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La selección: la economía en América Latina
La situación económica en América Latina es, cuanto menos, compleja. La pandemia de Covid-19 y la guerra de Ucrania han causado diferentes problemas.
Y, aunque también existen grandes oportunidades de desarrollo para las economías de la zona, los problemas previos que arrastran muchas de las naciones hacen que la situación económica en países como Argentina, México y Venezuela está lejos de recuperarse.
A principios de año, la tasa interanual de inflación alcanzó en México casi el 8 %. Uno de los productos de la canasta básica que más subieron de precio fueron los huevos (más de un 15 % en febrero de 2023).
La importancia de este encarecimiento radica en que el consumo per cápita es de 345 huevos al año y que, además, su subida afectó a los precios de otros productos habituales en la alimentación de los mexicanos: las tortillas de harina y los panes y pasteles, entre otros. ¿Los motivos de esta subida? Entre otros, los mayores costes de producción (agua, energía y piensos se han encarecido) y la amenaza de gripe aviar, que obligó al sacrificio de muchas gallinas ponedoras.
Una de las zonas afectadas por esa emergencia sanitaria ha sido Altos de Jalisco, líder en la producción de huevos con casi 25 000 millones en 2022.
El negocio se inició hace más de 80 años como una actividad del patio de atrás: algunas familias tenían en sus casas gallinas ponedoras y lo que comenzó como un modelo de autoconsumo y venta vecinal poco a poco fue creciendo y profesionalizándose. Una de las claves de este éxito está en que las empresas han actuado entre sí como aliadas y han aprovechado sinergias para fortalecer su negocio frente a otras regiones competidoras.
En cuanto al sector exterior, México busca aprovechar las ventajas que le ofrece el tratado comercial con Estados Unidos y Canadá (T-MEC) y la tendencia global hacia la relocalización cercana de la producción (nearshoring). Esa fue la lección aprendida por el comercio internacional tras la rotura de las cadenas de suministro provocada por las limitaciones de movilidad durante la pandemia.
Hace más de siete décadas, Venezuela y Corea del Sur comenzaron un proceso de industrialización focalizado en la sustitución de sus importaciones. Mientras que Venezuela contaba con mayor capital físico (maquinaria e infraestructuras), la mano de obra de Corea del Sur tenía mejores niveles de formación.
La cuestión es que a mayor nivel educativo, trabajo y capital se complementan. Así, Corea del Sur está ahora entre las primeras economías del mundo. La otra cara de la moneda es que la menor formación de la masa laboral fomenta la sustitución de mano de obra por maquinaria, destruye empleos y precariza el trabajo.
El 18 de febrero de 1983, Luis Herrera Campíns, por entonces presidente de Venezuela, anunció que el enorme déficit público obligaba a la imposición del control cambiario.
Ahí comenzó la tortuosa relación bolívar/dólar. A partir de entonces, los venezolanos utilizaron esa divisa para proteger su riqueza. 35 años después, la dolarización se hizo también transaccional para proteger los ingresos de la hiperinflación y la inestabilidad de las instituciones. La cuestión es que la dolarización es un proceso difícil de revertir, que exige de las autoridades económicas y monetarias el control de la inflación y profundas reformas estructurales. Ojalá las veamos.
Elba Astorga, Economía, The Conversation
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.