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Miguel De Lara: brazadas firmes con recompensa olímpica
El único nadador mexicano con boleto a París 2024 amerita su éxito a la constancia; los patrocinadores son su aliado fuerte en una preparación que le cuesta 30,000 pesos mensuales.
Las fórmulas mágicas y casualidades no existen en el diccionario de Miguel Alejandro De Lara Ojeda (Torreón, Coahuila; 9 de agosto de 1994), el único nadador mexicano que, hasta el momento, tiene boleto seguro a los Juegos Olímpicos de París 2024. Lo logró con base en una filosofía que lo ha caracterizado por 21 años: “lo extraordinario está en la consistencia”.
Miguel De Lara inició en la natación a los ocho años por recomendación médica, ya que fue diagnosticado con asma y esta fue una alternativa para fortalecer su cuerpo. Ahora con 29 de edad, está en su mejor momento tras conseguir la plaza olímpica y poseer tres récords nacionales, algo que amerita simple, pero también complejamente, a su constancia.
“Creo firmemente que no se trata de hacer algo extraordinario, sino de hacer cosas simples con consistencia, disciplina y repeticiones que, esas sí, deben ser extraordinarias. Eso es lo difícil y también lo más importante. Tengo mi dieta, mi rutina y ese rigor me llevó a donde estoy ahora. Si lo sigo haciendo con una consistencia extraordinaria, vamos a obtener resultados extraordinarios”, declara el atleta a El Economista.
Su ideología de trabajo está tan arraigada que incluso ve su próximo debut olímpico en París 2024 como la comprobación de una hipótesis que se planteó desde la infancia. Al mismo tiempo, se declara feliz por finalmente cumplir el sueño de estar en un evento de esta magnitud, pues diversos factores le impidieron llegar a Río 2016 y Tokio 2020.
“Es la confirmación de esa hipótesis de que si trabajas durante el tiempo necesario tu meta se va a lograr. Esa era la hipótesis hace más de 20 años y por fin se confirmó, tomó mucho tiempo, pero se logró. Entenderla y aplicarla para el resto de mi vida en todos los rubros, profesionales, de negocios, económicos y demás, me da mucha confianza para lo que viene. Es algo clave para conseguir los sueños”.
De Lara confirmó su pase olímpico a inicios de abril durante un selectivo nacional celebrado en Nuevo León. Registró un tiempo de 2:09.60 en los 200 metros pecho, su especialidad, que es ocho centésimas debajo de la mínima marca que estableció World Aquatics para asistir a París.
Pero no es la única hazaña que tiene en este año. Esa misma marca que le dio el boleto olímpico significó su tercer récord nacional, luego de imponer dos en 2018 entre 50 y 100 metros, y meses después, durante el Mundial de Deportes Acuáticos de Fukuoka, revalidó su récord de 50 metros con 27.38 segundos.
Es decir, su estatus está en un punto máximo después de dos décadas en la natación, con tres récords nacionales (27.38 segundos en 50 metros pecho, 1:06.67 en 100 y 2:09.60 en 200) y la primera plaza olímpica de México en París 2024 en esta disciplina, que en Tokio fue representada por Melissa Rodríguez, Gabriel Castaño y Ángel Martínez.
“Desde que tengo ocho años no ha habido un solo año en el que no mejore alguna de mis marcas, la única excepción fue el año de pandemia por razones obvias. Si de algo estoy seguro es que, si sigo haciendo las cosas como hasta ahora, voy a seguir mejorando; paso a paso se sube esa escalera para llegar a donde queremos. Mi plan es no dejar de mejorar hasta que me retire y eventualmente vamos a conseguir el sueño máximo de todo atleta (ser campeón olímpico). De lo único que estoy seguro es que voy a ser mejor de lo que fui ayer y el año anterior”.
Dentro de esta filosofía, a la que denomina “ética de trabajo impecable”, también agradece la presencia de su equipo multidisciplinario, compuesto por un preparador físico, una nutrióloga y su entrenador, el español Sergio López, medallista de bronce en Barcelona 1992 en su misma especialidad, la de los 200 metros pecho.
También enfatiza la compañía de sus patrocinadores, siendo la marca Primavera el más importante para él en este momento, aunque describe que a lo largo de su carrera ha contado, además, con el patrocinio del Corporativo Nelson Vargas y el Gobierno del Estado de México.
“Mi patrocinador principal (Primavera) es la razón por la cual yo he podido concentrarme hacia París 2024”, menciona, y agrega que gracias a sus resultados en este año se están abriendo “otras oportunidades” de patrocinio que espera concretar en sus pocos lapsos de descanso, ya que en algunas semanas encarará los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile.
Dichos patrocinios han sido claves para sostenerse en este 2023 tan convulso para los atlétas acuáticos mexicanos, derivado del recorte de apoyos económicos por parte de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) por sus conflictos con la Federación Mexicana de Natación (FMN).
Miguel De Lara revela a este diario que sus gastos en el último año de preparación para París 2024 ascienden a “un mínimo” de entre 30,000 y 35,000 pesos mensuales, que incluyen su renta de vivienda, pagos a entrenadores, transportación, alimentos y demás. Sin embargo, esa cifra es casi la mitad de lo que recibe su roomie, el islandés Anton McKee, por parte del gobierno de su país.
McKee y otro nadador mexicano, Jorge Iga, son con quienes comparte vivienda. El islandés ha participado en tres Juegos Olímpicos desde Londres 2012 (en 400 metros combinados) y recibe un reembolso mensual de 3,000 dólares (50,500 pesos al tipo de cambio actual) por parte de su país, incluyendo masajes que, por el contrario, Miguel De Lara no puede pagar.
“El año comenzó muy turbio, estaba gastando más de lo que ganaba, pero la confianza en mí para lograr la marca dio frutos y gracias a eso, a los patrocinadores e iniciativa privada hemos podido salir adelante. El panorama económico de aquí a París se ve mucho mejor que a principios de año. Claro que puede mejorar, por eso seguimos buscando apoyos y exhortando a la iniciativa privada para que apoye al deporte mexicano”.
Al adoptar la ética de trabajo y consistencia como bastiones de vida, Miguel De Lara platica que también los aplica fuera del agua. Por ejemplo, ha invertido en acciones en el ramo de la tecnología (sin especificar) y actualmente está tomando un curso en ciencia de datos en DataCamp, una empresa estadounidense enfocada en desarrollo de softwares.
Planea mantenerse activo en la natación al menos hasta los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028, pero ya visualizó un par de opciones tras el retiro: dedicarse a la ciencia de datos con el fin de impulsar negocios en empresas de cualquier ámbito o ser entrenador en alguna universidad de Estados Unidos.
“Probablemente me termine dedicando a ambas cosas, pero ya veremos”, desliza entre risas, pues en su tono de hablar y sus gestos se percibe que comparte la misma pasión al límite tanto por la natación como por la nueva vertiente de data analytics.
_¿De dónde viene tu perfil de trabajador incansable, que señalas que tienes desde niño?
“No hay alguien específico al que yo haya admirado, pero a lo largo de mi vida siempre he sido de encontrar ejemplos. Todas las personas tienen virtudes, algo que se les puede aprender y creo que he sido bueno para apreciar eso. También, algo que he visto en la mayoría de gente exitosa es que tienen una ética de trabajo impecable y siempre trato de emularlos. Las leyendas del deporte y de los negocios, todos tienen una ética así y cuando me di cuenta de eso lo apliqué a mi vida”.
En toda su historia en Juegos Olímpicos, México sólo ha conseguido dos medallas en natación y ambas fueron en la edición como local de 1968, con Felipe ‘Tibio’ Muñoz colgándose el oro (200 metros) y María Teresa Ramírez el bronce (800 metros).
Esa es otra barrera que intentará romper Miguel De Lara en París 2024: ser el primer medallista mexicano en natación olímpica en 56 años, con base a la convicción en su disciplina. “En las clínicas de natación que doy a chavitos les doy este mensaje: esto es ciencia, el cerebro no distingue la diferencia entre la imaginación y realidad, entonces, si visualizamos constantemente nuestras metas, muy probablemente las vamos a lograr. Eso es lo que seguiré haciendo”.