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Osmar Olvera: de niño sorpresa a carta fuerte en clavados

A los 17 años debutó en Juegos Olímpicos representando a México en Tokio. Ahora se perfila a París 2024 con una faceta fortalecida, que se manifestó en el reciente Mundial de Fukuoka.

Foto: Reuters

Foto: Reuters

Los rasgos de adolescente, e incluso de niño, se siguen percibiendo en el clavadista mexicano Osmar Olvera (Ciudad de México, 5 de junio de 2004). Pero no en su físico, que desde hace tiempo está pulido entre gimnasios y dietas, sino en sus sueños, que siguen siendo los mismos de su infancia: “ser campeón del mundo y ser campeón olímpico”.

Olvera se ganó el reconocimiento de la afición mexicana hace un par de veranos, cuando debutó en Juegos Olímpicos en Tokio con la etiqueta de ser el más joven de la delegación nacional a sus 17 años. Eso no fue impedimento para que avanzara hasta semifinales de clavados individuales en tres metros, pero sí un parteaguas para su futuro.

“Quedarme con esa espinita de pasar a la final me sirvió muchísimo como aprendizaje. Viví muchas emociones en esa competencia, muchas cosas que pasaron por mi mente que me han ayudado incluso para el Mundial (de Fukuoka). He evolucionado bastante en cuanto a lo mental, cada vez tengo más experiencia y uno se va curtiendo de eso”, destaca el clavadista en entrevista con El Economista.

En la actualidad, si bien todavía no alcanza las dos décadas de vida, ya no es aquel niño al que los aficionados miraban con sorpresa en los Juegos Olímpicos de Tokio. Su nombre está cada vez más consolidado entre una generación de clavadistas nacionales con altas expectativas para París 2024, como Diego Balleza, Gabriela Agúndez, Aranza Vázquez, Randal Willars, entre otros que no rebasan los 30 años.

Esa expectativa se reforzó durante el reciente Mundial de Deportes Acuáticos de World Aquatics, celebrado en Fukuoka, Japón, en julio. Allí, México registró su mejor participación histórica con seis medallas, dos de ellas aportadas por Osmar Olvera con platas individuales en trampolín de 1 y 3 metros.

“Obviamente iba con el sueño de subir al podio. Sabía que tenía el nivel, que con lo que sé hacer y enfocado en cada clavado, en cada detalle que me decían mis entrenadores, podía dar un buen resultado. No voy a mentir, superé mis propias expectativas, aunque obviamente el sueño que tengo desde chiquito es ser campeón mundial, campeón olímpico y voy a seguir trabajando para lograrlo”.

El Mundial de Fukuoka marcó prácticamente el último año de preparación de los atletas acuáticos mexicanos que aspiran a estar en París 2024. Todavía restan los Juegos Panamericanos de Chile, el Mundial de Qatar y los selectivos nacionales para Juegos Olímpicos, en los que México ya tiene seis plazas (de 12 posibles) aseguradas en clavados.

Osmar Olvera ganó una de esas plazas al avanzar a la final del trampolín de 3 metros en Fukuoka, en la que posteriormente se adjudicó la plata. Sin embargo, tendrá que repetir ese nivel en los selectivos de inicios de 2024 para que ratifique su nombre en París 2024 y continúe su sueño de convertirse en medallista olímpico.

“Antes era más joven (risas). Lo sigo siendo, pero en mis primeros Juegos Olímpicos tenía 17 años y para París tendré 20, siento que he mejorado en seguridad. En Tokio había muchos competidores a los que veía por la tele desde chiquito y en ese momento me faltó creérmela más. Ahora estoy más seguro de lo que soy, de lo que puedo hacer y lo demostré en Fukuoka”.

Empezó en clavados a los cuatro años como un entretenimiento, pero a los 14, antes de siquiera entrar a la preparatoria, ya era representante de Jalisco, el estado por el que competía en aquel momento. Es por eso que, aunque todavía no llegue a los 20 de edad, ya aprendió a exprimir lo mejor de la experiencia.

Además, desde hace cinco años es entrenado por Ma Jin, especialista en clavados con casi dos décadas de experiencia en México con atletas como Paola Espinosa y Rommel Pacheco. En su cuerpo multidisciplinario también están Xiaoyao Liu, otro entrenador de origen chino; un preparador físico, un fisioterapeuta, un doctor y una psicológa deportiva.

Con el respaldo de ellos, Osmar Olvera ha logrado evolucionar su carrera para establecerse como una realidad dentro de los clavados de México. Mantiene humildad, entusiasmo y exigencia, entre otros valores que ha acogido en los años de trabajo que empezaron con su primer entrenador, Adair Mata, hasta la china Ma Jin.

“Cada entrenador ha dejado su semilla. Algo que pude aprender de Adair Mata fue la seguridad para competir, siempre darlo todo. Con Ma Jin es mejorar en detalles, ser más elegante (…) ella siempre ha sido muy exigente, siempre me dice que la meta es el primer lugar y un 10, un clavado perfecto. Su exigencia siempre ha estado y me gusta porque me ayuda a mejorar. Nos llevamos muy bien, tenemos buena comunicación, es como una amiga para mí”.

Su primer Mundial de Deportes Acuáticos fue en Gwangju 2019 y en su segunda aparición, que acaba de ser en Fukuoka 2023, logró dos medallas. Es una premonición hacia otro de sus grandes objetivos: los Juegos Olímpicos. Debutó en Tokio y, si concreta su segunda aparición en París, buscará también una medalla inédita.

Panorama frente a los problemas con Conade

Osmar no está exento de la complicada situación económica que atraviesan los deportistas acuáticos de México desde inicios de 2023, cuando perdieron becas y apoyos económicos por parte de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade). No obstante, recalca a este diario que hasta el momento no ha pagado nada de su bolsa.

“El Instituto del Deporte de Nuevo León (INDE) me ha ayudado mucho en las competencias y selectivos, se ha encargado de todos esos gastos y para el Mundial de Fukuoka fue el presidente de World Aquatics el que financió, si no a todos, a la gran parte de la delegación mexicana, pagándonos vuelos y hospedajes. Gracias a Dios no he tenido que pagar esto con mi dinero o tener que vender algún producto”.

Además del apoyo de Nuevo León, estado al que representa desde hace más de cuatro años, por el momento Olvera cuenta con el patrocinio fijo de Sinoflex, una marca de colágeno hidrolizado con sede en la Ciudad de México.

Sin embargo, confía en que su agencia de representación, Athlete Booster (que cuenta en su cartera con otros atletas jóvenes destacados como Paola Morán, Randal Willars y Dafne Navarro), lo esté ayudando a gestionar nuevos patrocinios a partir de su destacada participación en el Mundial de Fukuoka.

“Me siento y me veo muy bien, creo que todos los clavadistas de la generación actual somos muy talentosos, todos tenemos un futuro muy brillante. Creo que, si no va a ser la mejor, va a ser una de las mejores generaciones de clavadistas para México (…) En mi caso, todavía estoy joven, me faltan detalles por pulir, crecer más tanto deportivamente como en lo mental, pero me siento en un punto muy bueno para llegar a los próximos Juegos Olímpicos, muy motivado y contento”, remata Olvera, quien ya dejó de ser el ‘niño sorpresa’ para convertirse en una carta fuerte de los clavados en nuestro país.

 

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