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México coquetea con ser potencia

Desde el 2005, las juveniles han colocado a méxico en el nivel máximo en las competencias.

La selección Mexicana finalista en Londres 2012 terminó por ser un conjunto de generaciones, una revolución de nuestro futbol que no depende de chicos de una edad determinada, pero sí de una época. Es una mezcla extraña donde el fracaso y el éxito, con esa bipolaridad, termina por darle forma a una de las grandes historias del balompié nacional que buscará el oro el sábado ante Brasil.

Desde hace cinco años, México es potencia a nivel de selecciones menores (Sub-17, Sub-20, Sub 22 y ahora Sub-23). Desde la visión de Jesús Ramírez para armar aquel representativo que se coronaría en Perú en el 2005, los equipos nacionales juveniles han obtenido buenos resultados, de gigantes.

Si sumamos los mundiales de categorías inferiores del 2005 a la fecha, incluyendo los Juegos Panamericanos del 2011 y las cifras de Londres, México suma 27 victorias, siete empates y cinco derrotas. Dos títulos mundiales (Sub 17 en el 2005 y el 2011), un tercer sitio (Sub-20 2011), un oro Panamericano (2011) y ahora está a un paso del dorado olímpico.

DEL FRACASO A WEMBLEY

Seguro no se recuerda, pero Marco Fabián y Javier Cortés, que anotaron ante Japón, se fueron frustrados hace tres años de Trinidad y Tobago, cuando la Sub-20 no logró su billete al Mundial de la especialidad.

México viajó al Premundial con la expectativa de calificar al Mundial de la especialidad. No lo logró, pero no sólo eso, apenas alcanzó un punto de nueve posibles. De aquel conjunto había tres nombres que siguieron una ruta diferente a ese accidente: Néstor Vidrio, Marco Fabián y Javier Cortés, todos ellos han sido protagonistas en algún momento en Londres.

CUATRO GENERACIONES

Para ser precisos, la finalista de Londres 2012, combina cuatro generaciones identificadas y otras tantas surgidas por la regla del 20-11 que obliga a los clubes mexicanos debutar juveniles.

El Tri está integrado por Giovani dos Santos (campeón Sub-17 en el 2005), la de la Sub-17 2009 cuando México cayó en octavos de final en Nigeria, donde jugaron futbolistas como José Rodríguez, Diego Reyes y Miguel Ponce, o la del Mundial de Colombia 2011 de Sub-20 donde destacó Néstor Araujo y José Enríquez. Recientemente se incorporaron los juveniles que lograron el oro en los Panamericanos 2011 como son Hiram Mier, Darwin Chávez y Javier Aquino.

Incluso hay otros que no brillaban en los éxitos recientes, como Carlos Salcido con dos mundiales en las piernas, Héctor Herrera, que hace un año soñaba con jugar en Primera, u Oribe Peralta, hasta hace un par de años siempre una buena opción para cualquier entrenador como su delantero suplente.

Así, el futbol mexicana vive una época de oro en sus selecciones juveniles, pero la mejor noticia es que ellos caminan al futuro y al menos en el presente lo hacen con gloria.

ivan.perez@eleconomista.mx

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