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Gobierno de Boric busca gravar dividendos en niveles de la OCDE
Para Deloitte, podrían estudiarse fórmulas que permitan mejorar el sistema actualmente vigente en el país (integrado), como mayor simpleza en los registros, pero sin necesidad de cambiarlo.
El sistema integrado funciona de forma correcta en países considerados referentes para Chile como es el caso de Nueva Zelanda, Australia y Canadá”.
Deloitte Chile
Quizá el principal cambio que trae la reforma tributaria en Chile es la modificación del sistema impositivo para las grandes empresas. Así, se deja atrás el sistema de integración parcial, en el cual el socio de una compañía podía descontar en sus impuestos personales hasta un 65% de lo pagado a nivel de la empresa, y se pasa a un sistema desintegrado.
Esto último significa que la tributación corporativa y la de sus socios se separan y ya no se podrá usar el crédito contra el impuesto empresarial. Así, se crea un gravamen de 22% para los dividendos distribuidos a personas naturales, de manera de que la carga total para un socio de empresas tenga como techo un 43%, en lugar del 44.45% actual.
Para las compañías que vendan hasta 75 mil UF como promedio en los últimos tres años se mantendrá el sistema de integración total, donde el 100% de lo tributado por la compañía puede ser descontado por los dueños de la misma. Un informe elaborado por Deloitte Chile aterriza cómo quedaría Chile respecto al mundo desarrollado con las tasas y diseño del nuevo esquema impositivo.
Con la reforma, la tasa máxima de tributación para los dividendos distribuidos a un accionista, considerando impuesto corporativo, personal y a los dividendos, se ubicaría en 43 por ciento. Esto lo dejaría en niveles similares a los de Finlandia (43.1%) e Italia (43.76%) y algo por debajo de Japón (44%), España (44.50%) y Suecia (44.42 por ciento). El promedio de los países de la OCDE es de 41.7 por ciento.
El socio de Tax & Legal de Deloitte Chile, Hugo Hurtado, considera que no existe un sistema tributario que sea per se ideal o no para un país, existiendo argumentos a favor y en contra para el integrado y el desintegrado, con todas sus variaciones. “En nuestro análisis, se desprende que la mayoría de los países OCDE tienen un sistema desintegrado pero el sistema integrado funciona de forma correcta en países considerados referentes para Chile como es el caso de Nueva Zelanda, Australia y Canadá”, señala Hurtado.
El abogado agrega que, a su juicio, el sistema integrado es un sistema “apropiado” para Chile, pero podrían estudiarse fórmulas que permitan mejorar el sistema actualmente vigente en el país, como mayor simpleza en los registros; comenzar la determinación de las rentas afectas a impuesto finales desde las utilidades tributarias generadas por las empresas más las percibidas desde otras empresas y no desde el patrimonio, establecer mecanismos que faciliten el cumplimiento y disminuyan la elusión y evasión, entre otros.
“Si se decide avanzar en un sistema desintegrado recomendamos el de inclusión parcial del 50%, el cual permite gravar en forma progresiva a los que ganan más, cumpliéndose con el principio de equidad vertical”, concluye el reporte.
En el caso de la tasa del 22% sobre dividendos y ganancias de capitales, considera que también parece ser un poco alta, por lo que puede tener un impacto en la profundidad y liquidez de nuestro mercado de capitales. De hecho, la tasa de 22% es idéntica a la que aplica Islandia y algo menor que la de Suiza (22.29 por ciento).