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Economía

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Clase alta también recibió impacto

Al llegar la pandemia, unos 800,000 profesionistas médicos, abogados, arquitectos, que tenían sus despachos y consultorios privados o que ofrecían algún tipo servicio tuvieron que cerrar sus negocios y para fines de ese año, había solamente 1 millón de personas en la llamada clase alta.

FACHADA INEGI

FACHADA INEGIECONOMISTA

Al desmovilizarse la población por el confinamiento que trajo consigo la pandemia, se presentó un empobrecimiento de la clase alta y la clase media, de acuerdo con cifras recabadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

Al cerrarse muchas actividades económicas como servicios y comercio, los empresarios y microempresarios experimentaron una reducción de su capacidad adquisitiva pues simplemente dejaron de generar ingresos, explicó el director general adjunto de datos económicos del Inegi, Gerardo Leyva.

Ese fue el caso del doctor Javier Pérez, que cerró su consultorio de pediatría en el Hospital de México en la CDMX, pues al declararse la pandemia dejaron de llevar a la cita periódica mensual a los pequeños pacientes; se cancelaron por completo las citas para vacunas y sus intervenciones de consulta médica se limitaron a las emergencias, que realmente eran poca.

Los niños se quedaron en su casa, protegidos de todo tipo de virus. Durante un año completo, de abril de 2020 al mismo mes de 2021, se erosionaron sus ahorros pues los gastos seguían y con ellos, el pago de la renta de su consultorio en el hospital.

El doctor Pérez intentó alentar la asistencia con promociones; bajó el precio de su consulta presencial e incursionó en las revisiones en línea, pero sus ingresos fueron insuficientes para mantener siquiera la renta del consultorio que mantuvo por más de 30 años en el Hospital de México, sin éxito.

Datos del Inegi muestran que todavía en 2018, había 1.8 millones de mexicanos en la llamada clase alta. En este segmento está la población que cuenta con un ingreso de 77,975 pesos mensuales.

Al llegar la pandemia, unos 800,000 profesionistas médicos, abogados, arquitectos, que tenían sus despachos y consultorios privados o que ofrecían algún tipo servicio tuvieron que cerrar sus negocios y para fines de ese año, había solamente un millón de personas en la llamada clase alta.

Recuperación más rápida

El experto del Inegi considera que la clase alta también es la que más rápido consiguió recuperarse por la serie de habilidades educativas que tiene y las herramientas financieras que tenía contratadas.

Sin embargo, tal como con la clase media, será hasta que procesen los resultados de la ENIGH 2022 cuando tendrán los datos más precisos a lo que sucedió tras la pandemia.

Esta expectativa parece confirmada con la historia del doctor Pérez, que al mudarse a Tijuana, consiguió levantar su consultorio con el flujo de pacientes que también comenzaron a cruzarse de Estados Unidos y completó la migración de su familia.

Según la información del Inegi, 41.8% de las personas que están en la clase alta, trabajan en corporaciones, compañías o empresas privadas;  22.7% trabaja en el gobierno; solo 7.9% trabaja en un negocio independiente, personal o familiar y 4% en instituciones no administradas por el gobierno.

Los ultrarricos

El Inegi no tiene como tal una definición de los segmentos económicos de la población; pero a partir de información documentada en la ENIGH 2020, realizó un estudio para cuantificar a la clase media.

Tomó el gasto para identificar los segmentos económicos, a partir de la premisa del auditor que dice que el ingreso suele presentar subdeclaraciones.

El experto del Inegi explica que la ENIGH tiene muchas virtudes, pero también limitaciones en la medición, pues no incorpora a los hogares extra ricos y ultra ricos que viven en México, que integrarían al estrato de ingreso súper alto, pues sus niveles de ingreso y gasto sería mucho mayor al de la media de la población. En este segmento, la proporción de la población es mínima.

ymorales@eleconomista.com.mx

Yolanda Morales Quiroga es “corresponsal itinerante” en organismos financieros internacionales, apasionada de la macroeconomía y la política monetaria y contadora de historias, detrás de sus apuntes de reportera. Oficio en el que se ha desempeñado por 19 años. Reportera de Finanzas Globales, blogger y conductora del Programa en línea de El Economista, Voces en Directo.

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