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Tarde de lluvia y avisos en La México
La falta de concentración de los alternantes y el fuerte aguacero que cayó ayer en la CDMX dio al traste con el segundo festejo de la Temporada Chica en la Monumental de Insurgentes.

José Miguel Arellano tuvo breves momentos de lucimiento. Foto: Cortesía Plaza México.
Cuando pudieron les faltó cabeza fría y cuando quisieron, la tormenta no permitió a los hidrocálidos Manuel Gutiérrez, José Miguel Arellano y Pedro Bilbao, el anhelado triunfo en la segunda novillada del serial menor.
Y es que Gutiérrez se perdió en la faena a su primero, de nombre ‘Miel en Penca’, un burel que tuvo fijeza y calidad y al que parecía que le realizaría un trasteo con sobradas facultades. Sin embargo, luego de navegar entre pases aislados que no lograron conexión con la gente en los tendidos, mató de estocada baja defectuosa que no logró que su enemigo doblara con rapidez y silenciaron su labor.
En el cuarto de la tarde y segundo de su lote, la fuerte lluvia provocó que la gente se desentendiera de su trasteo para resguardarse en los palcos y sólo le aplaudió algunos pases por el lado derecho y una serie de Manoletinas. Nuevamente falló con el acero y saludó en el tercio tras escuchar dos avisos al término de su labor.
Por su parte, Arellano se vio voluntarioso, bien en lances a la verónica y a la baja en su faena de muleta, una tanda de Manoletinas y se puso pesado con la espada hasta escuchar dos recados desde el palco de la autoridad; aun así seguidores del joven torero le aplaudieron y aprovechó para salir a saludar en el tercio.
En el quinto de la tarde y una vez que se calmó la lluvia, consiguió hilvanar pases por el lado derecho que contaron con el mérito de la constancia y paciencia. Luego se tiró a matar y dejó una estocada caída que no fue impedimento para que el público premiara su voluntad con una ovación en el tercio.
En cuanto a Bilbao, se notó enjundioso al recibir de rodillas en los medios y realizar un quite por gaoneras al tercero de la tarde, pero acusó su verdor en el conocimiento de los terrenos, pues no le encontró la distancia ni el lugar adecuado en el ruedo para poder hacerle la faena e infortunadamente pinchó infinidad de veces hasta escuchar dos bocinazos desde las alturas del coso.
Ante el cierra plaza, volvió a los medios a recibirlo igual que a su primero y estuvo variado en los lances, pero no consiguió hacer pasar a su enemigo en la faena de muleta y luego de varios intentos mató para recibir un aviso.
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