Siete meses para preparar el Tour

Cristina Sánchez Reyes

El Economista

Correr un Tour de Francia es el sueño de muchos ciclistas. Una de las competencias más importantes a nivel internacional atrae la atención de miles de seguidores y aquéllos que están involucrados en ella se sienten afortunados de vivir la experiencia.

Igor González de Galdeano, exciclista y ahora mánager de Euskaltel Euskadi, charló con El Economista de la preparación de un equipo para este evento, de los problemas económicos que vive la escuadra, de las principales aspiraciones del conjunto que comanda y lo que significa para él vivir el centenario de la Grande Boucle.

¿Cómo es la preparación física de un equipo para vueltas tan importantes, en este caso el Tour de Francia?

La preparación de una gran vuelta como el Tour de Francia comienza en diciembre-enero, unos seis o siete meses antes del inicio de la prueba. En esos meses, conociendo ya el recorrido, se elige a un grupo de ciclistas para que preparen la Grande Boucle con tiempo y precisión.

Se alterna entrenamiento, competición, concentraciones y descanso para que el grupo llegue en el mejor estado de forma. Trabaja activamente el cuerpo de preparadores físicos, en relación directa con la dirección deportiva y el cuerpo médico. El uso de potenciómetros y pulsómetros ayuda a testar el nivel y grado de preparación de los ciclistas. Se evalúa su progresión tanto en competición como en entrenamientos cada vez más específicos, se realizan pruebas de esfuerzo y tests de campo, sesiones de feedback en las que los protagonistas expresan sus sensaciones y reacciones a los entrenamientos programados, correcciones.

Es un proceso largo que se intenta llevar controlado al milímetro para que lleguen a 100% de su condición, siendo siempre conscientes de que el ciclismo no son matemáticas.

Un poco para entender el liderazgo en un equipo, ¿cómo se maneja un equipo con diferentes clases de ciclistas?

En nuestro conjunto tenemos un líder que es Samuel Sánchez, por personalidad, carácter, calidad, experiencia, palmarés y respeto de sus compañeros.

Lo que caracteriza a un líder es su personalidad, que habitualmente viene avalada por unas condiciones que le permiten forjar un notable palmarés que obtiene el reconocimiento de los compañeros y de la comunidad ciclista. No siempre es así, pues hay ciclistas que sin gran palmarés son líderes en su grupo por su personalidad y otros con capacidad de tener un gran palmarés no ejercen de líderes en su grupo por su personalidad y otros con capacidad de tener un gran palmarés no ejercen de líderes, pero habitualmente confluyen esos factores.

En cuanto a manejar el grupo, es fácil y difícil a la vez. Cada ciclista debe tener claro cuál es su rol. Es el director deportivo quien le debe dejar claro su papel en cada prueba. Con base en su progresión y desarrollo, pasará a ocupar un rol u otro.

Usted corrió varias veces el Tour de Francia, incluso llegó a estar cerca del podio en las ediciones del 2001 y el 2002 y tuvo en algunas etapas el Maillot Amarillo, ¿cuál es la clave para liderar una carrera como esta?

No hay una sola clave, es un compendio de muchas cosas: una excelente preparación física y psicológica, un equipo potente, unos compañeros comprometidos, un director que maneje la carrera, una pizca de suerte. Todo suma.

¿Cuál es el momento más difícil que se encuentra un ciclista en una carrera como el Tour de Francia?

El momento más difícil es una caída que te deje mermado o te haga abandonar. Preparar un Tour cuesta muchos meses y perder la oportunidad de disfrutar de la carrera y de sentirte realizado en tu esfuerzo por una caída es lo más duro. La impotencia es tremenda, muy dura, mucho peor que el sufrimiento sobre la bicicleta, algo para lo que te preparas.

En años anteriores, Euskaltel Euskadi se ha visto afectada por cuestiones de patrocinio, que sabemos, es fundamental para la supervivencia de una escuadra en un circuito profesional. ¿Cómo se sortean este tipo de problemas?

Nosotros tenemos la suerte de contar con un sponsor que lleva muchos años apostando por este deporte y por este equipo. El presupuesto del equipo es de 9 millones de euros, y gracias a Euskaltel y Orbea podemos seguir en la élite, además de otros patrocinadores y colaboradores cuya implicación es de muchísima ayuda. La coyuntura económica mundial es complicada y en España aun más, por lo que seguir contando con su apoyo es merecedor de un enorme reconocimiento.

Éste es un equipo que parte de un modelo de país que quiere adaptarse a un modelo internacional y eso tiene un proceso que debe ser paciente y tranquilo, pero al que han afectado otros asuntos como la situación económica.

Este año, el Tour de Francia contará con grandes ciclistas. ¿Cuáles considera que son las debilidades y fortalezas de su escuadra para enfrentar esta edición del Tour?

Este año afrontamos el Tour con el mismo objetivo de todos los años: ganar una etapa. En 12 tours hemos ganado 4, por lo que no es un objetivo fácil, asequible. Llevaremos un bloque muy competitivo, con dos buenos escaladores, gente hábil y con experiencia para entrar en fugas y algún hombre rápido. Pienso que es un bloque que puede aspirar a ganar una etapa.

Esta edición del Tour de Francia será algo especial, pues se correrá la edición 100 de la competencia. Desde su experiencia, ¿qué significa para un ciclista participar en el Tour de Francia?

Deportivamente, lo mejor que me ha pasado ha sido vestir el amarillo del Tour. En ese momento, eres el ciclista más importante del mundo. Es la carrera con más repercusión mediática a nivel mundial y en ese momento, eres el líder de la prueba. Participar en un Tour es algo muy importante para un ciclista, es como cumplir un sueño. Y llegar a los Campos Elíseos, sea en el puesto que sea, es una sensación de gran satisfacción.

cristina.sanchez@eleconomista.mx

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