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Ronaldinho se roba el show y la humillación sobre América

América firmó su segunda goleada en el torneo, y aunque empezó dominando el encuentro, es evidente que la cohesión es un término que no llega al equipo azulcrema.

Ronaldinho se robó el partido, el show, el trabajo que durante 85 minutos labraron sus compañeros. El brasileño entró los últimos 10 minutos, tiempo suficiente para hacer sus primeros dos goles del partido y sellar la humillación que Querétaro que ganó 4-0 a América.

El astro, inmerso en una burbuja en su club, despertó los sentimientos más inesperados de la afición rival. Los Americanistas festejaron sus goles y se rindieron a su historial, a sus glorias que ganó en el pasado, porque si los Gallos Blancos doblegaron a América, fue gracias al sacrificio que todo el equipo realizó durante todo el partido y que sólo el brasileño entró al final del encuentro para sellar la humillación a los rivales y llevarse toda la euforia de los seguidores hambrientos de héroes.

América firmó su segunda goleada en el torneo, y aunque empezó dominando el encuentro, es evidente que la cohesión es un término que no llega al equipo azulcrema.

Por el contrario, Querétaro es un conjunto, capaz de abstenerse de su figura histórica, pero que en campo es verdad que los brasileños hacen la diferencia. Uno de ellos es William da Silva, el hombre que mortificó toda la tarde a la defensa de América; aunque también sobresalen Sinha y Danilinho.

Todo comenzó con el gol de Yasser Corona, mediante un tiro libre. Las sorpresas no acaban con los Gallos, donde su defensa central es capaz de mandar un toque sutil al ángulo de la portería contraria. Justo ante del final del primer tiempo, Orbelin Pineda marcó el segundo gol, cuando un desconcierto de la defensa de América, permitió que el futbolistas definiera ante la figura de Hugo González.

Con el marcador dominado, América buscó el empate, pero la intrascendencia de Quintero y Pellerano motivo a Matosas para que mandara al campo a dos jóvenes, Martín Zúñiga y Francisco Rivera, que no pudieron más que impregnar un poco más de sacrificio.

Entonces, cuando el partido se aproximaba al final, entró Ronaldinho, con el gesto de la resignación de jugar apenas unos minutos y complacer a la afición. Pero todo cambió cuando apenas entró, la afición que se dio cita en el estadio Azteca se rindió a sus pies.

Ya motivado, se dio tiempo de pisar el balón, realizar un túnel y anotar dos goles, que despertaron el fervor de los seguidores. Sin querer, Ronaldinho fue la figura del partido, donde la afición rival terminó por aplaudir y festejar que el brasileño sentenciara la segunda goleada de su equipo.

mfh

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