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El imperio que Peyton Manning construye

Las impresiones que Manning y compañía dejan a su paso permiten imaginarlos sujetando el trofeo Vince Lombardi.

Peyton Manning, el atleta más querido de la ciudad, partía. A la leyenda de la NFL y filántropo le consternaba emitir las palabras en ese discurso que avecinaba el fin del esplendor y la incertidumbre del futuro. He sido bendecido al poder jugar aquí y he sido bendecido al estar en la NFL. Realmente he disfrutado ser su mariscal , afirmó el nacido en New Orleans tras dejar Indianápolis.

La raíz de la partida de Colts tenía su origen un lustro atrás. Aquel no había sido un domingo cualquiera. Una buena segunda mitad con 244 yardas y tres anotaciones hacían suponer lo contrario en esa tarde del 2006, la temporada en que por fin, Peyton Manning ganaría el Super Bowl.

Todo parecía parte del juego. El golpe que le dieron los defensivos de Washington, Andre Carter y Phillip Daniels, en el que le despojaron del casco sólo era el riesgo obvio desde la posición de pasador. Peyton Williams se puso de pie, estiró el cuello y movió el brazo. Nada grave, en teoría, para un apasionado, obsesivo y controlador del futbol americano.

Se lució. Estaba encendido. Pero ése fue el año en el que redujimos sus lanzamientos en los entrenamientos. Pensé: ‘está envejeciendo y necesita descanso, ha hecho suficientes lanzamientos’. En retrospectiva, no tengo ninguna duda de que ahí iniciaron sus problemas de cuello , dijo su entrenador de aquel tiempo, Tony Dungy.

Los problemas en el cuello se recrudecieron: cuatro cirugías para remediar la lesión cervical fueron necesarias, una docena de médicos consultados, meses de rehabilitación, dolor que volvía y hasta versiones que hablaban de un tratamiento de células madre en Europa. A los 34 años, la figura con Tennessee Volunteers parecía acabada, encima, desechada por Colts, que se negó a pagarle 28 millones de dólares y con el que encabezó la reconstrucción desde su llegada al profesionalismo.

MUCHO TRABAJO PARA LOS ESTADÍGRAFOS

Las cámaras lo siguen en demasía y los micrófonos saturan el espacio para tener palabra de alguien que en el 2013 y a los 37 años es más que una resurrección. Siempre dispuesto, abierto a la retroalimentación de entrenadores y compañeros.

El nuevo Peyton depreda la NFL desde hace un mes. La apuesta de la visión ejecutiva de John Elway por deshacerse de Tebow y confiar en Manning hace dos certámenes está más que calificada.

El hashtag #PeytonManning genera millones de tuits cada semana, casi al tiempo en que las calculadoras se agobian para indicar que al ritmo que va, superará los 60 envíos de anotaciones y más de 6,000 yardas. Las proyecciones de los especialistas lo colocan con cifras que ni el mismo Elway hubiese imaginado en sus tiempos. El hijo de Archie incentiva a los estadígrafos.

UNA MENTE BRILLANTE A LA OFENSIVA

Peyton sabía que los estragos físicos y el paso de los años le habían quitado una de sus virtudes: la potencia de su brazo, situación que él mismo tiene en claro y que es un objetivo para quien ni en su juventud en Indianápolis conquistaba el juego aéreo de tal forma.

Cuestionado por este diario, Scott Kacsmar, comunicador que ha escrito algunos artículos acerca de Manning y colaborador para Bleacher Report y Football Outsiders, cree que el brazo de Manning se acerca a lo que fue en Indianápolis. Desde aquella segunda mitad cuando diezmó a Ravens, se vio fuerte. La temporada pasada no se podía apreciar la fuerza de su brazo .

A Peyton no le es suficiente lucir sobre el emparrillado, jueves, domingo o lunes. Nunca deja de pensar en el juego y todo comienza con el análisis del video del encuentro anterior hasta depurar el último detalle. Siempre se prepara duro , cuenta su entrenador, John Fox.

En tanto, Ciro Procuna, comentarista y analista de ESPN Deportes, consultado por El Economista, asevera que estamos ante un mariscal de campo brillante, amante del futbol americano. Se ha convertido en un maniático de la perfección, de ir puliendo un sistema y desarrollar un lenguaje verbal y no verbal con sus receptores y el resto de su ofensiva .

El liderazgo de Manning, quien lleva 20 envíos de anotación, 1,884 yardas y una intercepción en el 2013, es destacado por Procuna, puesto que es más que un jugador sobre el campo: Es disciplinado y se convierte auténticamente en el coordinador ofensivo en la cancha. El diseño del sistema, el estudio del rival y la jugada que viene están en buena medida en sus manos .

Otra parte esencial es el talento que rodea al 12 veces convocado al Pro Bowl -según Kacsmar-, al asentar que Demaryius Thomas, Eric Decker y Wes Welker son blancos que favorecen mucho todo el potencial de Peyton debido a la fortaleza física e inteligencia para recorrer buenas rutas. Va a ser casi imposible frenar esa ofensiva. No pudo tener algo mejor (que un grupo de receptores así) a sus 37 años , sostiene.

Pero la dominante marcha de Peyton también debe tener reservas. Ciro argumenta que en cinco semanas transcurridas no le ha tocado enfrentar a defensivas competitivas y que las semanas que restan por enfrentar son de poco nivel de dificultad.

Las impresiones que Manning y compañía dejan a su paso permiten imaginarlos sujetando el trofeo Vince Lombardi, a pesar de que el hermano de Eli lleva un anillo en dos citas al gran domingo.

Es injusto que a Peyton Manning se le juzgue por el número de anillos de Super Bowl. Se debe ver más allá de la forma en que puede transformar un equipo. Sin duda, es uno de los mejores de la historia , remata Procuna.

diego.fragoso@eleconomista.mx

rgs

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