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Presidenciables voltean a ver al Sistema Nacional de Cuidados, pero no su financiamiento
Organizaciones y expertos alzan la voz en pro de una reforma fiscal progresiva, la cual ayudaría a fortalecer los ingresos públicos, principalmente los tributarios, y así atender necesidades de gasto.
El Sistema Nacional de Cuidados (SNC) es una de las grandes deudas históricas que se tiene con las mujeres y, al parecer, el siguiente gobierno, independientemente de quien lo encabece, quiere tomar cartas en el asunto.
Pese a que los tres candidatos a la presidencia de México han incluido propuestas para atender las necesidades del país en términos de trabajo del hogar y cuidados, ninguna de las iniciativas tiene trazado un plan de financiamiento claro, ni un proyecto de cooperación integral.
Desde el regreso de las Estancias Infantiles, hasta transferencias monetarias y la implementación de un SNC han sido de las promesas que se han escuchado en los últimos días. Han sido las dos candidatas, Claudia Sheinbaum, por Morena, y Xóchitl Gálvez, por la oposición, las que han hablado directamente de la creación de un SNC; mientras que Jorge Álvarez Máynez, de MC, indicó que busca crear un programa de cuidados para retribuirle a las mujeres las horas que han prestado a los cuidados.
Estas posiciones se alinean con la necesidad –cada vez más expuesta– de repensar y redistribuir estas tareas, que históricamente han recaído en las mujeres, especialmente las más vulnerables.
En México, las mujeres realizan casi 75% de todo el trabajo de cocina, limpieza de la vivienda, compras para la familia, administración y pago de servicios, cuidado de niños menores o adultos mayores y mantenimiento de la ropa y el calzado. Además, cerca de 90% de las mujeres que tienen un empleo remunerado, también trabajan sin pago dentro de sus casas cumpliendo jornadas de casi 15 horas al día.
Andrea Larios, investigadora de Justicia Fiscal de Fundar, explicó que, pese a la necesidad de corregir estas desigualdades, las propuestas carecen de algo que es sumamente importante para garantizar el derecho al cuidado –y en general, de cualquier derecho– que es una fuente de financiamiento sostenible en medio de unas finanzas públicas en donde las presiones y necesidades de gasto son cada vez mayores.
En este sentido, al igual que muchas otras organizaciones, alzó la voz en pro de una reforma fiscal progresiva, la cual ayudaría a fortalecer los ingresos públicos –principalmente los tributarios– y así atender necesidades de gasto, como lo sería el Sistema Nacional de Cuidados.
De acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, este sistema podría costar hasta 1.4% del PIB anual. Este sexenio, pese a tener el tema en el radar, no se logró avanzar, pero sí se dejaron esbozos de qué podría hacerse. Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda, ha dicho que se podría implementar un sistema como el de las afores, donde el patrón, Estado y trabajador aporten; sin embargo, esto continuaría dejando de lado a aquellos que están en la informalidad.
Asignación y responsabilidades
Otro reto, además del financiamiento es tener claridad en la asignación de tareas y responsabilidades entre las instituciones públicas que participarían del SNC”, resalta Fernanda García, directora de Sociedad Incluyente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Añadió que también se debe establecer de manera constitucional el derecho a ser cuidado de manera apropiada, así como el derecho a cuidado en condiciones de dignidad.
La creación de un SNC implicaría un parteaguas importante en la redistribución de estas tareas, pero es importante poner atención a su financiamiento y aplicación, así como monitorear que efectivamente impacte de manera positiva en el bienestar de las mujeres, las infancias, la población más pobre y otros grupos vulnerables.
¿Qué es un Sistema Nacional de Cuidados y por qué importa?
Un SNC implica una serie de políticas públicas integradas en diversas instituciones que tienen el objetivo de garantizar el cuidado a quien lo necesita y proteger los derechos de las personas que cuidan. También busca revalorizar estas tareas y repartirlas de manera igualitaria y justa.
Esta coordinación implica un cambio fundamental: el Estado, los privados y la comunidad reconocen e intervienen en la labor de cuidar.
Su importancia radica en su potencial para contribuir al cierre de brechas de desigualdad. En otras experiencias internacionales se han observado avances de género en dos áreas fundamentales: la educación y el trabajo, ya que muchas mujeres ven mermado su desarrollo en estos ámbitos por el cuidado.
Por ejemplo, de acuerdo con cifras del IMCO, nueve de cada 10 personas que abandonan el mercado laboral son mujeres, y una de las razones principales por las que lo hacen es la falta de tiempo y su trabajo en los cuidados, lo cual podría cambiar si el Estado participa en estas tareas.
También se observa que una de las principales causas de deserción estudiantil en mujeres es el embarazo o la necesidad de ayudar a cuidar a otros miembros de su hogar. Para los hombres el abandono escolar está más relacionado con su ingreso al mercado laboral remunerado.