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“Me quería ir de Cuba y eso no es un delito”

El Beisbolista pasó más de 60 días encarcelado, al ser capturado en las tres ocasiones en las que buscó salir de su país.

“Si lo intentas de nuevo, te vamos a meter preso por más tiempo, puede ser uno o tres años”, ésa fue la advertencia para Henry Urrutia Rodríguez, después de que lo encarcelaron por tercera ocasión, su estancia fue de un mes y medio. Su falta fue querer jugar beisbol fuera de Cuba.

El beisbolista respondió que lo dejaran encerrado, porque lo iba a intentar las veces que fueran necesarias para lograr su objetivo y añade que no podía estar en prisión por tanto tiempo, “porque no estaba traficando con ninguna persona, me quería ir y eso no es un delito”.

La primera ocasión que intentó salir del país lo planeó durante dos meses, aunque el pelotero prefiere no dar detalles al respecto. Lo capturaron y pasó 10 días en la cárcel y eso le significó perder todo. Es el 2010.

“Me sacaron de la universidad, era mi quinto año  y estaba a punto de graduarme. Me suspendieron por dos años del beisbol. Me quitaron el trabajo, entrenaba a niños y fue una serie de cosas que no me dejó más opción: lo hago o me muero de hambre aquí”, relató Henry Urrutia.

El beisbolista originario de Las Tunas disputó cinco temporadas en la Serie Nacional de Béisbol. En su última temporada 2009-2010, ocupó la tercera posición al registrar un promedio de bateo de .397.

Lo que le empezó a incomodar es que, a pesar de los números que registraba, no era tomado en cuenta en los selectivos nacionales, quería un lugar en donde lo dejaran jugar.

Para su cuarto intento, logró llegar a República Dominicana, “fue una experiencia difícil, pero cuando tú miras atrás y los recuerdas, es un impulso para continuar, porque es un recordatorio de por qué salirte del país”.

Julio del 2012. El periódico The Baltimore Sun dio a conocer que Urrutia firmó para la franquicia de los Baltimore Orioles, por 778,500 dólares, pero es hasta el 2013 que comenzó a jugar en las Grandes Ligas.

En esa primera temporada participó en 24 juegos en los que registró un promedio de bateo de .276 y estuvo bajo las órdenes del mánager Buck Showalter.

En casa no había nada que tuviera relación con el beisbol, el gusto por el deporte comenzó por ver jugar a su papá, Ermidelio Urrutia, uno de los mejores peloteros cubanos, y quien fue parte de las selecciones que logra medalla en los Juegos Olímpicos de 1992, Juegos Panamericanos de 1995 y Centroamericanos de 1993. Además, fue campeón en el Mundial de Beisbol Amateur de 1988, 1990 y 1994.

El que uno de los hijos de Ermidelio Urrutia optara también por el beisbol les hizo  énfasis en que a los Urrutia nada se les da fácil.

Ellos tenían que salir a buscar las cosas, “trabajar duro siempre, no importa lo que te duela, porque al pelotero siempre le van a doler los músculos, vas a estar enfermo, vas a tener problemas, pero tenemos que jugar y así es como va a ser tu vida si quieres jugar beisbol”, contó el pelotero cubano.

Lo anterior es el consejo que tiene presente Henry Urrutia y ocasionó que fuera un pelotero exigente consigo mismo.

Así, en la primera temporada en la Liga Mexicana de Beisbol, con los Diablos Rojos del México, se colocó como el jugador con el mejor promedio de bateo en l a novena, con .362 —ocupó la posición número 13 en la liga. En 196 turnos al bat, conectó 71 hits, 10 cuadrangulares e impulsó 45 carreras.

Aunque recibió opiniones divididas en relación a si debía o no venir a jugar al circuito mexicano, él optó por investigar y decidió jugar para el equipo capitalino. Urrutia tomó la decisión porque le permitiría ser un mejor pelotero, “no pensé que sería un pelotero que marcara alguna diferencia en el equipo”.

Añadió: “Porque cuando hay nivel alto, hay expectativas altas, pues tú te exiges más como pelotero para hacer las cosas lo mejor posible”.

—¿Cómo describes la etapa en la perteneciste a los Orioles?

Fue una etapa muy significativa, porque fue una etapa de aprendizaje de lo que significaba ser un profesional en el beisbol. Nosotros los latinos tenemos un concepto un poco diferente de lo que es el beisbol profesional, en diferentes aspectos, muchas veces cosas que para nosotros son normales en Estados Unidos se ven como faltas de respeto al deporte.

Fue una etapa de mucho aprendizaje en la que tuve que, por buenas o malas situaciones, aprender sobre cómo se debía jugar beisbol en Estados Unidos, de cómo les gusta a los estadounidense que se juegue el deporte.

—¿Qué significó estar bajo el mando de Buck Showalter?

Es una persona muy exigente, le gustan las cosas bien hechas a su manera y la verdad fue bastante difícil, porque es como si te pasaras la vida entera jugado el beisbol de una manera, de la manera que te enseñaron y después te das cuenta que no lo estabas haciendo de la forma correcta o no lo estabas haciendo de la forma en la que a ellos les gusta.

Fue una etapa bien difícil, pero bien bonita al mismo tiempo, tengo muy buenas experiencias con los Orioles, tengo personas que me quieren mucho en esa organización a la que le agradezco cantidad de cosas. Me ayudó a formarme como pelotero y como persona para hacerme mejor en lo que hago, fue una experiencia bien especial para mí.

—¿Podrías ejemplificar cuáles son los cambios para los latinos cuando llegan a Estados Unidos?

Nosotros como latinos nos enfocamos mucho en los números, en poner números, pero nos enfocamos tanto que nos olvidamos de otros aspectos del negocio del beisbol, que son tan importantes como poner números, porque tú no sólo ayudas a un equipo bateando, sino que tú ayudas a un equipo corriendo y muchas veces no sabíamos cómo correr las bases y teníamos ese problema.

Yo tenía ese problema con los Orioles y la verdad a la defensa también tuve diferentes problemas y a veces no son problemas de errores físicos sino de errores mentales en el tú haces tiros a bases equivocadas.

Son miles de cosas, aprendí a ver el beisbol de una manera diferente. Tuve buenos números en mis años en Estados Unidos, ya sea en ligas menores o en Grandes Ligas, pero esas pequeñas cositas a veces pueden marcar la diferencia de si tú estás o no estás en Grandes Ligas, creo que esos fueron varios de los aspectos que nosotros tenemos que aprender mucho si queremos permanecer y durar en el beisbol de los Estados Unidos.

Era una incógnita cuál sería el recibimiento al jugar en el Estadio Latinoamericano. Henry Urrutia dejó Cuba en el 2011 y regresó en marzo del 2018 portando la franela de los Diablos Rojos.

El pelotero cubano sintió nervios por la reacción que tendría los aficionados. “los fanáticos cubanos son los que más apoyan a sus pelotero a donde quiera que van, donde quiera que jueguen, los quieren y los defienden. Fue increíble cuando nosotros llegamos y ver que la gente te aplaude sin miedo y la verdad fue muy bonito”, dijo.

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