Pablo Hermoso y El Zapata se dividen el triunfo

Pablo Hermoso de Mendoza y del diestro Uriel Moreno El Zapata emocionaron con fuerza al público que ayer registró una gran entrada en la Plaza México.

Justo en punto de las 4 de la tarde se abrió la puerta de cuadrillas y una ovación estruendosa se dejó escuchar en cuanto Hermoso de Mendoza apareció en el ruedo.

A sus dos enemigos les dio la lidia adecuada. Como si sus caballos fueran capotes y muletas, fue sometiéndolos hasta torearlos a placer.

Sus espectaculares giros en la cara del toro y la manera en que templó las embestidas de los toros cabalgando de costado fueron espectaculares.

Esta ocasión, sus fallas con el rejón de muerte, le impidieron redondear una actuación sublime. En su primero escuchó fuertes palmas mientras que a su segundo le cortó las dos orejas, mismas que tiró por las protestas de los aficionados.

En la lidia a pie, Uriel Moreno El Zapata ratificó que es uno de los toreros más importantes.

Al primero de su lote le puso el espectacular par de banderillas llamado Monumental. Uriel no se conforma con poco y por lo mismo a ese toro le pegó una espeluznante arrucina en el centro del redondel. Con la muleta fue pergeñando pases por ambos lados. Esa faena la firmó con una estocada hasta los gavilanes de efectos fulminantes. A petición popular, la autoridad le concedió las dos orejas.