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El imperio ruso conquista el deporte
El futbol y la NBA proporcionan a millonarios como Mijaíl Prójorov ganancias y reconocimiento.
Con el ejemplo de los jeques árabes, que en los últimos años han incursionado en los deportes, principalmente en el futbol, los multimillonarios rusos han optado por incluir como parte de sus negocios la compra de equipos ya sea total o parcialmente
El pionero en incursionar en el balompié fue el magnate Román Abrámovic. Uno de los hombres más ricos del mundo que tiene en el futbol su deporte preferido, en junio de 2003 compró al Chelsea inglés y de inmediato reconstruyó a The Blues.
Después de 50 años sin levantar la Liga inglesa con las incorporaciones de jugadores de renombre como Michael Ballack y Andrei Shavchenko, Abramovic conoció lo que es ser el dueño de un equipo campeón en la Premier League en la temporada 2004-05, reconocimiento que repitió la siguiente campaña.
Sin embargo el millonario ha visto frustrado su deseo de tener al club campeón de Europa y no ha logrado levantar la Champions League en su mandato. El Chelsea acaricio la Orejona en 2007 pero sucumbió ante el Manchester United en la final del torneo más importante de clubes.
Además de su gestión como dueño del Chelsea, la compañía petrolera que dirige Román, Sibneft, posee los derechos del CSKA Moscú de su país natal. La inversión del empresario en dos equipos ha ocasionado que la UEFA tenga en la mira las negociaciones del ruso, debido a que el órgano rector de Europa prohíbe que un propietario sea dueño de dos equipos.
Boris Berezovki, socio de Abrámovic en la empresa Sibnef, siguió los pasos de invertir en el futbol y tuvo polémicas intervenciones en el West Ham de Inglaterra y el Corinthians de Brasil.
A Berezovski se le acusa de reventar el mercado carioca, ya que en su estadía en el club, los paulista se armaron con un equipo millonario que tenía como estandartes a los argentinos Carlos Tévez y Javier Mascherano, y que concluyera con la obtención del campeonato amazónico en 2005.
Otro multimillonario involucrado en el balompié mundial es Alisher Usmanov, que ostenta el 25% de las acciones del Arsenal inglés. Usmanov con una fortuna estimada en 3.500 millones de billetes verdes desea adquirir el 100% de la entidad a pesar de que los demás inversionistas, en su mayoría británicos, han pactado no cederle sus acciones al ruso.
Si Usmanov consigue hacerse con más del 29.9% de los activos del los Gunners se vería obligado a realizar una oferta por el club, de acuerdo a la legislación bursátil británica, justo lo que quiere el magnate.
El empresario metalúrgico Mijaíl Prójorov, que según la revista Forbes es el ruso más rico con una fortuna de 9.500 millones de dólares, también ha intentado emerger como dueño de un equipo profesional. Primero quizó comprar a la Roma a cambio de 486 millones de dólares, 368 para salvar al club que tiene graves problemas financieros y 118 para adquirir nuevos jugadores.
Sin tener una respuesta clara del conjunto italiano, el millonario hizo una oferta para hacerse con los Nets de Nueva Jersey de la NBA. La propuesta del presidente de Onexim Group fue de 700 millones de dólares y la construcción de un nuevo estadio.
Los rusos han encontrado en el futbol y ahora en el basquetbol un medio para invertir su fortuna que les reditúa ingresos a su enorme riqueza, les brinda reconocimiento a nivel mundial y además les representa un hobbie en su vida de empresarios
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