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Economía

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Ether, víctima de su éxito

Ethereum no tiene como principal función crear una única moneda sino albergar programas informáticos.

El Ether, la segunda moneda virtual en términos de capitalización después del bitcoin, sufrió una fuerte caída en las últimas semanas, motivada por la preocupación sobre la capacidad de su sistema de blockchain, el Ethereum, a resistir a su éxito.

Todas las criptomonedas registraron un principio de mes difícil, pero el ether, creado en el 2015, se vio particularmente afectado, con un desplome de casi 20% en tres semanas.

Este lunes se cambiaba en torno a los 230 dólares, lejos de los 805 dólares alcanzados en mayo o de los 6,600 del bitcoin.

Más allá de la decisión del banco Goldman Sachs de suspender su proyecto de plataforma de cambio, que penaliza a todo el sector, el ether sufrió debido a las declaraciones de Vitalik Buterin, cofundador de Ethereum, de un protocolo de cambio descentralizado y presentado como inviolable.

“El espacio de la blockchain (cadena de bloques) llega a un punto en que se ve un límite”, dijo a principios de mes a la agencia Bloomberg este programador ruso-canadiense de 24 años que, desde entonces, ha intentado suavizar sus palabras.

El sistema de cadena de bloques garantiza la seguridad de las transacciones, porque, para modificar una información, habría que cambiarla simultáneamente en los ordenadores de todos los usuarios vinculados a ella.

Buterin se hizo multimillonario con Ethereum, pero “ya no hace el trabajo que se supone que debería hacer: aumentar la confianza de las empresas en la tecnología y aportarles lo que necesitan”, es decir, capacidad para adaptarse a un aumento de la demanda, considera Naeem Aslam, analista de Think Markets.

Atascos en la cadena

A diferencia de la cadena de bloques del bitcoin, Ethereum no tiene como principal función crear una única moneda sino albergar programas informáticos o contratos inteligentes.

Éstos permiten, en particular, iniciar automáticamente transacciones cuando se cumple una cierta condición. Por ejemplo, en el caso de las apuestas deportivas, el dinero jugado se puede repartir instantáneamente entre los ganadores una vez que se conoce el resultado, sin necesidad de ninguna intervención exterior.

También se realizan a partir de Ethereum más de dos tercios de las Ofertas Iniciales en Monedas (ICO, por su sigla en inglés), captaciones de fondos en monedas virtuales.

El número de ICO se disparó en el 2017, lo que contribuyó al alza del ether, cuyo precio se multiplicó por más de 160 en un año, antes de empezar a caer en enero.

El problema fue que toda la actividad en torno a las ICO a veces saturó la cadena de bloques.

Cuando a la red le cuesta hacer frente al número de transacciones, los gastos aumentan y hay que pagar más para que una operación sea tratada con prioridad. Los gastos medios suelen oscilar en torno a unos centavos de dólar, pero temporalmente superaron los 5.5 dólares a principios de julio, según la web bitinfocharts.

Para mejorar la capacidad del sistema, se han previsto profundas modificaciones de su arquitectura, pero los retrasos se acumulan y esto, según Jerome de Tychey, presidente de una asociación que promociona en Ethereum, podría haber desanimado a algunos inversionistas.

Desde mayo, el ether perdió casi 75% de su valor, lo que hizo pasar su capitalización de unos 82,500 millones de dólares a 23.120 millones de dólares.

Otra consecuencia del éxito del ether son las numerosas ICO realizadas en esta moneda. Según un estudio de Diar, una revista en línea especializada en criptoactivos, las empresas que realizaron captaciones de fondos antes de la disparada de los precios “disponen de enormes reservas” de criptomonedas, superiores en algunos casos a su capitalización, y cuando las ponen a la venta contribuyen a la caída de los precios.

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