Brecha salarial lleva a las mujeres a depender de la vivienda en renta

El mercado de alquiler en México revela una disparidad de género, al ser una alternativa de acceso a un hogar para las mujeres debido a sus ingresos más limitados en comparación con los hombres, aunque dicha opción habitacional no termina de satisfacer las necesidades de esta parte de la población debido a la informalidad y otros fenómenos discriminatorios en el sector.   

De acuerdo con la información obtenida por la Encuesta Nacional de Vivienda del 2020 (ENVI), la vivienda en alquiler representa 16.4% de los hogares habitados en el país, de esta, aproximadamente 30.4% tiene una jefatura femenina.   

En el estudio "Vivienda para nosotras”, elaborado por la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), se encontró que las mujeres dependen más de la vivienda en alquiler que los hombres, “debido a que los hogares de mujeres cabeza de familia suelen tener ingresos más reducidos”.   

Cabe mencionar que el ingreso trimestral promedio de los hogares liderados por una mujer en México fue de 19,081 pesos en el 2022, mientras que el de los hogares con jefaturas masculinas fue de 29,285 pesos, según datos de  la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos por Hogar (ENIGH).  

Las entidades con grandes metrópolis de vocación turística, así como regiones fronterizas, tienen un porcentaje alto de propiedades en alquiler encabezadas por mujeres, que incluso es mayor a la media nacional, como lo es la Ciudad de México, Jalisco, Baja California Sur, Nayarit, Quintana Roo y Chihuahua.   

“Las condiciones migratorias o ciertas dinámicas productivas, así como la llegada de grandes infraestructuras económicas, producen tendencias en el mercado de vivienda que condicionan las formas de acceso a esta”, se lee en el documento.   

Un ejemplo de ello es la característica fronteriza, migratoria y productiva de Chihuahua. Uno de los estados con mayor porcentaje de alquiler a nivel país y que atrae empleo para el trabajo en las maquilas y una importante población flotante que interactúa con dinámicas de Estados Unidos.   

“Esta condicionante hace que el alquiler para las mujeres que son atraídas por la oferta laboral en las maquilas sea una de las formas más comunes para acceder a la vivienda, pero que resulta problemático porque la demanda es grande y las condiciones a las que acceden el alquiler son precarias, lo que no les asegura una estancia adecuada”, indica el texto.

Desigualdad y segregación   

La informalidad con la que se maneja el mercado de alquiler provoca condiciones de inseguridad en la tenencia, en el caso del estado de Guerrero, los datos de la ENVI (2020) arrojaron que las viviendas con jefatura femenina presentan mayor incidencia en la informalidad, ya que alrededor del 85% se encuentran sin contrato vigente.   

Sin embargo, existen otras prácticas en la vivienda de renta que tienen mayor repercusión. Según la Sedatu, en áreas urbanas consolidadas, donde la competencia por los inmuebles bien localizados es mayor, los perfiles de mujeres jóvenes solteras o con hijos no suelen ser bien recibidos en el mercado de alquiler, porque se considera un riesgo en el pago.  

Además, las zonas con mejores equipamientos y servicios también son áreas que suelen sufrir procesos de gentrificación que resultan diferenciales para las mujeres, pues al tener desigualdad e inestabilidad en sus ingresos, su acceso a vivienda bien localizada se vuelve complejo.   

Al tomar en cuenta estos factores, el estudio de la Sedatu concluye que, en materia de género, es necesario tomar en cuenta las condiciones que el alquiler propone como una forma de acceso a la vivienda, ya que puede presentar mejores cualidades que los inmuebles en propiedad, “no sin dejar de lado que aun cuando la vivienda tiene mejores características, el alquiler también es más común en donde hay mayor desigualdad y segregación residencial”.