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El infierno está en la cancha del Galatasaray

El ruido, la hostilidad y fuego que emanan de las gradas serán los factores a los que se enfrentará Real Madrid hoy, en el juego de vuelta de la Champions.

Galatasaray construyó, como casa, un infierno para los rivales: Turk Telekom Arena. La marea roja del estadio más grande y moderno de Turquía crea una atmósfera que se convierte en aliada debido al ruido, hostilidad y fuego que emanan de las gradas. Pese a la ventaja de 3-0 en el marcador, Real Madrid sufrirá el rigor de 52,000 aficionados que buscan ser parte de una remontada histórica que les permita llegar a las semifinales de Champions League.

Desde enero del 2011, el nuevo recinto del equipo turco alberga a una de las aficiones más sudamericanas del continente europeo. La pasión que manifiestan los seguidores ilumina el estadio de escarlata por bengalas, banderas monumentales, rostros pintados y máscaras que portan los aficionados, que ayudan para tener sólo ocho derrotas en 45 encuentros que han disputado allí.

Un rasgo que sobresale y se asemeja a la pasión latina son los cantos y saltos que realizan los seguidores durante todo el partido. Como si se tratara de un estadio argentino, los turcos viven el encuentro al filo de las vallas de protección con bufanda en mano.

No obstante, según el sitio oficial del club otomano, que cita la ley sobre prevención de la violencia en competencias deportivas, se prohíbe el ingreso a los recintos deportivos con bombas de humo, bengalas, así como consignas o cantos colectivos que ofendan a rivales, directivos, entrenadores o árbitros durante el encuentro.

El estadio que costó 210 millones de euros, por el cual la empresa de telecomunicaciones Turk Telekom pagó 10.5 millones de dólares por darle el nombre durante una década, tiene la categoría de cinco estrellas por la UEFA y también ostenta el récord Guiness del partido más ruidoso. En el 2011, durante el Clásico del futbol turco, ante Fenerbahce, se alcanzaron 131 decibeles (db) de ruido, sobrepasando el umbral del dolor que se alcanza a los 120 db. A este nivel las personas registran pérdida de sueño, desequilibrio y sordera temporal pero progresiva si la exposición es prolongada.

El ruido que generó aquel encuentro sobrepasó el sonido de un motor de avión en marcha (120 db), un concierto (110 db) y el tráfico en la ciudad (90 db). La organización de sus aficionados también es un rasgo que sobresale, en el duelo de ida de cuartos de final de la Champions League, 3,500 entradas fueron cedidas por Real Madrid para el equipo visitante; sin embargo, 1,500 más obtuvieron boletos a través de la venta por Internet y un total de 15,000 seguidores viajaron en 33 vuelos desde Estambul a las calles de Madrid.

El fervor de los otomanos llegó hasta intentar cavar un túnel para ingresar al Veltins Arena de Schalke 04 en la instancia anterior de la Champions. En el último partido en casa, dos seguidores irrumpieron en la cancha en busca de agredir al árbitro, tras la expulsión de Dany Nounkeu, jugador de los leones.

Los aficionados turcos ya esperan a Real Madrid y quieren darle la bienvenida, como hace un año lo hicieron con Manchester United, cuando en el aeropuerto y tras romper cristales, encender bengalas y lanzar consignas surgió una pancarta con la leyenda: Bienvenidos al Infierno .

eduardo.hernandez@eleconomista.mx

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