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Natación dejará de sorprender

Este año podrían imponerse los últimos récords mundiales que se logren batir en muchos años, ante el retiro de trajes de poliuretano.

La lluvia de récords mundiales que ha dejado no sólo el Mundial de Natación, sino los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y algunas eliminatorias continentales, han sorprendido a más de uno y sumergido en la polémica a un deporte con más de 100 años de antigüedad.

Aunque la etapa de los súper récords parece que ha llegado a su fin porque los bañadores milagrosos serán reglamentados en el 2010, romper una marca, con los nuevos trajes que se han impuesto y sin la ayuda de la tecnología, parece una misión imposible.

Son marcas mundiales que apenas han podido sostenerse por meses, días e incluso por algunas horas, pues día a día, un nadador diferente se fija la meta de quebrar la plusmarca anterior.

Pero la posibilidad de que en este 2009 se impongan los últimos récords mundiales que se logren batir en muchos años parece latente, pues los planes de la Federación Internacional de Natación (FINA) para el 2010, es prohibir los tan polémicos trajes milagrosos de poliuretano y regresar a la

natación tradicional.

La prueba más grande de la evolución de las marcas se dio en los Juegos Olímpicos de Bejing 2008.

En los 50 metros libres masculinos, el récord de Alexander Popov, establecido en el año 2000, fue superado por cinco de los ocho finalistas en Beijing y todos ellos bajaron de los 22 segundos, una increíble hazaña que se antojaba difícil de superar.

Similar el caso de los 100 metros libres. En ella, los cinco primeros batieron la marca establecida

cuatro años antes en los Juegos de Sydney 2000.

En el 2009, la situación se torna incluso ficticia. En los campeonatos mundiales de Roma que se llevan a cabo, ya se han quebrantado 29 marcas mundiales y aún faltan varias pruebas por disputar. Y es que la influencia de los trajes milagrosos parece incuestionable. Quienes los han usado aseguran que han podido mejorar hasta 2 segundos en promedio sus marcas.

Al parecer, el único hombre que aún podrá desafiar a la naturaleza se llama Michael Phelps, en los 200 metros mariposa del miércoles. Él es el único nadador de los que ha roto un récord sin el

bañador del futuro.

La FINA parece estar convencida de querer una natación en donde compitan nadadores y no trajes de baño.

Con el regreso a los tradicionales taparrabos, donde cuestiones tecnológicas no empañaban la rivalidad deportiva, la natación vuelve a ser lo que era; un deporte 100% terrenal.

BVC

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