Barcelona no sólo se juega el pase a cuartos de final, también el prestigio de una filosofía que durante un lustro ha cautivado al mundo.

eduardo.hernandez@eleconomista.mx

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