Lectura 5:00 min
La desconfianza, principal reto entre Europa y Grecia
Los ministros de Finanzas de la zona del euro deben decidir si aceptan las propuestas de reforma de Grecia y negocian un tercer rescate que podría elevarse a unos 59,000 millones de dólares en tres años, pero Europa duda de los griegos.
La "falta de confianza" es el principal obstáculo en las negociaciones con el gobierno griego, afirmaron este sábado varios ministros de Finanzas de la zona euro, reunidos de urgencia en Bruselas para decidir si otorgan un nuevo rescate financiero a Grecia y evitar su salida del euro.
"Hay un grave problema de confianza. ¿Podemos confiar en el gobierno griego para que haga lo que ha prometido en las próximas semanas, meses y años?", se preguntó Jeroen Dijsselbloem, presidente del Eurogrupo y ministro de Finanzas holandés.
Su homólogo alemán, Wolfgang Schauble, el principal partidario de la línea dura con Atenas, auguró por su parte negociaciones "extremadamente difíciles" y lamentó que "definitivamente no podemos confiar en las promesas" de Grecia.
Las instituciones acreedoras -la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional- acogieron favorablemente el viernes la nueva oferta de Atenas, que incluye recortes de pensiones, aumentos del IVA, privatizaciones y nuevos impuestos para las empresas.
El objetivo de Atenas es convencer a sus socios de que le otorguen el que sería su tercer rescate financiero después de los de 2010 y 2012, que supusieron préstamos por 240,000 millones de euros.
Este tercer rescate podría durar entre tres y cuatro años y supondría nuevos préstamos por un valor estimado entre 74,000 millones y 82,000 millones de euros.
Las reformas que propone Atenas a cambio son muy similares a las que exigían los acreedores hace unas semanas antes de que expirara, el 30 de junio, el segundo rescate al país.
Pero el 61% de los electores griegos rechazó este paquete en un referéndum el domingo pasado, una consulta que "generó incertidumbre por parte de las instituciones", dijo el sábado el ministro español de Economía Luis de Guindos, una opinión compartida por varios de sus pares de la zona euro.
A su llegada a Bruselas, la directora gerente del FMI, Christine Lagarde, quiso ser optimista y declaró esperar "muchos avances" en la cumbre del Eurogrupo, mientras que el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, aseguró que la "clave" será la "rapidez" de Grecia en aplicar las reformas.
Frente a la falta de confianza, varios países habrían puesto como condición al rescate que el parlamento griego apruebe en los próximos días algunas de las reformas anunciadas, como muestra de "seriedad", indicaron fuentes europeas.
Según una fuente europea, las posibilidades de alcanzar un acuerdo son ahora de "50/50".
Para Grecia no será fácil vencer las resistencias de algunos Estados europeos, en particular Alemania y los países bálticos, que no ven razones para aprobar un tercer rescate de tres años "con las condiciones para uno de cinco meses", según esta fuente.
La deuda, tema pendiente
Tras el Eurogrupo del sábado, los jefes de Estado y de gobierno de los 28 miembros de la Unión Europea se reunirán el domingo en una cumbre extraordinaria para, en el mejor de los casos, avalar un acuerdo.
Incluso si se alcanzara un acuerdo, el rescate necesita la aprobación de al menos ocho parlamentos nacionales, entre ellos el Bundestag alemán.
El primer ministro Alexis Tsipras obtuvo el sábado de madrugada el aval del parlamento griego para negociar su propuesta con Bruselas por 215 votos a favor de un total de 300 diputados.
Sin embargo varios diputados de Syriza, su partido, se abstuvieron en la votación, lo que según los observadores podría augurar cambios en la coalición gubernamental.
"Estoy contento que hubiera mayoría en el parlamento la noche pasada pero muchos esperan que el gobierno griego empiece a actuar rápido porque su mayoría quedó mermada", dijo Michael Noonan, el ministro de Finanzas irlandés.
Tsipras confía en que un acuerdo con sus acreedores ponga de nuevo sobre la mesa la cuestión de la quita o como mínimo, de la reestructuración de la gigantesca deuda del país, que alcanza 180% del PIB, unos 320,000 millones de euros.
La cuestión divide a los europeos. Por un lado Atenas tiene el apoyo de Francia, del FMI, del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk y de numerosos economistas. Sin embargo, Schauble reiteró de nuevo este sábado la posición alemana y recordó que "con los tratados de la Unión Europea no hay posibilidad" de perdonarla.
En las calles de Grecia, la situación no era diferente este sábado a la que se repite desde hace casi dos semanas, cuando se impuso el control de capitales para evitar la huida de capitales y que entre otras medidas limita a 60 euros diarios el dinero que se puede retirar en los cajeros.
Delante de un banco, Vassilis Papoutsoglou, de 52 años, esperaba su turno para sacar dinero. "Todavía no sabemos lo que va a pasar. ¿Podemos esperar algo mejor o será el Apocalipsis?", se preguntó.
El cierre de los bancos griegos está previsto hasta el lunes, pero el viceministro de Finanzas, Dimistris Mardas, dio a entender el viernes que podría extenderse.