Necaxa necesita rescatarse, el tiempo se agotó

Necaxa es una de las franquicias más tradicionales del futbol mexicano y el tiempo se agota para que vuelva al protagonismo. La fecha límite es en el 2014, cuando se cumplan tres años desde que descendió, de seguir en esta división existe la posibilidad de que el municipio de Aguascalientes busque llevar a un club de la Liga MX a un estadio que es nuevo y que está valuado en más de 40 millones de dólares.

Televisa ha tomado la decisión de venderlo y el precio, de acuerdo con datos recopilados por este diario respecto al valor de plantilla, valor de las instalaciones de la casa-club y la marca, ascendería a más de 300 millones de pesos (US22.8 millones).

El documento del contrato, que celebran Necaxa, el municipio de Aguascalientes y el Patronato de Fomento al Futbol de Aguascalientes, en poder de este diario, dice que:

En caso de que el equipo, durante la vigencia, descienda a la Primera División A de la FMF, por un periodo de tres años consecutivos, sin lograr su ascenso (…) el municipio y el Patronato tendrán el derecho de llevar a otro equipo de Primera División .

Ese plazo termina el próximo año, cuando se cumplan tres de que Rayos descendió. El estadio Victoria es un inmueble que este 2013 cumplió 10 años de estrenarse y un negocio de Liga de Ascenso no es tan rentable como uno de Liga MX.

Tan sólo por la final ante Leones Negros, Necaxa recaudará unos 2.5 millones de pesos en taquilla, mientras que un lleno en Liga MX le representaría 8.7 millones de pesos, según el costo de los boletos promedio de Rayos y de los estadios de la Primera División.

El actual contrato entre Necaxa con las autoridades de Aguascalientes caduca -según el contrato- en el 2028, con la posibilidad de extenderse hasta el 2053. El problema es que Rayos no ha logrado el ascenso.

Pese a ello, ser un equipo con tradición, infraestructura moderna, instalaciones como la casa-club, y contar con una de las tres plantillas de jugadores de mayor valor en la Liga de Ascenso lo hacen cotizarse alto. Es la franquicia de mayor precio de la división de plata del futbol mexicano.

Hace algunas semanas, Televisa, a través de Yon de Luisa (más alto ejecutivo del futbol en la televisora), dio a conocer que puso a la venta al club que adquirieron en 1982 y no hay mejor momento para hacerlo que ahora que disputa la final del Apertura 2013 ante otro equipo con historia como Leones Negros de la UdeG.

PLANTILLA COTIZADA E INSTALACIONES MODERNAS

Tan sólo el valor de las cartas de toda la plantilla es de casi 120 millones de pesos, de acuerdo con datos proporcionados por agencias de jugadores, siendo apenas superada por Delfines de Ciudad del Carmen y Estudiantes Tecos en este Apertura 2013.

Además, el equipo cuenta con instalaciones propias, como la casa-club, construida para albergar al equipo y sus fuerzas básicas, con un costo superior a 130 millones de pesos. Los terrenos, donados por el municipio -detalla el contrato- ocupan un área de más de 86,000 metros cuadrados.

A esto hay que sumarle el valor de marca y otros activos, que alcanzan los 50 millones de pesos. Desde el 2011 el equipo descendió a la Liga de Ascenso y no ha podido regresar.

Necaxa es uno de los clubes más sólidos a nivel financiero de la Liga de Ascenso. Tener el respaldo de Televisa le permite signar contratos comerciales en ocasiones más atractivos que el resto de los clubes de ese nivel. Actualmente, de acuerdo con su sitio web, tienen 11 sponsors, donde se incluye un contrato de derechos de televisión con Sky.

Otro de los activos que no son considerados en este recuento es el Estadio Victoria, uno de los más recientes inmuebles que se ha construido y que tuvo un costo de aproximadamente 520 millones de pesos.

¿QUÉ FUTURO TENDRÁN?

La directiva ha dicho que al finalizar el campeonato darán a conocer si encontraron al comprador ideal y Televisa dejará al club 31 años después de que lo adquirió.

Sin Televisa detrás, pero con mucha historia que lo respalda, Rayos busca sí o sí ascender; de no hacerlo, el futuro no es claro respecto del apoyo de las autoridades locales y del nuevo dueño. Ahora más que nunca un título es casi una obligación.

ivan.perez@eleconomista.mx