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Economía

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Más factible, incorporar marcas diferentes al braille en billetes mexicanos

De los billetes con marcas tipo braille que circulan en el mundo, ninguno cumple las especificaciones establecidas, tal es el caso de la distancia mínima entre puntos y la cantidad de dígitos que forman una cifra.

Foto EE: Archivo

Foto EE: Archivo

Un estudio del Banco de México (Banxico) concluye que tratar de incluir el braille en los billetes podría complicar el proceso de denominación en lugar de facilitarlo, haciendo más vulnerable al segmento de personas ciegas y débiles visuales.

Sin embargo, destaca, las marcas hápticas que se han incorporado a los billetes mexicanos (que están relacionadas con el tamaño, relieves y otros), son un elemento que cumple con el objetivo de facilitar el proceso de denominación.

“Las marcas hápticas han sido evaluadas a través de estudios de percepción con personas ciegas y débiles visuales, quienes han reportado que son de utilidad para distinguir las denominaciones de billetes”, señala.

El documento “Características presentes en billetes mexicanos para facilitar su denominación a las personas ciegas y débiles visuales”, resalta que de los billetes con marcas tipo braille que circulan en el mundo, ninguno cumple las especificaciones establecidas por la Comisión Braille Española (CBE) –organismo que regula las especificaciones de este sistema–, tal es el caso de la distancia mínima entre puntos; la cantidad de dígitos que constituyen una cifra y/o la presencia de la configuración que indica que se trata de un número.

“Esto, derivado del espacio que implica poner un número en braille completo en la superficie del billete que ya es reducida, pues incorpora elementos gráficos y de seguridad”.

Detalla que para el caso de los billetes de algodón, son pocos los que cuentan con este tipo de marcas, siendo la altura la principal restricción, ya que las máquinas de impresión, particularmente las que generan relieves sensibles al tacto, únicamente permiten crear elementos con alturas de alrededor de 58 micras, que están alejadas de la altura mínima de 200 especificada para el sistema, y con el deterioro en circulación de los billetes, tienden a desgastarse, llegando a ser menores a 30 micras.

En lo que respecta a los billetes de polímero, agrega, no se conoce alguno en el mundo que tenga marcas similares al braille, y en su lugar cuentan con marcas basadas en líneas o puntos que se agrupan en celdas de cuatro o seis componentes -elemento conocido como dominó-.

“Por lo anterior, no es técnicamente posible tener marcas que cumplan con la especificación braille en los billetes nuevos y mientras están en circulación”, enfatiza.

En México, desde hace años se usan marcas hápticas

El estudio menciona que en México, desde el 2005, se empezó a incorporar a los billetes marcas hápticas relacionadas con elementos geométricos, tamaño por denominación, y altos relieves.

Las marcas hápticas, explica el organismo central, son elementos presentes en los billetes, que facilitan la denominación por parte de personas ciegas o con debilidad visual a través del sentido del tacto.

En el caso de los billetes mexicanos, por ejemplo, en algunos de papel de 100 pesos, las marcas hápticas son cinco líneas discontinuas, verticales, paralelas y ligeramente inclinadas hacia la izquierda; en tanto en algunos de 200, se trata de un cuadrado y en los de 500, cinco líneas discontinuas.

Pero, para familias de billetes más actuales, en los de 200 pesos son un conjunto de dos líneas en los extremos; en los de 500, tres líneas; mientras que en los de 1,000, cuatro líneas. En los billetes de polímero, las marcas se encuentran sobre las ventanas transparentes, ubicadas en los extremos.

“Las marcas hápticas han sido evaluadas a través de estudios de percepción con personas ciegas y débiles visuales, quienes han reportado que son de utilidad para distinguir las denominaciones de billetes”, puntualiza el documento.

Asegura que estas marcas, además de ser de utilidad por parte de personas ciegas y débiles visuales, son de uso sencillo y aprendizaje intuitivo, por lo que no requieren entrenamiento previo.

eduardo.juarez@eleconomista.mx

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