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Mamadou N’Diaye, un gigante del baloncesto por elección

El jugador senegalés de Correcaminos de UAT Victoria ha vivido en la LNBP un cambio en su personalidad al pasar de la introversión a la adaptación e interacción con los aficionados.

27.11.2019 - 05:52

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Cuando mides 7 pies con 6 pulgadas, algo así como 2 metros y 28 centímetros, es imposible pasar inadvertido. Mamadou N’Diaye es un basquetbolista senegalés que lejos de los ejemplos de atletas a los que se les impuso este deporte por su gran altura, lo hace por gusto y con gran diversión. Lo que sí es el caso es que busca cumplir las expectativas de la afición. “Piensan que eres bueno y la gente espera eso, así que tienes que esforzarte”, dijo una vez durante su etapa colegial.

Mamadou comenzó jugando futbol soccer como es común en su país, pero a los 10 años y, gracias a la inspiración de Shaquille O’Neal, lo cambió por el baloncesto. ¿Qué tanta importancia le dan en Senegal al desarrollo de los deportistas? N’Diaye responde a El Economista: “Es muy importante allá, porque los atletas se vuelven mejores cada año, pero la gente se enfoca más en el soccer que en el baloncesto”.

Tiempo después fue reclutado por Amadou Koundoul, en ese entonces era el coach asistente en la universidad de Seattle y llegó a jugar en la NCAA. En su momento fue el jugador colegial más alto; hace lo propio en la Liga Nacional de Baloncesto Profesional en México, donde la estatura promedio es de 1.95 metros y los jugadores más altos después de Mamadou miden 2.11.

El senegalés sale a la cancha e inmediatamente los aficionados le piden una foto, después de un par de complacencias les responde: “after, after”. Mamadou quiere incorporarse al calentamiento con sus compañeros, o a la fiesta podría decirse, es un Juego de Estrellas.

Pertenece al equipo Correcaminos UAT Victoria y fue convocado en su primer año al juego de mitad de temporada. Si en alguna estadística tiene la facilidad de liderar es en rebotes y lo hace con 10.5 por partido. En el 2018 tuvo un paso fugaz por Fuerza Regia, pero emigró al baloncesto de China y esta temporada, por petición del entrenador Luis García, está comprometido con los de Tamaulipas.

“Uno de mis amigos que solía jugar en esta liga me dijo: ‘Deberías venir a jugar en la liga mexicana, es divertida, es un país divertido, cosas como esas’. En ese entonces yo estaba jugando en China y en la G-league también, después de eso vine a Monterrey y luego regresé a China y volví (a México) este año y decidí jugar, es divertido, me gusta”.

N’Diaye disfruta el baloncesto. En México no es difícil que se sienta cómodo, la mayoría de los jugadores son formados en Estados Unidos, se comunican en inglés, un idioma que ya domina; el vivir con ellos lo ayudó en su proceso de adaptación: bromean, juegan y Mamadou se divierte poniendo el balón fuera del alcance de sus compañeros con sólo extender sus brazos.

“Mi experiencia en México ha sido muy divertida y buena, me gusta el país, la gente es muy linda y lo disfruto”.

Una fuente del club que prefiere permanecer en el anonimato explicó a este diario: “La gente de alguna manera lo aclamaba o lo veía por su estatura nada más, pero no, poco a poco, se fue incrustando en el sistema de Luis García, no se han dado los resultados, pero él ha tenido muy buenas participaciones. En un principio era algo introvertido y ahora es muy participativo, hemos tenido varias actividades extracancha en las que se ve más suelto”.

N’Diaye es por muchos centímetros más alto que el resto de los jugadores, disfruta de bloquear a sus rivales cada que se acerca al aro y a ellos les divierte intentar clavar el balón frente a él una y otra vez; es imposible. Se podría decir que su llegada a la NCAA salvó su vida. Tras sufrir una serie de dolores de cabeza, descubrió que tenía un tumor en la glándula pituitaria, la causa también de su peculiar tamaño, un padecimiento que, para escalar su extrañeza, se ha detectado en alrededor de 100 personas en Estados Unidos.

Mamadou superó dicha condición gracias a cirugía, mediante donaciones de caridad y con ayuda de sus guardianes legales, y prefiere dejarlo en donde pertenece, en el pasado.

Los planes y proyectos de Mamadou son diversos, en primera instancia, explotar al máximo su carrera como basquetbolista, al terminar la temporada en México buscará regresar a China o jugar en la liga del norte de México.

Entre sus planes a largo plazo se encuentran emprender en los negocios y seguir ligado al deporte: “Seguir jugando y tener mi propio negocio, un negocio grande, aquí o en Estados Unidos, yo vivo en Los Ángeles. Puede ser cualquier cosa, puede ser de marketing deportivo, cosas como ésas. Quiero hacer cualquier cosa relacionada al baloncesto, a los atletas o deportes, pues quiero estar en la industria del deporte”.