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Calidad de crecimiento económico, determinante para la clase media: BID
Señala que se debe impulsar la expansión con aumentos masivos de inversión pública en infraestructura, logística y otros bienes públicos.
Foto EE: Rosario Servin.
La calidad del crecimiento económico en América Latina tendrá una influencia decisiva en la recuperación de la clase media, coincidieron expertos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Impulsar el crecimiento con base en aumentos masivos de inversión pública en infraestructura, logística y otros bienes públicos, dará lugar a una mayor inversión y productividad privada, consignaron.
De completarse, se apuntalará la expansión y tendremos una base sostenible de consolidación para las clases medias, advirtieron.
Al interior del documento titulado “Cómo acelerar el crecimiento económico y fortalecer la clase media de América Latina”, explicaron que gracias a la expansión que se logró en la década del 2000 al 2010 en la región, la clase media pasó de representar 25% de la población, a cerca de 70 por ciento.
Con más inversión, expansión y creación de nuevas empresas, se crearon más empleos formales que permitieron la expansión de este segmento de la población regional.
Sin embargo, reconocieron que “parte importante de la clase media se encontraba en condiciones de vulnerabilidad, cerca de la línea de la pobreza, pero con el impacto de la crisis por el Covid-19, sobre el empleo y los ingresos, este sector de la población se vería más afectado de manera significativa”.
El Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional (FMI) también estudiaron el impacto de la pandemia en las clases medias de la región. Coincidieron en advertir que el episodio de pandemia “posiblemente revirtió décadas de avances sociales”.
En marzo del 2023, el director interino del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, Niegel Chalk, destacó que las presiones inflacionarias estaban agudizando el deterioro de las condiciones económicas de las familias. Lo que a su vez tenía impacto más severo entre los hogares de América Latina, donde se privilegia el gasto en alimentos y energéticos, los productos cuyos precios estaban particularmente presionados al alza.
Caso México
México no ha sido la excepción en este empequeñecimiento de la clase media. El empobrecimiento que experimentó la población mexicana tras la pandemia y el cierre de actividades económicas resultó de la reducción de la clase media y la clase alta de México, como lo confirmó la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto de los Hogares.
Al interior de una serie de documentos de trabajo, expertos del BID enfatizaron que pese a los avances logrados en el PIB regional durante la primera década del 2000, América Latina seguía siendo una de las regiones más desiguales del mundo, lo que sí vulneraba, la condición de la población en clase media.
“Era necesario trabajar en el desarrollo y expansión de una red de seguridad de apoyo a este sector, lo que incluye sistemas jubilatorios y de pensiones efectivas, mercados laborales formales y eficientes, seguros de desempleo, servicios públicos, salud y educación de calidad”, expusieron.
Pandemia y clase media
Uno de los documentos fue desarrollado en plena crisis por la pandemia de Covid-19. En éste enfatizaron que aún en el escenario de rápida recuperación, la crisis podía generar retrocesos en las ganancias que ha experimentado la región.
Subrayaron que en términos de infraestructura, la crisis ha puesto en evidencia el retraso existente en las redes y capacidad digital de la región.
La crisis también refuerza la necesidad de atender los problemas de acceso al crédito que se evidencian.
Un documento de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) ya había señalado que el acceso al crédito es una característica de la clase media y el endeudamiento y la educación financiera son determinantes para su desarrollo.
Seguridad social e informalidad
Al interior del documento del BID titulado “Cómo acelerar el crecimiento económico y fortalecer la clase media de América Latina”, explicaron que los sistemas de seguridad social alcanzan sólo una fracción de la fuerza de trabajo y más de la mitad de los trabajadores carece de cobertura.
Explican que antes de la pandemia, sólo 45 de cada 100 empleados contribuían o estaban afiliados a un plan de jubilaciones o pensiones y había ocho personas en edad productiva por cada jubilado o receptor de pensión.
En otro documento, del BID, titulado Minimum wage policy and ineguality in Latin America and the Caribbean, resaltan que sólo 7 países de la región cuentan con un régimen de seguro de desempleo, lo que implica que sólo 38% de los trabajadores formales cuentan con este beneficio social.
Enfatizan que los salarios mínimos suelen ser determinantes de la desigualdad regional en los ingresos de los empleados asalariados formales y autónomos.
Políticas públicas, otro vector
En el documento sobre Cómo acelerar el crecimiento económico, detallaron que la mejor y más eficaz respuesta para disminuir la pobreza y la desigualdad es continuar creciendo.
Consignaron que aún con crecimiento económico en marcha, seguirá siendo necesario aplicar políticas públicas de reducción de la pobreza.
Detallaron que en una sociedad en crecimiento, la situación de pobreza extrema no es permanente y en esas condiciones hay que enfocarse en quienes reciben las ayudas gubernamentales y evaluar su impacto en términos de disminución de la pobreza, aumento de las oportunidades de empleo y mejoras permanentes de la calidad de vida de quienes reciben las ayudas.
