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El conflicto de Grecia y Alemania
Muchos prominentes economistas de habla inglesa están alarmados u horrorizados por el manejo de la crisis en Grecia por parte de Europa.
Muchos prominentes economistas de habla inglesa están alarmados u horrorizados por el manejo de la crisis en Grecia por parte de Europa. Varios premios Nobel dicen que ésta se ha exacerbado, una y otra vez, por un enfoque innecesariamente rígido por parte de Alemania, la potencia económica de Europa y el que toma las decisiones. Los economistas argumentan que Grecia simplemente no puede pagar sus deudas, no importa lo mucho que el país recorte sus servicios públicos o suba los impuestos. Al insistir que lo sigan intentando, la intención de Alemania parece ser la de castigar a Grecia.
Los alemanes lo ven de otra manera, diciendo que lo que hacen puede ser doloroso, pero necesario, para sacar al país a flote en el largo plazo. Para entender la diferencia en la opinión, podría ayudar un sketch de Monty Python de 1974 sobre un partido de futbol entre Alemania y Grecia.
En el partido, los países están representados por sus principales filósofos. Durante gran parte del juego, ambas partes no hacen nada más que hablar. Luego, en el último minuto, hay movimiento. Sócrates le mete un gol al portero alemán Gottfried Wilhelm Leibniz (1646 - 1716), para ganar el partido. Los filósofos alemanes G.W.F. Hegel, Kant y Karl Marx van a disputar el gol con el árbitro, Confucio.
Hegel sostiene que la realidad no es más que un complemento, a priori, de la ética no naturalista. Kant, a través del imperativo categórico, mantiene que ontológicamente esto sólo existe en la imaginación , narra el locutor. Marx argumenta que era fuera de lugar .
No está claro si estas líneas hacen sentido (aunque en la repetición, Sócrates sí parece haber estado fuera de lugar). Sería arriesgado inferir mucho del simbolismo del sketch. En términos generales, los escritores de Monty Python sugieren algunos de los conceptos más grandes en la filosofía alemana de los últimos tres siglos -conceptos que, de alguna manera, siguen influyendo en el pensamiento alemán sobre la política económica.
La pregunta básica para todos estos pensadores es si los patrones que vemos en el mundo que nos rodea realmente reflejan los patrones que existen en la naturaleza o si son simplemente intentos de nuestras mentes para estructurar lo que vemos. Para muchos filósofos alemanes, un esfuerzo fundamental era entender los principios que rigen a las sociedades.
Éste es un tema para los economistas, que buscan patrones en la masa de estadísticas que regurgitan los mercados de valores y las encuestas laborales. No siempre es suficiente, sin embargo, ver cómo se comportan los mercados y los precios para describir los patrones matemáticos que parecen seguir. En la práctica, siempre parece haber excepciones a las reglas, a veces con consecuencias catastróficas, lo que sugiere que tal vez esos patrones tienen más que ver con nuestras mentes que con la propia naturaleza.
Los economistas anglosajones son guiados por la filosofía utilitarista de John Stuart Mill o Jeremy Bentham, preguntando simplemente si una política funciona , escribió The Economist recientemente. Los alemanes se van del lado de Immanuel Kant, en la creencia de que nada funciona, solamente por la ley, y se horrorizan cuando el (Banco Central Europeo) se desvía de su estrecho mandato .
Los griegos han usado los textos de Kant sobre lo que es correcto para argumentar en contra de pagar sus deudas.
Los filósofos alemanes posteriores se basaron en las opiniones de Kant. Hegel se refiere a la relación entre los acontecimientos, los hechos y la historia y los principios que los guían -lo que yo llamaría a las leyes de la economía y las ciencias sociales. Marx tomó este debate de una manera para que los lectores contemporáneos pudieran estar más familiarizados con el tema. Para Marx, la economía fue lo que le dio un propósito a la historia y un rumbo hacia el cual ir. Creía que el capitalismo era una especie de idea intrínseca que moldeaba la historia -pero con contradicciones internas que inevitablemente resultan en una revolución socialista.
Una de las ideas clave de la economía en la filosofía alemana -y, de otras culturas- era que había algo antinatural en la deuda, de hecho, era inmoral. La palabra schuld en alemán significa tanto deuda y como culpa. Una de las grandes obras de Nietzsche analizó la relación entre la vergüenza y la deuda. En La genealogía de la moral, Nietzsche miró a la relación personal más antigua y primitiva entre el acreedor y el deudor como el origen de cómo una persona se mide a sí mismo primero contra otro , escribió Kenneth Dyson en Foreign Affairs.
Posteriormente, en el siglo XX, los pensadores alemanes perfeccionaron estas ideas. Walter Eucken (1891-1950), un opositor de los nazis y un economista que ha sido enormemente influyente en Alemania desde la Segunda Guerra Mundial, quería desarrollar una teoría económica- que pudiera describir precios, inversiones, deudas, monopolios y más de manera integral -en lugar de ser una simple sucesión de hechos aparentemente aleatorios.
En particular, se opuso a la obra de John Maynard Keynes (1883-1946) -el famoso economista británico que dominó el pensamiento económico en el mundo de habla inglesa- sobre cómo el gobierno debe responder a las crisis. Keynes creía que el gobierno tenía que tratar agresivamente con cada crisis, como ocurrió, y llenar el vacío dejado por el sector privado. Podría hacer esto al reducir las tasas de interés para estimular la actividad económica o gastando dinero directamente para reactivar la economía de nuevo.
Por lo tanto, la economía no tiene una base firme, siempre está tratando de ponerse al día con los acontecimientos y siempre está moviéndose de una crisis a otra , escribió Eucken en Los fundamentos de economía, un libro de 1940.
Fue un eco directo de las diferencias entre Kant y Mill. Eucken observó a los mercados como sistemas de reglas con principios rectores y creía que la responsabilidad del gobierno era establecer estos principios para después seguirlos. Esas reglas, a su juicio, deben ser diseñadas para ajustarse a la economía de manera automática ante una crisis, para que los políticos puedan adherirse a ellas, incluso cuando las cosas salieran mal.
En este aspecto, el pensamiento de Eucken fue similar al del economista estadounidense Milton Friedman, quien también creía que los bancos centrales deben seguir reglas establecidas de antemano en tiempos de crisis. Las reglas acordadas limitarían la posibilidad de una mala política que pueda imponer tasas, demasiado altas o bajas, para tratar de enderezar una tambaleante economía. Ambos pensadores también consideraron que dar demasiado margen de maniobra a los funcionarios del gobierno limitaría la libertad de los ciudadanos, y que era mejor irse por un sistema de reglas claras y establecidas.
La perspectiva de Eucken se conoce como ordoliberalismo, y es muy popular entre los economistas alemanes. Un escepticismo de la deuda es fundamental para la filosofía, que, muchos consideran, influye en la política alemana actual. Como The Economist relató en una breve historia del ordoliberalismo:
Es una rama del liberalismo clásico que surgió durante el periodo nazi, cuando los disidentes alrededor de Walter Eucken, un economista en Friburgo, soñaban con un mejor sistema. Ellos reaccionaron contra las economías planificadas de la Alemania nazi y la Unión Soviética. También rechazaron tanto el laissez-faire puro, como la gestión de la demanda keynesiana.
El resultado fue una escuela cercana a la austriaca de Friedrich Hayek. Ambos compartían la opinión de que el gasto deficitario para la gestión de la demanda era una tontería. El ordoliberalismo difiere en la creencia de que el capitalismo necesita un gobierno fuerte para crear un marco de normas que proporcionen el orden (ordo, del latín) que los mercados libres necesitan para funcionar de forma eficiente.
De los ordoliberales surgió una gran idea para la intervención del Estado cuando los cárteles dominaron la economía: una política antimonopolio. Una segunda idea fue una estricta política monetaria que se centró de manera rígida y exclusiva en la estabilidad de precios. Una tercera fue la aplicación del Haftung, que significa no sólo la obligación sino también la responsabilidad. Esto se presentó después de la crisis del 2008. Los alemanes escribieron un freno a la deuda en su constitución, explicó The Economist, que busca equilibrar los presupuestos estatales y federales, y que han tratado también de llevar la filosofía a otras naciones europeas.
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