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El área técnica, la otra tribuna del Clásico

Mientras Manuel Lapuente se pasó todo el compromiso llevándose sus manos entrecruzadas de la espalda hacia el frente para cruzar los brazos, José Luis Real no las sacó de los bolsillos de su saco.

Mientras Manuel Lapuente se pasó todo el compromiso llevándose sus manos entrecruzadas de la espalda hacia el frente para cruzar los brazos, José Luis Real no las sacó de los bolsillos de su saco. ¡No! No era un compromiso de pretemporada, pero debido a las pocas emociones, ambos técnicos cayeron repentinamente en el tedio y la desesperación al ver que sus pupilos echaron por la borda toda una semana de trabajo.

Si acaso Manolo pudo sentirse un poco más cómodo, ya que mientras El Güero Real vestía de traje azul, el estratega americanista optó por presentarse más sport y la chamara café que llevaba le hizo más fácil manotear de vez en cuando y flexionar cuantas veces fuera necesario su brazo para mirar el reloj y pensar si era momento de un cambio de estrategia.

Lapuente indicaba con su dedo índice hacia dónde tenían que mover las pelotas sus jugadores; José Luis optó por ayudarse con sus dedos para lanzar chiflidos a los suyos, que de poco o nada les sirvió las indicaciones que recibían de su técnico.

Quizás sólo el ver al técnico de las Águilas más de 60 minutos al filo de su área técnica permitía recordar a la afición que el duelo de ayer era un Clásico, ya que Manolo, lejos a su costumbre, se levantó de su banquillo y prefirió sufrir el partido más cerca de sus muchachos.

Al final, por más que movieron sus piezas y lanzaron indicaciones a la cancha, Lapuente y Real terminaron haciendo lo mismo: el primero tomándose sus manos a la altura de la cintura y el segundo chiflando sin sacar ni una sola ocasión sus manos de los bolsillos de su saco.

Tras 90 minutos de tedio, enojo, chiflidos y un sinfín de ademanes, ambos entrenadores regresaron a casa con un amargo sabor de boca, sabiendo que le fallaron a millones de fanáticos que esperaban mucho más de ellos y sus jugadores en el partido más importante de la temporada, y con la conclusión de que el jugar con sus extremidades y lanzar chiflidos no los llevarán a ninguna parte.

Ahora ambos entrenadores alistan las calculadoras para definir esta semana, muy probablemente, su destino en la Liga tras la fecha doble.

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