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Economía

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Caso Rousseff desvela a senadores brasileños

La presidenta Dilma Rousseff ha sido acusada de maquillar las cuentas públicas del 2014, año en que se reeligió.

La sesión en el Senado de Brasil para iniciar un juicio político contra la presidenta Dilma Rousseff cumplió con todas las características del espíritu nacional: se trató de un debate intenso, acalorado, extenuante, que se prolongó hasta la madrugada del jueves desde el inicio del encuentro, a las 9 de la mañana del miércoles. Al cierre de esta edición, 11:30 pm en México, la votación a favor del impeachment, que suspende inmediatamente de su cargo a Rousseff, se encontraba en un agónico marcador de 36 votos a favor del impeachment y 12 en contra, con cero abstenciones; se necesitan 41 para iniciar el juicio político.

En caso de proceder el impeachment contra Rousseff, Michel Temer, antiguo aliado del gobierno y hoy su máximo detractor, recibirá la presidencia interina por un periodo de 180 días, por lo menos, que es el tiempo previsto en la ley para juzgar a la presidenta por maquillar las cuentas públicas del 2014, en pleno año de su reelección.

Se trató de una sesión histórica. Desde Fernando Collor de Mello, en 1992, ningún otro presidente en democracia en Brasil había sido suspendido de sus funciones. Para Rousseff, se trató de una andanada de malas noticias que no hizo más que crecer hasta sepultar la reputación de la presidenta y motivar las vendetas de sus adversarios.

Primero fue la crisis económica y financiera internacional, en la que pocos países salieron bien librados, pero luego vino el escándalo en la mayor compañía estatal, Petrobras, que involucró a buena parte de la élite política y empresarial de Brasil.

En medio, una profunda recesión recordó al país su condición latinoamericana de altibajos y descalabros. Rousseff no pudo hacer frente a las difíciles circunstancias económicas, que se sumaron a un clima político desgastante y aglutinador de los peores demonios del Partido de los Trabajadores. Antiguos aliados cortaron de tajo sus vínculos e impulsaron en el Congreso el proceso de impeachment. El caso modélico lo protagonizaron el vicepresidente del país, Michel Temer, y Eduardo Cunha, presidente de la Cámara baja actualmente suspendido de sus funciones mientras se le investiga por enriquecimiento ilícito. Ambos, del PMDB, hicieron lo imposible para sentar a Rousseff en el banquillo.

Brasil tendrá un nuevo presidente. Será difícil que Rousseff regrese al puesto. Se terminan 13 años de gobiernos del PT. Por el momento, los analistas no prevén un cambio radical en las políticas públicas de inclusión social emprendidas durante el periodo de gobierno más largo de un mismo partido en el país. Pero en Brasil, nada es imposible y, fiel a su espíritu, es una nación adicta a las emociones fuertes. (Con información de Valor Económico, Reuters y AFP)

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