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Denuncia en la Sub 20 femenil, el hecho que exhibió los vacíos
La solicitud de investigación por acoso sexual emitida por una jugadora de la Selección y advertida a la Femexfut, destapó las deficiencias en la resolución de conflictos con base en una estructura respaldada en perspectiva de género.
Han pasado ya 10 días desde que la Federación Mexicana de Futbol tiene en la mesa la denuncia por acoso sexual hecha por una jugadora de la Selección Femenil Sub 20, en la que acusó a un miembro del cuerpo técnico, y aún no existe ni un esbozo de las acciones que se tomarán para garantizar a largo plazo la protección de toda jugadora ante conductas que hostiguen su carrera deportiva.
La solución al problema se expuso en un comunicado. La FMF se cerró a comentar más del tema y todo quedó por escrito. Retiró del cargo a la entrenadora Maribel Domínguez y al preparador físico Roberto Melville, deslindó a la psicóloga Parma Aragón de cualquier vinculación al problema. También, explicó que se hicieron unas 20 entrevistas internas para concluir que no encontró pruebas ni evidencia alguna de acoso o abuso sexual, pero sí confirmó “falta de liderazgo y conductas inapropiadas”. Cada punto abre un tema y quedan muchos cabos sueltos.
En cuanto al reglamento aplicado, la FMF mencionó el código interno de conducta denominado Código Fair Play. ¿Pero cuál es el protocolo a seguir? ¿es suficiente un código?
”Nadie conoce los protocolos que sigue la FMF en casos que involucran un posible caso de acoso u hostigamiento sexual, sin embargo, derivado de las normativas que surgen de la ‘Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida libre de Violencia’ y de otras normativas que atienden las situaciones de acoso en ambientes laborales, se esperaba que la FMF tuviera una figura específica para atender estos casos, un comité específico con perspectiva de género. La denuncia tiene que venir de la persona acosada u hostigada, y se espera que la FMF acompañe la decisión de las jugadoras, ofreciéndoles las herramientas de acompañamiento y reparación de daño que la persona acosada requiere”, explica a este medio Claudia Pedraza, investigadora especialista en temas de género y deporte.
La postura de la FMF fue una reacción inmediata y no un plan con estructura a largo plazo. Separó al cuerpo técnico, promueve los lineamientos de conducta y “refrenda el compromiso para atender cualquier queja o solicitud de investigación que se realice a través de los canales adecuados, como la línea interna de comunicación Fair Play”, apunta en su comunicado.
No se indica la intervención definitiva de especialistas en temas de deporte y género, comisiones, reglamentos adhoc a este tipo de casos, ni se precisa si las 20 entrevistas fueron hechas con el conocimiento para abordar temas de violencia de género.
”Quedan más incógnitas y dudas de cómo se resolvió este caso. Primero ¿quién realiza esta investigación? ¿Cuál es la metodología? Se dice que hicieron entrevistas, pero esto requiere de herramientas adecuadas, sensibilidad de derechos humanos para no revictimizar, presionar o generar otras situaciones de violencia. Los que hicieron las entrevistas ¿están capacitados en temas de género o violencia?”, subraya Claudia Pedraza
En otros países, como Estados Unidos, este tipo de denuncias toman semanas de juicio, se involucran varias figuras como Sindicatos, Federaciones, asesores jurídicos. Las sanciones están preestablecidas y no está a discreción quién realiza la investigación. Un ejemplo es el caso de las 13 gimnastas, entre ellas la campeona olímpica Simone Biles, cuando denunciaron haber sido víctimas de abuso sexual por el ex doctor del equipo, Larry Nassar. Ganaron el juicio, se les indemnizó y después, reclamaron al FBI más de 1,000 millones de dólares por no haber frenado al ex doctor del equipo. La cultura de la denuncia es fortaleza y se conocen a las personas afectadas.
Ana Paola López Yrigoyen, ex delantera de las Tuzas del Pachuca y politóloga por el ITAM, indica a El Economista las consecuencias de los vacíos en la impartición de justicia en el caso de las jugadoras Sub 20.
“Teniendo la oportunidad de haber obrado distinto e iniciado una investigación capaz de proteger a las jugadoras, no pasó, y también se ve qué pasará en esos casos después. No es claro qué plan tiene la FMF a futuro. Se entiende la confidencialidad y necesidad de proteger la identidad del denunciante, pero ¿Cuál es el protocolo? no hay ni esbozo de eso. Se sabe que los sindicatos de atletas en Estados Unidos son muy fuertes, eso en México no es una realidad, no tenemos uno, sino una Asociación (Asociación Mexicana de Futbolistas, AMFpro). En EU hay hasta series documentales de los casos de acoso o abuso sexual. México en impartición de justicia está atrás y el deporte mexicano también refleja eso”.
También es una realidad que una jugadora al ser parte de la FMF, se sujeta a sus reglamentos y al tratamiento que hacen de la información, tal como se hizo en 10 párrafos del comunicado.
Agradecemos el respeto a los involucrados y los exhortamos a evitar especulaciones o afirmaciones sin fundamento que atentan contra las personas señaladas”, apunta en el cierre del texto.
Ni la CONADE, como organismo rector de deporte en méxico, ni AMFpro, FIFPro (Federación Internacional de Futbolistas Profesionales), Ministerios, abogados o demás figuras, pueden intervenir sin la denuncia de la parte afectada.
“Hacerlo por fuera es declararle una batalla legal a un club o a la FMF. Es posible, pero es un show legal, pago de abogados, peleas, y ellas dependen de la Federación para jugar en Selección, que es un sueño. En cuanto a los protocolos, nadie sabe nada. Chance, vas a recursos humanos. En general, hay mucha autocensura. Si se habla con alguien de estos casos, se hace con alguien de más confianza dentro de la institución, pero no para una investigación real y genuina”, señala Ana Paola López Yrigoyen.