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Expresidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, no se postulará a la elección para liderar el BID
La elección cobra relevancia por el peso que puede tener el organismo en la reconstrucción de las economías regionales, golpeadas por la pandemia del coronavirus.
La expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla anunció el jueves que no se postulará a la elección para liderar el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), prevista para el 12 y 13 de septiembre, y criticó un proceso en el que es favorito el candidato del mandatario estadounidense Donald Trump.
Los gobiernos de México, Argentina, Chile, Costa Rica y la Unión Europea son partidarios de aplazar la votación por la crisis del coronavirus, aunque algunas voces apuntan también a que varias naciones integrantes del organismo prefieren que sea un latinoamericano el que lo presida.
Mauricio Claver-Carone, asesor de Trump y conocido por su postura crítica en torno a Cuba y Venezuela, es el favorito para ocupar el puesto en el BID, al que aspira Argentina con la postulación de Gustavo Béliz, secretario de Asuntos Estratégicos del Gobierno de Alberto Fernández.
Chinchilla (2010 y 2014) comunicó su decisión al presidente costarricense, Carlos Alvarado, que la había candidateado para sustituir al colombiano Luis Alberto Moreno en el principal banco de desarrollo de América Latina, aunque hasta ahora ninguna nación la había respaldado públicamente.
"Seguir adelante con nuestra aspiración nacional equivaldría a endosar un proceso que no considero conveniente ni para el BID ni para el hemisferio en las presentes condiciones", dijo en referencia a la candidatura que por primera vez presentó Washington para ocupar la cúpula de la entidad financiera.
"Esta decisión (de Estados Unidos) constituye, además, una señal en extremo preocupante para la gobernanza" del BID, dijo Chinchilla en una carta a Alvarado. La exmandataria dijo a Reuters que solo retomaría su campaña si se modifica de manera sustancial el proceso, algo que consideró "muy poco probable".
El candidato ganador debe conseguir el apoyo de más de 15 de los 28 países de la región y la mayoría de votos de la totalidad de miembros. El peso de cada nación está vinculado al porcentaje de acciones en el banco y si no se llega al 75% del quórum en la votación de septiembre, que será virtual, deberá reprogramarse.
La elección cobra relevancia por el peso que puede tener el organismo en la reconstrucción de las economías regionales, golpeadas por la pandemia del coronavirus. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) estimó en julio que el producto interno bruto de la región caerá un 9.1% este año.