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LeBron James: disciplina y ambición vigente en NBA
A sus 38 años, la estrella de los Lakers mantiene su calidad y jerarquía con base a un entrenamiento inteligente. Eso le permite aspirar por otro título y por el sueño de jugar junto a su hijo en próximas temporadas.

Acercarse a los 40 años es visto dentro del deporte profesional como una alerta de que se acerca el final, donde cada vez se hacen más frecuentes las lesiones, ausencias y bajas de juego. Pero hay atletas que con base a disciplina e inteligencia logran sortear esos obstáculos y mantener su calidad sin atarse a la edad. Uno de esos casos es LeBron James.
A sus 38 años, ‘King LeBron’ está de nueva cuenta bajo los reflectores de las instancias definitivas de la NBA, encarando las finales de la Conferencia Oeste ante Denver Nuggets y otra vez con el sueño de alcanzar un título, que ya sería el quinto dentro de su palmarés y el segundo desde que llegó a Los Ángeles Lakers.
“El éxito de LeBron es la consistencia, si podemos definir su carrera con una palabra sería esa porque se ha cuidado, invierte mucho en su preparación fuera de la temporada, es muy disciplinado y realmente no ha tenido una lesión seria, es alguien que cuida mucho su cuerpo, por eso a pesar de que ya no es una súper estrella es un jugador que mantiene un gran nivel a sus 38 años, cuando hay otros que a esa edad ya están retirados o son suplentes”, explica a El Economista, Guillermo García, analista de NBA en Claro Sports con 11 años de experiencia.
Bajar un escalón de extraordinario a buen jugador ya se nota en sus estadísticas: jugó 55 partidos en esta temporada (2022-23), igualando la segunda cantidad más baja en sus 20 años de trayectoria en la NBA que ya había tenido en la campaña 2018-19 y sólo por detrás de la 2020-21, en la que participó en 45.
Jugar en menos de 60 partidos hizo que esta temporada fuera la primera vez que no recibió ni un solo voto en la lucha por el MVP de la fase regular, cuando hace poco más de una década arrolló con cuatro de estos premios entre 2009 y 2013. Las señales de la merma del rendimiento son normales pero no alarmantes, destaca Aldo Vargas, preparador físico del equipo de la NBA G-League, Capitanes, y también de la selección mexicana de nado sincronizado y de taekwondo.
“No es evidente, pero es un hecho que hay un deterioro físico y cognitivo en él, simplemente por el hecho de que eso ocurre con todos los humanos. Pero considero que este deterioro ha sido poco por muchos factores a su alrededor, como el hecho de que esta temporada no fue el único referente de los Lakers, tiene un buen primer equipo y por eso cuando necesita descansar puede hacerlo, hay más jugadores que pueden suplirlo”.
Esta temporada hubo seis jugadores con más partidos que LeBron James en los Lakers, además de que no figuró como líder de su equipo en puntos (Austin Reaves), rebotes, bloqueos (Wenyen Gabriel), asistencias (Dennis Schroder) ni robos (Troy Brown Jr.). Sin embargo en playoffs sí lidera esas estadísticas de forma compartida con Anthony Davis (LeBron en puntos y asistencias y Anthony en rebotes robos y bloqueos).
Es decir, ya no es la única figura de su equipo, pero sigue siendo clave: “Normalmente cuando estaba en Miami y en Cleveland, incluso todavía hace tres campañas cuando los Lakers ganaron en la burbuja de Orlando, él era el que se echaba el equipo al hombro; ya no es el jugador dominante pero sigue teniendo un nivel bastante bueno”, apunta Guillermo García.
La baja natural en su rendimiento se explica por dos vías: la física y la cognitiva. La primera tiene que ver con su capacidad de recuperación en músculos, tendones, ligamentos y su presencia de proteínas y colágeno. “El que un atleta sea más grande quiere decir que se recupera más lento y en la NBA, que tiene una exigencia tan alta con partidos un día sí y otro no en playoffs es necesario priorizar la recuperación”, subraya Aldo Vargas.
En cuanto a lo cognitivo se va mermando la capacidad de tomar decisiones, reaccionar y de generar gestos de manera explosiva con la rapidez que demanda el basquetbol. Esas dos líneas de deterioro provocan que un jugador que supere los 35 años ya no pueda mantener un nivel de excelencia en partidos con uno o dos días de diferencia.
Contra ello, LeBron busca sostener su condición en la alimentación y sobre todo un entrenamiento eficiente: “Cuando termina la temporada no juega en Summer League (pretemporada) porque prioriza su recuperación. Hay dos claves en su preparación física: primero, que al llevar muchos años entrenando, ya conoce bien su cuerpo y sabe qué le funciona y qué no, entonces no experimenta cosas nuevas o sí lo hace estas le ocupan sólo un 10%, por eso su entrenamiento es más eficiente y puede recuperarse más rápido. También, al ser un atleta consolidado, hay capacidades como la fuerza, potencia y velocidad que ya tiene dominadas, entonces su trabajo y volumen de entrenamiento ya no es tan arduo”, describe el especialista de Capitanes.
“La tecnología es fundamental para que se mantenga en este nivel, pues aparte de su disciplina aprovecha muy bien avances en temas como cámaras hiperbáricas, tratamientos y alimentación. Incluso se dice que invierte en su físico y preparación alrededor de 500,000 dólares entre temporadas, eso es parte del resultado que tiene”, añade el analista de Claro Sports.
LeBron James está activo en la NBA desde que fue el pick 1 del Draft 2003 procedente de St. Mary-St. Vincent High School por parte de los Cleveland Cavaliers. Ganó las Finales de 2012, 2013 (con Miami Heat), 2016 (con Cavaliers) y 2020 (con Lakers), y esta temporada agregó a su currículum el convertirse en el máximo anotador en la historia de la liga.
A pesar de todos estos méritos aún tiene un sueño por cumplir, que es jugar junto a alguno de sus hijos en la NBA. Su primogénito Bronny es con quien podría conseguirlo, ya que forma parte de la Universidad del Sur de California (USC) y a partir de 2024 ya podría ser reclutado en el Draft. Ese sería el capítulo para cerrar todas sus metas deportivas.
“Él tiene todavía un incentivo para pensar en seguir activo y ese motivo es su hijo Bronny. En dos años todavía puede tener un nivel bastante bueno, él se visualiza así, es un jugador de retos y de lucha y seguramente se va a seguir preparando lo más posible, aunque ahí la clave serán las lesiones para ver si cumple ese sueño. Yo creo que le quedan todavía dos años más y hasta ahí llegará su carrera en la NBA”, evalúa Guillermo García.
Desde la óptica del preparador físico consultado por este diario, la carrera de LeBron podría extenderse un poco más: “Hasta cierto punto su retiro es un poco incierto, pero él pudiera mantenerse más con una buena dosificación de minutos y un gran plantel que lo rodee. Para mantener el nivel que tiene hoy probablemente serían uno o dos años más, pero bajando un poco el ritmo y el rendimiento, tal vez ya sin ser un jugador tan referente, sí podría tener incluso tres o cuatro años más en la NBA”.
Los Lakers buscan su título número 18 en la NBA para despegarse de los Boston Celtics como el único equipo más ganador en la historia de la liga y para ello cuentan con LeBron James como pieza clave, aunque no precisamente desde sus estadísticas, sino con otro tipo de cualidades.
“Tener a alguien como él aporta liderazgo dentro y fuera de la duela, tiene el respeto de los rivales que, aunque saben que ya no es tan dominante, saben que puede hacer algo distinto e incluso tiene el respeto de los árbitros, entonces cualquier jugador lo ve con admiración y respeto. Tenerlo de tu lado debe aportar tranquilidad porque él toma el peso en los momentos de presión por la experiencia que tiene de 10 finales jugadas. En playoffs, los equipos que ganan títulos son los que, además del talento, tienen experiencia, eso es muy importante en estas etapas”, concluye el analista deportivo.