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¿Qué sería de Morelia sin Dorados?

Alegría. Los de la UNAM aprovecharon el mal momento de Monarcas y fueron contundentes. foto ee: gabriela esquivel

Dante López apostó por realizar un pique para ganar una pelota que parecía perdida y que al final ganó con lo justo para tomar el balón, llevarlo a la línea de fondo y cederlo con una diagonal de la muerte para su compañero Daniel Ludueña, volante que con la puerta abierta le dio la vuelta al marcador que al final Pumas dominó 4-2 sobre Morelia.

Ese esfuerzo del delantero paraguayo significó una especie de revancha, luego de que en la primera mitad se perdiera una anotación del tamaño de Ciudad Universitaria.

Apenas a los dos minutos de partido Dante apareció solo y de frente a las redes, con toda la ventaja para definir y ejecutando mal su disparo, ganándose la rechifla de su afición, que 60 segundos después aumentó su frustración mientras veía cómo Jefferson Cuero abría el marcador para los visitantes.

Parecía que los del Pedregal tendrían una noche complicada luego de la apuesta de su entrenador, quien guardó a la mayoría de sus titulares con los que el jueves enfrentó al Táchira en la Copa Libertadores.

A pesar de jugar de inicio con sólo cuatro titulares (Verón, Fuentes, Cortés y Castro), Pumas, con mucha fortuna y entusiasmo, encontró la manera de regresar al partido.

El 1-1 llegó con un autogol de Erick Aguirre, quien intentó tapar el disparo de Josecarlos Van Rankin, mismo que al final terminó en las redes.

Para la segunda parte, de manera inmediata, Dante López logró salvar su error de la primera etapa al ganar por velocidad y ponerle medio gol al Hachita; después, al 53, la desgracia volvió a manifestarse en la meta de Monarcas, misma que volvió a ser perforada por uno de sus jugadores, en esta ocasión por su arquero Felipe Rodríguez, a quien le rebotó una pelota que Fidel Martínez estrelló en el travesaño.

En medio de un descontrol total de los visitantes que en tan sólo ocho minutos se desmoronaron ante los suplentes de Pumas, al 58 Javier Cortés clavó el cuarto con un disparo bombeado que en esta ocasión se coló sin la ayuda de algún futbolista michoacano.

Con el partido resuelto, Pumas apostó por atacar con veloces contragolpes, aprovechando los espacios que Morelia, obligado a sumar en todas las canchas por sus problemas porcentuales, iba a dejar en los 30 minutos restantes, mismos en los que de manera milagrosa los de la UNAM no aumentaron su ventaja, debido a los postes y a su mala puntería.

Cerca del final, ya con Cortés y Ludueña en el banquillo, Morelia hizo un poco más decoroso el marcador con un disparo de Carlos Morales, anotación que no afectó en nada la fiesta que existía en las gradas, mismas que cambiaron los cuestionamientos por el reconocimiento hacia los suplentes universitarios.

carlos.herrera@eleconomista.mx

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