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Dória, del balón de plástico al sueño del título con Santos

El defensa de los Guerreros dice que en México busca revalorizarse en el mercado, en una posición que cada vez exige más. “Seguir con este ritmo para aumentar mi valor”, cuenta a El Economista.

En Brasil se llama “diente de leche” al primer balón que recibe un niño. El de Matheus Dória fue un obsequio de su padre, Élio Macedo, una pelota de plástico mucho mejor que las botellas aplastadas que pateaba cuando tenía cinco años. Actualmente, a sus 26, el defensa central de Santos Laguna tiene recuerdos de su infancia muy presentes por los principios que sigue practicando: la humildad, la sinceridad y la memoria al lugar de origen.

Su padre, que permanece en Brasil con su mamá y hermano más pequeño, respaldó su sueño por el futbol, eso significó estudiar en la escuela nocturna para poder entrenar durante las mañanas. Élio se volvió la voz de la consciencia de Dória, las verdades que le decía aunque doliera, lo ayudaron a desarrollarse y debutar en su primer equipo profesional a los 16 años, el Botafogo de Futebol e Regatas U17.

“Siempre crecí así, fui educado de esa manera. Por más que me doliera, mi padre me decía la verdad, cuando no estaba concentrado o jugando bien. Él tiene una frase que siempre me menciona: es mejor estar rojo por cinco minutos que cagado toda la vida o estar enojado cinco minutitos que tener problemas toda la vida”.

Entregado al futbol desde antes de depender económicamente de él, Dória nació con valor acreditado, es decir, viene de un país exportador de jugadores y con el futbol entre las venas del territorio más grande de América Latina, con una extensión de nueve millones de kilómetros cuadrados y habitado por más de 200 millones de personas. En la última década, Brasil ha sido junto a Argentina, exportador mundial de jugadores. El 81% de las federaciones en el mundo cuenta con al menos un brasileño en sus plantillas, según el Observatorio de Futbol CIES.

“En Brasil el primer regalo de un niño es ‘ropita’ o un balón de futbol. A pocos kilómetros de distancia te encuentras una cancha, ya sea pequeña, de salón, sintética, de barrio. El futbol es una manera de ayudar a la gente que vive en malas condiciones económicas, de apoyar a los jóvenes de las favelas a que conozcan responsabilidades y otra ocupación que no sean las drogas o bebidas alcohólicas, que es una manera de ver la vida con la que crecen y creen que es lo correcto”.

Granada FC, Olympique de Marseille, Yeni Malatyaspor, la selección brasileña sub 20, 23 y el primer equipo han sido sus experiencias previas, donde coincidió en la cancha con estrellas como Thiago Silva, Neymar, André-Pierre Gignac.

“Thiago jugaba en el PSG cuando llegué a Marseille. Me escribió el primer día: Bienvenido, lo que necesites acá en Francia, avísame, a la hora que sea. No sé cómo consiguió mi número pero recibí un mensaje suyo sin conocerlo antes. No creía que un jugador de clase mundial me iba a escribir. Destaco su humildad, hay muchos jugadores que no han logrado nada y se creen los mejores del mundo”.

Después, en el 2018, llegaron los ojos del Santos Laguna. José Riestra, entonces vicepresidente del equipo, lo visitó en Francia para hacerle la propuesta de venir a México. El equipo que acababa de ganar su sexto título (Clausura 2018) se desmanteló, vendieron a Néstor Araujo, Carlos Izquierdoz y Djaniny Tavares, quienes firmaron con el Celta de Vigo, Boca Juniors y Al-Ahli Saudi FC, respectivamente.

“Se fue el capitán Izquierdoz y necesitaban reforzar la defensa. Pepe Riestra me platicó el plan, fue algo importante porque se trataba de un contrato largo, confiaba en mi trabajo. Sobre el scouting, la gente de inteligencia deportiva tiene todo de primer mundo, me ha ayudado a mejorar".

Dória fue en el Guardianes 2021 el segundo jugador y extranjero más valioso de la nómina actual, con un valor de 5. 5 millones de dólares, de acuerdo a Transfermarkt, y respecto a los ocho brasileños del torneo, el mejor cotizado.

Como defensa central, Dória reconoce que en esta posición se exige cada vez más que sólo defender “para mí es dejar la portería en cero, lo que te diferencia de los demás es saber posicionarse bien, no equivocarse en los pases, estar en todas las jugadas, a veces se cree que estar corriendo todo el tiempo es ser un buen central”.

Dória alcanzó su máximo valor en el mercado de fichajes cuando cotizó en 8.8 millones de dólares en el 2014 con el Botafogo, es decir, un año previo a su primera mudanza al Olympique de Marseille.

¿Qué consideras que te faltaría mejorar para revalorizarte?

“Conquistar los títulos y mantener el nivel que tengo en Santos, espero que sea algo que sirva para aumentar mi valor en el mercado de fichajes, considerando que llegué a Santos viviendo un buen momento, es importante seguir con este ritmo. Por ahí si tengo suerte de regresar a la selección o ser el deseo de otros equipos grandes de Europa, esto depende de mantenerse entre 5 a 7 años en el mismo nivel” .

Dória mantiene el romanticismo. Desde los 11 años de edad se enamoró de la zaga “porque puedo ver a los compañeros distribuidos en el campo y me facilita mi trabajo, me siento más cómodo organizando al equipo”.

Hoy es un líder en el vestuario, organizó al equipo para agradecer la presencia de los fans en el estadio Corona, después de perder la final de ida del Guardianes 2021.

marisol.rojas@eleconomista.mx

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