Orden y respeto, la gestión del América

En América encontraron la estabilidad y recuperaron el protagonismo gracias a que en su presidente deportivo tienen a un líder, a una persona capaz, mediadora y que sabe planificar. Ricardo Peláez llegó a Coapa a finales del 2011, año en el que Águilas había fracasado al concluir el Apertura en penúltimo lugar, para echar a andar un proyecto que ya ha dado frutos, con un título incluido.

Antes de que Peláez asumiera su cargo, Michel Bauer había ocupado ese puesto durante tres años, en una era en la que lo más que se logró fue acceder a semifinales.

En apenas ese lapso desfilaron cinco estrategas, incluido el cotizado Ramón El Pelado Díaz (la era Peláez sólo lleva dos) y se vivieron situaciones extra cancha complicadas, derivadas de la falta de orden y disciplina, como lo fue el incidente de Salvador Cabañas, quien en un pleito en la madrugada casi pierde la vida en un centro nocturno.

Apenas tomó el mando, Ricardo puso en la Liguilla de manera inmediata al plantel dirigido por Miguel Herrera, y a casi tres años de distancia de su llegada, un título, un subcampeonato, liderato general -posición que ocupa también ahora tras un arranque perfecto- pero sobre todo un equipo protagonista, son el sello que le ha dado a la institución.

Su primera gran virtud es ser un auténtico presidente deportivo y no un cuate que usa el puesto como un puente para volverse técnico. Ha hecho énfasis en sus áreas de conocimiento que son propias de un director deportivo, como lo son el manejo de crisis, resolución de conflictos, capacidad de planificar equipos, detectar talento joven , destacó Jacques Passy, presidente del Johan Cruyff Institute for Sport Studies México.

El especialista en gestión deportiva enfatizó también que el directivo es un buen mediador, capaz para juntar a dos partes, de ponerse por encima de entrenadores y futbolistas, situación que le permite ganarse en automático el respeto de sus directores técnicos, teniendo como el mejor ejemplo el lugar que Miguel Herrera le ha dado siempre ante los medios .

Además de coincidir con Passy, Rosendo Lorenzo, quien se desempeña como Gerente General del San Francisco de Panamá, destacó la mano dura y exigencia del presidente deportivo de América como uno de los principales motivos de su éxito.

En muchos países estamos acostumbrados a no ser disciplinados en lo que tienes que hacer, en que lo que te digo se hace y si no te gusta lo conversamos y llegamos a un acuerdo, pero en México eso no pasa.

Hay gente como Ricardo que conoce el ambiente, puede dar un punto de vista y pone orden. Se había visto en el club con el suceso que tuvo Salvador Cabañas que carecían de eso, ese tipo de problemas se dan por falta de orden y de disciplina, entonces con él ahora lo tienen dentro y fuera de la cancha .

Lorenzo agregó que Ricardo ha acertado al buscar gente comprometida como El Piojo Herrera y Antonio Mohamed, y al poder asumir un rol que en nuestro balompié es poco respetado.

En muchos equipos en Europa el director deportivo está para eso, para cuestionar algunas cosas sin molestar a nadie. En México a veces se piensa que está molestando al DT, pero su función es mediar la parte operativa con la deportiva .

Octavio Rivas, psicólogo deportivo vinculado al futbol y que trabajó junto con Peláez cuando coincidieron en Chivas, destacó que el directivo es una persona que siempre busca información para poder estar capacitado para cualquier situación.

Rivas explicó que sus mayores virtudes son la inteligencia, cultura, capacidad de ejercer el liderazgo que él sabe que tiene, porque de alguna manera orienta, conduce, apoya, difícilmente confronta, pero cuando hay necesidad de hacerlo lo hace. Todo eso le permite que las personas lo admiren y ejerza un liderazgo .

Finalmente, Jacques Passy aplaudió la visión que Ricardo tuvo para encabezar un proyecto a mediano y largo plazo, no sólo para tapar baches y salir de la crisis. Se planificó el equipo en un contexto de mediano plazo y no en un contexto de contrataciones basadas en la inmediatez. Debes construir y el proyecto de Peláez se dedicó a crear un plan a mediano plazo no con la necesidad de ser campeón, sino con el objetivo de crear un equipo que iba a funcionar los siguientes cinco o siete años , concluyó.