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Klinsmann, el DT que alista la reforma en EU

La Selección de las barras y las estrellas desafía la tradición. La mezcolanza de grandes entrenadores exige honores. Jürgen Klinsmann se convierte en el estratega que hará trepar a Estados Unidos al siguiente nivel .

La Selección de las barras y las estrellas desafía la tradición. La mezcolanza de grandes entrenadores exige honores. Jürgen Klinsmann se convierte en el estratega que hará trepar a Estados Unidos al siguiente nivel .

Klinsmann fue presentado ayer como entrenador sustituto de Bob Bradley y prometió futuro. Para él no es inesperado, el pasado lo respalda. Llegó la hora de que el alumno supere al maestro.

La importancia de sacar provecho a los jóvenes jugadores la aprendió de su primer entrenador Horst Butz, quien le mostró en su club debut -Stuttgarter Kickers- los beneficios de la velocidad para atacar cuando se carece de experiencia.

Con el alemán Helmut Benthaus, entrenador de su segundo equipo (VfB Stuttgart), presenció el mejor ejemplo de que el éxito como jugador te brinda armas para también obtenerlo como entrenador. Una conjugación de gloria que hoy se ha impuesto y Estados Unidos le brinda la oportunidad: Brasil 2014.

La más intensa etapa de aprendizaje la vivió en los 90 en el Inter de Milán, con Giovanni Trapattoni como técnico, a la par de su participación en la Selección Alemana que le impuso a Franz Beckenbauer como maestro. Su desarrollo como killer fue inducido.

Trapattoni lo atrapó en la necesidad de triunfo, Beckenbauer lo liberó para adaptarse a cualquier posición y encontrar oportunidad de gol. El talento alemán estaba moldeado, el Mundial de Italia 1990 lo expuso a los ojos del mundo.

A su estancia de dos años en el AS Mónaco con el timonel Corrado Orrico le debe la perseverancia, sacar a clubes del hundimiento ya no le representa un imposible, sí un reto.

Como tampoco le resulta inal­canzable convertir al Estados Unidos defensivo en una escuadra de total ataque. El entrenador David Pleat le dio la enseñanza final, con él aprendió táctica y a formar un dúo de ataque interminable.

Ayer Estados Unidos abrió la puerta a la transformación después de 21 años. La inexperiencia, el hambre de éxito, la perseverancia, la táctica y el ataque interminable lo encontró en un sólo jugador, que como entrenador ni siquiera tiene que tocar la pelota para llevar un juego al éxito.

Y si por algún motivo las enseñanzas de sus maestros no son suficientes para posicionar a Estados Unidos por encima de México y a la par de Argentina o Brasil, sus tres participaciones mundialistas lo respaldan para abrir el nuevo futuro de la Selección de las barras y las estrellas, que por primera vez prueba la diligencia de un alemán para llegar al éxito.

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