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River-Boca, una final que encrudece la crisis en Argentina

La violencia en la final de la Libertadores provoca que el país sudamericano empeore su crisis, que viene antecedida de la inflación de su moneda y las sospechas de corrupción de la expresidenta.

Ni la final de clubes más trascendental en la historia de Argentina pudo salvarse de la violencia en el futbol.

La Conmebol postergó sin fecha la final de la Copa Libertadores que debían disputar el domingo River Plate y Boca Juniors, los dos grandes equipos del país, por desigualdad deportiva al tomar en cuenta que varios jugadores boquenses resultaron heridos en los hechos de violencia que sucedieron en la víspera cuando el autobús que los trasladaba fue atacado por fanáticos del conjunto local cerca del estadio Monumental.

“Hoy tenemos que analizar una desigualdad deportiva, no están dadas las condiciones. Hay un equipo agredido”, dijo el presidente de la entidad, Alejandro Domínguez, al canal Fox Sports.

River y Boca son los clubes más populares de Argentina y representan juntos a un 70% de los hinchas, en un país con 44 millones de habitantes.

“Es una vergüenza la imagen que se ha mandado al mundo por culpa de inadaptados, este no es el futbol”, lamentó el máximo directivo del futbol sudamericano.

River y Boca tenían previsto definir este sábado, pero lo que debía ser una fiesta de futbol se truncó cuando el autobús que trasladaba al plantel de Boca fue atacado con piedras y palos a pocas cuadras del Monumental, en un episodio en el que se combinaron el accionar de fanáticos violentos y la impericia de las fuerzas de seguridad.

El capitán boquense, Pablo Pérez, se llevó la peor parte con cortes en los brazos y una lesión ocular, pero otros jugadores también resultaron heridos.

La Conmebol convocó a los presidentes de ambos equipos a una reunión en Asunción este martes a las 10:00 hora local a fin de acordar una nueva fecha para la disputa de la final. El encuentro no puede disputarse la próxima semana debido a que en Buenos Aires tendrá lugar la cumbre de líderes del G20.

El incidente también coincide con una crisis política y económica del país sudamericano, que incluye la inflación de la moneda argentina (en enero de ese año un dólar valía 19.6 pesos argentinos; ahora se cotiza a 37.5) y las sospechas de corrupción de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien gobernó entre el 2007 y el 2015.

“Estoy convencido, los partidos se juegan y se ganan en la cancha, pero muchas veces tengo que privar de lo que pienso personalmente y aferrarme a los estatutos”, dijo el presidente de Boca, Daniel Angelici, en una declaración a la prensa. “Esperamos ahora que el tribunal de disciplina revise y nos conteste el expediente”.

Angelici aclaró que asistirá a la reunión en Asunción, pero “voy a reiterar que la intención de Boca es que el tribunal de disciplina nos dé una respuesta formal”.

Boca toma como antecedentes lo que sucedió en el 2015, cuando fue descalificado de la Libertadores luego que sus hinchas atacaron a los jugadores millonarios con gas pimienta en el estadio la Bombonera. Pero ese incidente ocurrió dentro del campo de juego.

“Es una pena enorme que un River-Boca, que está esperando el mundo, por 15 inadaptados tengamos que vivir esto”, dijo el presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, en una conferencia de prensa tras la postergación.

En Argentina, rige desde el 2013 una prohibición de asistencia de público visitante. La medida, que se tomó luego del asesinato de un hincha, no sirvió para terminar con esta problemática. Los barrrabravas conforman verdaderas organizaciones criminales que mueven millones en reventa de entradas y otros negocios espurios. Ese botín es muchas veces objeto de sangrientas riñas en los clubes.

Tras la agresión, el capitán Pérez y el volante Gonzalo Lamardo fueron trasladados en ambulancia a una clínica privada. El primero sufrió cortes en el brazo y vio afectado unos de sus ojos por astillas de vidrios. En tanto a Lamardo, quien no figuraba entre los jugadores disponibles para participar, se le vio con problemas para respirar a causa de los gases.

“Lo que hemos vivido no tiene nada que ver con una final de Copa Libertadores, sea River o cualquiera teníamos que llegar los dos equipos en igualdad”, aseveró el estratega.

Boca y River empataron 2-2 en el duelo de ida jugado hace dos semanas, que también se postergó un día pero a causa de un temporal de lluvia que afectó el campo de juego de la Bombonera.

La Conmebol publicó un comunicado en el que citó a una reunión a los presidentes de ambos clubes mañana en Asunción, la capital de Paraguay. Ahí se decidirá la nueva fecha, horario e incluso la sede del juego de vuelta y hasta si se jugará con o sin público.

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