Lectura 3:00 min
Eder Sánchez, la esperanza de la marcha mexicana
A sus 25 años, el marchista mexicano espera conseguir un metal en Londres, luego de sus decepciones en los Juegos Panamericanos y el Mundial de la especialidad en el 2011.
Londres. El marchista Eder Sánchez volverá a ser la gran esperanza de medalla del atletismo mexicano en los 20 kilómetros en los Juegos Olímpicos de Londres, donde tratará además de dedicar un éxito a su padre, fallecido este año.
Víctor Sánchez murió en marzo y Eder perdió no sólo a su padre sino a su inspirador deportivo, ya que era también el hombre que le entrenaba y que guiaba sus pasos en la marcha, una responsabilidad que sigue en familia porque ese papel lo asumió su madre, Graciela Terán.
Su familia siempre estuvo muy ligada al atletismo y desde muy pequeño Eder tuvo claro que su vida iba a estar en la marcha, una disciplina que México ha convertido en su especialidad, después de los éxitos del pasado.
Mi padre, que ya no está conmigo, fue una gran persona para mí, fue mi maestro. Y mi madre siempre estuvo conmigo, en los buenos y los malos momentos. Les voy a estar agradecido toda la vida", comentó en una reciente entrevista con Mediotiempo.
A sus 25 años, el marchista de Tlalnepantla lleva ya varios años compitiendo contra los mejores del mundo, a la sombra primero del ecuatoriano Jefferson Pérez, la gran estrella de los últimos años, y ahora de Valery Borchin, vigente campeón olímpico y mundial.
El nombre de Sánchez empezó a hacerse popular en su país cuando en 2004, con 18 años, destacó con un cuarto lugar en los 10,000 metros de un Mundial júnior en Italia, lo que le convertía en una de las esperanzas del país en las pruebas de resistencia.
En 2005, disputó su primer Mundial absoluto, en Helsinki, donde consiguió un meritorio octavo lugar en los 20 kilómetros marcha, la especialidad en la que trabajó desde entonces y donde en 2006 fue subcampeón en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Cartagena de Indias, en Colombia.
El Mundial-2007 de Osaka confirmó su progresión con un cuarto lugar, rozando ya las medallas, pero en los Juegos Olímpicos de Pekín de 2008 sólo pudo acabar decimoquinto, en la que es posiblemente la mayor decepción de su carrera.
En 2009, se recuperó con su bronce en el Mundial de Berlín y en 2010 se proclamó ya campeón en los Centroamericanos y Caribeños de Mayagüez (Puerto Rico).
Al Mundial de Daegu-2011 llegaba con altas expectativas, pero acabó en un decimoquinto puesto muy lejano a lo que esperaba, mientras que en los Panamericanos de Guadalajara, también en 2011, sólo pudo ser sexto, por lo que los Juegos londinenses llegan además con aroma a revancha.
"Desde mañana mismo voy a empezar a prepararme para los Juegos Olímpicos", dijo justo tras su revés en los Panamericanos.