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Ser racista no afecta a las finanzas de los clubes
Las sanciones representan 0.5% de sus ingresos en algunos casos. Italia es en la que más equipos recurren a estos actos, siete de 20 conjuntos; Juventus ha sido sancionado tres veces en dos años.
El costo más alto que tiene, hasta ahora, para un club del futbol europeo el que sus hinchas cometan un acto de racismo en sus estadios es de 43,983 euros. Parece un cheque grande pero, según datos recopilados por El Economista, de la Unión Europea de Futbol Asociación (UEFA) de los últimos 10 años, esta sanción financiera para un equipo del viejo continente representa, máximo, 0.5% de sus ingresos por su participación en algunas de las copas europeas.
Esta máxima sanción fue impuesta al club Zenit ruso en el 2008. El motivo de la multa radicó en que sus fanáticos imitaron los sonidos de un mono y arrojaron plátanos al césped con el objetivo de discriminar a los jugadores de color de su rival en turno, el equipo francés Olympique de Marsella.
Pero fue justo en ese año en el que el club de Moscú participó en la Champions League y recibió 8.1 millones de euros en premios, según Football Money League 2008 realizado por la consultora Deloitte, así que para Zenit el correctivo sólo representó un sacrificio de 0.5% de estos ingresos.
Éste es sólo uno de los 15 casos en los que las multas más altas impuestas por actos de racismo no significan un desafío para las finanzas de los clubes europeos. Lo mismo ocurre en la Liga BBVA (España), Bundesliga (Alemania), Liga I (Rumania), Premier League (Inglaterra) y Serie A (Italia).
Esta última liga, con los casos más graves, pues siete de los 20 clubes que la conforman han recibido multas económicas por actos de discriminación y en algunos casos, como el del club Juventus, los castigos parecen ser insuficientes, ya que en las dos últimas temporadas ha sido sancionado en tres diferentes ocasiones.
Incluso la última vez se le ha incrementado la multa de 10,000 euros a 20,000.
A pesar de que cada año hay multas que son estigmatizadas como inéditas, vistas con respecto a los ingresos, presupuestos y gastos de los clubes europeos pierden espectacularidad.
Para muestra están los equipos de categorías menores, que a pesar de tener una menor liquidez, sus sanciones no han significado una pérdida cuantiosa. Tal es el caso de Brescia italiano y de Hansa Rostock alemán.
Así, cada se emprende una acción diferente: multas, suspensión de partidos, campañas prodiversidad, pero a la par en las gradas también evoluciona la forma de discriminación, cambiando de insultos, símbolos nazis o personalizados al estilo Ku Klux Klan.
Más alta, la sanción a un jugador que a un club
El antecedente que puede marcar el camino de las sanciones de racismo a equipos o jugadores fue para Luis Suárez, quien agredió al francés Patrice Evra. El uruguayo de Liverpool debió pagar 48,000 euros y fue suspendido ocho partidos.
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llanely.rangel@eleconomista.mx