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Corazón valiente, el último guerrero medieval
La Selección Escocesa de los 80 y 90 tenía más facha de guerreros de la Europa medieval que de un equipo de futbol.
La Selección Escocesa de los 80 y 90 tenía más facha de guerreros de la Europa medieval que de un equipo de futbol. Una roca, unos perros de presa asfixiando en todo momento, a cada minuto, tan incómodos que pensar en un partido elegante o derroche de clase era imposible.
Aquella Escocia de las Euro de 1992 y 1996 no fue exitosa. No tenía los recursos en las piernas, pero siempre las huellas de batalla eran terribles: todos jalando aire por la boca. Así era el futbol de aquella Selección, una guerra.
Escocia es una de las cunas del futbol, la segunda federación más antigua en el mundo de este deporte. Pero de glorias, nada. Si acaso, algunas victorias ante su más odiado rival: Inglaterra. Para ellos, eso vale mucho más que estar en algún torneo de clase mundial.
De aquella generación, el mejor torneo fue la Euro 96, en Inglaterra, con marca de 1-2-1. En aquel proceso, que inició en 1994 con las eliminatorias, el equipo escocés apenas perdió dos partidos oficiales en dos años: ante Rusia en la fase preliminar y luego 2-0 frente a los ingleses en Wembley.
Pero de aquel 11 no había nadie como Corazón Valiente: Gary McAllister. El capitán de la Selección portaba la playera 10. De elegancia, sólo destellos. Guerrero al máximo. Siempre jugó en equipos con genética de batalla: Motherwell, Leicester, Leeds United, Coventry y Liverpool, más identificado por tener el cuchillo entre los dientes que por la pasividad de la estética.
En la Euro de 1996, empataron 0-0 ante la Holanda de Denis Bergkamp, Clarence Seedorf, Edwin Van der Sar. Y cerraron con una victoria ante Suiza por 1-0.
En los tres cotejos de la primera fase, McAllister jugó los 90 minutos y fue el capitán. Gritando, barriendo, peleando... Peleando hasta el final, el último gran guerrero medieval de Escocia.
ivan.perez@eleconomista.mx