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Decio de María, el zaguero que presidió a la Femexfut
Antes de ser presidente de la Federación Mexicana de Futbol, el exdirectivo jugaba como defensa en sus años como estudiante en el ITAM; también trabajó como servidor público durante los gobiernos de Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo.
La barrera del equipo estudiantil de la Universidad de Guadalajara toma su tiempo para acomodarse. Cometieron una falta cerca del área grande.
Lo pagarán caro.
Un defensa de la selección del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) —equipo que recibió la falta— corre en su dirección casi desde el medio campo. Los integrantes de la barrera no se dan cuenta del sprint del zaguero, ni que el árbitro silbó para que se cobrara el tiro libre. Sólo escuchan el disparo potente de Decio de María y luego su festejo de gol.
“Jugaba de defensa central. Era muy duro, no le daba miedo meter la pierna. Pero cuando era necesario darle toque al balón también lo hacía. Tenía buena técnica con ambas piernas y era uno de los baluartes de ese equipo”, recuerda Juan Carlos Belausteguigoitia, director del Centro de Energía del ITAM y compañero de equipo del ahora expresidente de la Federación Mexicana de Futbol (Femexfut).
De María integró aquella selección en la década de los 70, cuando cursaba su licenciatura en Economía. Belausteguigoitia lo describe como una persona alegre, que contrasta con la solemnidad con la que se presentaba en las conferencias de prensa.
—¿Decía albures?
Sí. Era uno de los que hacía más bromas a los compañeros. Por eso el equipo estaba siempre unido. En el terreno de juego era uno de esos zagueros que le gritaba a los compañeros para ordenarlos y tenía mucha comunicación con Enrique Bonilla.
—¿El presidente de la Liga MX?
Sí, en esa selección se conocieron y posteriormente se hicieron amigos. Enrique era mediocampista, aunque tenía más técnica que Decio.
Todos los que conformamos ese equipo lo recordamos con mucho cariño, porque tenía valores muy profundos como la unión y el trabajo grupal. Además de que éramos tan talentosos que fuimos subcampeones nacionales.
—¿Qué más recuerda de esa plantilla?
Nuestro lugar de entrenamiento. Nos juntábamos los martes y jueves por la noche a entrenar en la cancha de basquetbol del ITAM, porque la escuela todavía no tenía una cancha de futbol. Decio siempre acudía, aunque en esa misma época trabajaba en la parte administrativa con un director de orquesta.
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De María no pudo ser futbolista profesional, pero sí siguió ligado en la parte directiva. En 1984, pocos años después de que se graduó, fue miembro del Comité Organizador del Mundial de México 86, en el que coincidió con Arturo Olivé, actual director de la oficina de la NFL en México.
Luego se alejó del balompié y se convirtió en servidor público.
Fue nombrado subgerente de Información Financiera de Banxico de 1986 hasta 1988 y, posteriormente, en 1994, subsecretario de Promoción de la Industria y de Comercio Exterior, la antecesora de la Secretaría de Economía.
Fue en esa misma época en la que estuvo cerca de perder la vida.
Decio regresaba a la Ciudad de México de un viaje de trabajo. Venía en un coche en una autopista, cuando sufrió un accidente. Se levantó, salió del auto y observó que no tenía heridas de gravedad. Luego se comunicó con su jefe, le informó lo sucedido, dijo que se encontraba bien y que llegaría más tarde de lo previsto a su oficina.
“Pero su jefe le dijo que fuera al hospital a revisarse. Decio le hizo caso y, cuando se sometió a la primera revisión, los doctores le dijeron que tenía hemorragias internas. Si no hubiera ido a revisión médica, es probable que hubiera fallecido”, cuenta Belausteguigoitia.
De María pasó mes y medio internado para recuperarse de las secuelas del accidente. Pero eso nunca afectó su buen humor. Cuando su excompañero de equipo lo visitó en el hospital, siempre lo recibió con una sonrisa.
En los actos públicos, añade Belausteguigoitia, da la impresión de que tiene mal carácter, pero en realidad es muy empático y tiene una calidad humana excepcional.
Entonces, ¿qué actitudes le molestan?
La deslealtad y el engaño es algo que no soporta. Porque representa todo lo contrario a los valores que tiene.
—¿Qué lo hace feliz?
Su éxito basado en el esfuerzo y la unión con todos los que integran su equipo de trabajo. Como el que teníamos en la selección del ITAM.
Antes de ser negociador, representante de la FMF, fue un zaguero que dejó en la memoria de sus compañeros jugadas decisivas y valores con los que se dio a conocer en su juventud.
alain.arenas@eleconomista.mx