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Lobos BUAP femenil, de la incertidumbre a la competitividad
El proyecto de Lobos BUAP femenil estuvo en peligro de desintegrarse, luego de que el equipo varonil descendió. Pero gracias a su entrenador, el club debutó este torneo en la Liga MX Femenil y busca trabajar sin la sombra del conjunto varonil.
La noche del pasado 21 de abril, Julio Cevada apagó el televisor.
El partido que había terminado de ver era la goleada del Monterrey sobre los Lobos BUAP. La derrota condenó al cuadro poblano a esperar a que ningún equipo del Ascenso MX tuviera la certificación para subir a Primera División y a esperar a que un grupo de inversores rescataran al equipo y reunieran 120 millones de pesos para mantenerlo en el máximo circuito.
Cevada compartía ese deseo.
Fue nombrado encargado y entrenador del proyecto de Lobos BUAP femenil desde su lanzamiento en agosto del 2017, por pedido de Luz Esparza, entonces presidenta del club e hija del rector de la BUAP, Alfonso Esparza. El equipo no pudo arrancar a la par del resto de los equipos de la Liga MX Femenil, debido a que no contaban con los recursos económicos para mantener el plantel.
Pese a lo anterior, Cevada se encargó de ser el pilar del proyecto. Organizó las convocatorias para las visorias de jugadoras, encabezó la selección de las futbolistas más talentosas y dirigió las primeras prácticas de la plantilla recién conformada. Después de esa noche de abril, también se encargó de mantener al equipo entrenando, pese a que existía la posibilidad de que se desintegrara sin que hubieran debutado en la Liga MX Femenil.
“Fueron momentos de incertidumbre, pero ¿qué podíamos hacer, si no dependía de nosotros mantener el club en primera división? No éramos empresarios y tampoco teníamos dinero. Sólo podíamos hacer lo que nos correspondía: entrenar día a día y tratar de estar preparados para el debut”, recuerda.
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—¿Estás bien, gorda? Ahorita vengo, dice Flor Sánchez, mediocampista de Lobos BUAP.
—Sí, hija. Aquí te espero, no te preocupes, responde Patricia Alcántara, su madre, quien carga en su bolsa unas galletas marías y un envase con fruta picada para la futbolista.
Alcántara tiene 18 años y Lobos es el tercer equipo en el que se probó y el único donde pudo quedarse definitivamente. Antes, cuenta Alcántara, hizo pruebas en Potros de la UAEM y Toluca, los clubes de la ciudad en la que viven, pero en ninguno logró establecerse.
Cuando la futbolista se enteró de las visorias de la escuadra poblana se trasladó desde Toluca hasta los campos de la BUAP (aproximadamente cuatro horas en auto), se probó y pudo quedarse en el plantel. Fueron, en total, poco más de 300 futbolistas las que acudieron a las visorias, calcula Cevada.
“Mi hija se fue a vivir en la casa club de Lobos, en Puebla. Le dan techo, comidas y traslados a los partidos y entrenamientos”, cuenta su madre.
—¿Cuál es el sueldo de su hija?, se le pregunta a Alcántara
—2500 pesos a la quincena, responde.
—¿Le alcanza para vivir?
—Hay veces en que nosotros la tenemos que apoyar, pero queremos que cumpla su sueño.
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El 21 de mayo pasado, Enrique Bonilla –presidente de la Liga MX- confirmó que la Federación Mexicana de Futbol aceptó el pago de los 120 millones de pesos de la fianza para que Lobos BUAP se mantuviera en la Primera División. Tres días después, Mario Mendivil y Juan Carlos Bozikian fueron nombrados como Director Deportivo y Presidente de la institución, respectivamente.
Pero la incertidumbre con el cuadro femenil se mantenía. Cevada no estaba seguro en su cargo, debido a que había sido contratado por la antigua administración del club. Sin embargo, Mendivil y Bozikián aprobaron su permanencia. El proyecto que construyó el entrenador tenía, al fin, certidumbre.
El debut del equipo llegó el 16 de julio en Toluca, la ciudad natal de Sánchez, pero Lobos perdió 4-0.
El club revirtió los malos resultados. Ganó el primer partido de su historia en casa ante el Cruz Azul en la fecha 2, luego empató de visitante ante Puebla, venció a Tijuana de local y perdió por un gol ante Pumas el sábado pasado en la Ciudad de México. Registra siete puntos y se coloca en quinto lugar del Grupo 1. La calificación no es descabellada para la BUAP.
“Esos momentos de adversidad nos sirvieron. Ese tiempo de espera nos fortaleció mentalmente como equipo. Nos sirvió para prepararnos, acoplarnos y conocernos más como futbolistas, cuerpo técnico y personas. Estoy seguro que el buen inicio de torneo sólo es una prueba de las cosas positivas que vienen para nosotros”, dice Cevada.