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Corona mantiene con ventaja a La Máquina

El cuadro cementero se impuso 2-1 en casa en el partido de ida de los cuartos de final del torneo Apertura-2012.

Jesús Corona levantó los brazos, apretó los puños, gritó como pocas veces un gol de Cruz Azul. Al mismo tiempo, en el otro costado de la cancha, Chaco Giménez, Javier Aquino y Mariano Pavone se fundían en un abrazo, con un Estadio Azul enloquecido tras presenciar el tanto que decretó la victoria 2-1 de La Máquina sobre León.

Es cierto que Aquino, Chaco y Pavone hicieron una gran jugada, todos tocando la pelota de primera intención para que finalmente Mariano fusilara a Christian Martínez y decretara el triunfo.

Pero si anoche Cruz Azul pudo sacar ventaja en la eliminatoria fue gracias a su guardameta, quien tuvo razones de sobra para festejar eufóricamente, una vez que sus compañeros mandaron el balón a las redes por segunda ocasión.

Jesús había ingresado a la cancha con calma, dando pasos lentos, pero firmes, mientras respiraba hondo y esbozaba una sonrisa, quizás presagiando que tendría una gran noche y se convertiría en la peor pesadilla de la ofensiva esmeralda. Segundos antes del silbatazo inicial, Corona trotó de un poste a otro de su portería, repasando las distancias que desde hace mucho ya tiene dominadas, listo para erguirse más tarde como una de las figuras del compromiso.

Ayer, los ofensivos leoneses lo intentaron, con la frente, con disparos de media distancia, dentro del área y con frentazos que llevaban etiqueta de gol. Pero el arquero de la Selección Mexicana decidió que, al menos en el primer capítulo de la serie, los recién ascendidos regresarían a casa lamentando su incapacidad para superarlo, pero con la esperanza de que al marcar un tanto de visitante, con el 1-0, en León, tendrían el pase.

Primero fue Sebastián Maz con disparo dentro del área; Chuy recostó a la derecha, botó la pelota, la abrazó con fuerza y luego sonrió antes de despejarla. Más tarde, comenzó a ajustarse el traje de héroe tras estirarse providencialmente y desviar un cabezazo de su compañero Gerardo Flores, que la banca visitante ya festejaba. Ahí, tendido en el césped, siguió disfrutando su partido, sabiéndose figura mientras sus compañeros lo reconocían.

Chuy supo serenarse hasta cuando fue superado y Sebastián Maz había puesto el 1-1 momentáneo; el arquero se levantó, ordenó a su defensa y regresó bajo sus tres postes, lugar en el que a dos minutos del final hizo otra gran atajada, con las yemas de sus dedos, cuando Carlos Peña ya preparaba su festejo.

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