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Gutiérrez y Marrón triunfan en La México
Una novillada de buena presencia, con astados emotivos y nobles sin faltar el frijolito en el arroz con el quinto y sexto fue la que mandó José Marrón Cajiga para la segunda novillada de Reapertura de La Plaza México.
Una novillada de buena presencia, con astados emotivos y nobles sin faltar el frijolito en el arroz con el quinto y sexto fue la que mandó José Marrón Cajiga para la segunda novillada de Reapertura de La Plaza México.
Fue en el cuarto de la tarde, de nombre ‘Chilaquil’ y cuyos restos merecieron los honores del Arrastre Lento, qué el todavía novillero Héctor Gutiérrez lanceó por delantales para luego llevar ante el picador al noble burel, para que éste le diera un gran puyazo y estuviera a punto de ser derribado por la fuerte acometida del también bravo novillo, al que luego le realizó un quite por gaoneras y pudiera ver cómo su banderillero Christian Adolfo Sánchez saludaba en el tercio tras colocar dos excelentes pares con mucha exposición.
La faena de muleta la inició con estatuarios y sin reponer terreno para después hilar series por el lado derecho citando de largo, con temple y mando para oír los olés del público asistente; luego por naturales alternados con trincherazo y una dosantina muy lenta, más derechazos, adornos y tanda de manoletinas de rodillas para terminar su labor de un pinchazo del que se llevó un arropón y una estocada entera de la que salió también golpeado del embroque. Se temió que llevara la cornada pero no pasó a mayores y regresó para contemplar como doblaba y la gente se entregaba pidiendo le fuera entregado el trofeo que finalmente otorgó la autoridad, misma que también otorgó el arrastre lento al noble burel.
Ya en su primero, de nombre ‘Pastelito’, el aguascalentense lanceó variado y toreó por ambos lados con la franela para luego matar de estocada muy baja y un golpe de descabello y saludar en el tercio. Su banderillero Fernando García hijo, saludó en el tercio tras parear muy comprometido.
El segundo espada Sebastián Ibelles, recibió a ‘Pastor’, un noble ejemplar al que lanceó a la verónica, llevó por mandiles ante la cabalgadura y toreó por ambos lados con doblones de buena ejecución, por el lado derecho resaltó el temple pero le asaltaron las dudas y al no confiarse decidió abreviar para, de certera estocada, pasaportar y saludar en el tercio. Con el segundo de su lote y quinto del festejo de nombre ‘Párroco’ poco pudo hacer ante lo aplomado y parado que resultó. Abrevió y de dos pinchazos, una estocada entera y un golpe de descabello, mató para escuchar un aviso al término de su actuación.
Se presentó el jalisciense Julián Garibay con ‘Parlanchín’, noble y emotivo astado con el que logró mostrar buenas maneras, valor a toda prueba y ganas pues los lances, el temple, mando y cabeza fría fueron su constante, ni siquiera se vio la ropa luego de ser prendido y rasgado a la altura del glúteo derecho y de no haber matado al segundo golpe de descabello, estaríamos consignando un debut triunfal pero sólo quedó en una fuerte ovación. Con el sexto, último de la tarde de nombre ‘Patrón’, que sustituyó a ‘Papelero’ que se fracturó la pata izquierda trasera, el novel torero mostró voluntad y tesón, mató de estocada baja y le aplaudieron.