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Neymar se vuelve loco y Brasil cae

Nada tiene que ver el astro de FC Barcelona con el de su selección.

Santiago, Chi. Neymar es una estrella solitaria, quien sufre más que nunca y que desaparece del juego por lapsos que llegan hasta los 10 minutos sin que toque el balón; el que le dibuja una sonrisa y con el cual hace fantasías.

Colombia venció 1-0 a Brasil, lo desbordó por intensidad y por juego, porque en la ideología de José Néstor Pékerman, técnico de los cafeteros, la pelota es lo más preciado del juego y sus futbolistas así lo entendieron para desdibujar a la versión de los brasileños que se asemejó mucho al Mineirazo y casi nada a una tradición que cautivó al futbol mundial.

Mala señal fue que el primer disparo a portería de los brasileños llegó hasta el minuto 23, cuando Dani Alves, el jugador que entró de emergencia y que criticó el sistema de Dunga, mandó un disparo muy lejano de la portería de David Ospina.

Para entonces, los colombianos ya se habían impuesto por la intensidad, con la responsabilidad de una deuda que dejaron pendiente en el primer partido ante Venezuela, devoraron en los primeros minutos a Brasil y a Neymar no lo dejaron ni respirar; siempre presionado, el delantero padeció la fuerza cafetera y en repetidas ocasiones se revolvía en el suelo.

No fue aquel Neymar que con bromas convive en Barcelona, quien, cada que puede, agradece el jugar junto a Messi; no, se acercó más al Neymar de Santos, el que patea a los rivales por impotencia, como en la final de la Copa Libertadores del 2011.

Fue casi simbólico que mientras Juan Guillermo Cuadrado imponía habilidad, James Rodríguez aportaba clase y Carlos Sánchez orden al futbol colombiano, el gol llegara de la manera menos delicada del juego.

Jeison Murillo se encontró el balón en el área luego de una serie de rebote y mandó la pelota al fondo de la portería de Jefferson. Era el premio a la dedicación colombiana y a respetar una idea y estilo, aunque no siempre dé resultados.

Incluso, Brasil tuvo su oportunidad de empatar en los minutos finales del primer tiempo. Neymar remató de cabeza un centro de Dani Alves, pero Ospina lo sacó en la línea de gol.

Más triste fue la despedida de la cancha para los brasileños, que lejos de perder su esencia de jugar alegre, terminaron enfrentados con los colombianos, que celebraron la victoria, pero sobre todo la confianza en un estilo que agrada y le otorga libertad a sus alegres futbolistas. Por cierto, Neymar, desesperado, fue expulsado justo cuando ya entraba al vestidor.

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