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Economía

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Regular la economía de cuidados y trabajo doméstico es un camino para la recuperación económica

Actuar desde la iniciativa pública y privada para dignificar las labores de cuidados y trabajo doméstico es esencial en el camino de salida de la crisis que generó la pandemia Covid-19 debido a la importante generación económica que produce el sector. Sólo en México estas actividades generan al año lo equivalente al 23% del PIB nacional.

Foto: Cuartoscuro

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La economía de cuidados y actividades domésticas en América Latina presenta problemáticas importantes de precariedad e inequidad. En la mayoría de los países de la región este sector no se encuentra regulado y se recarga de manera desproporcional en las mujeres.

Levantar políticas públicas que atiendan estas persistentes problemáticas y disparidades no sólo implicaría un avance significativo en el mercado laboral y el desarrollo de la población femenina; también fungiría como catalizador para la recuperación económica de la región ante la fuerte recesión generada por la pandemia, coincidieron las expertas participantes en el foro virtual Cuidados en América Latina y el Caribe en tiempos de Covid-19 organizado por Cepal y ONU Mujeres.

“Debemos visibilizar y revalorizar el trabajo de cuidados, distribuirlo más justa y equilibradamente, y reducir la carga de trabajo no remunerado desde un enfoque de derechos, basándose en la igualdad y universalidad”, dijo Alicia Bárcena, titular de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En este sentido el llamado es hacia la población en un sentido de generar conciencia, pero con mayor fuerza a las autoridades y gobiernos a encaminar políticas que regulen, por un lado, el trabajo doméstico remunerado vía la universalización de la seguridad social; la integración de sistemas formales laborales para este tipo de trabajadores. Y por otro lado, que desarrollen alternativas que redistribuyan estas actividades no remuneradas al interior de los hogares, a través de mecanismos como licencias extendidas de paternidad y la promoción de una mayor integración de los hombres en las actividades del hogar y del cuidado a hijos, abuelos y otros terceros.

El impacto de intervenir para subsanar las problemáticas del sector es positivo para las economías no sólo por el producto total de estas actividades, también porque incide de manera directa en la participación de las mujeres en el mercado laboral y en su desarrollo educativo y profesional.

En tanto más se descarguen las mujeres del trabajo de casa, más aportarán a la producción nacional y,  se dignifique el trabajo doméstico que sí es remunerado, más será la contribución del sector a la economía formal, coincidieron las ponentes, especialmente en este momento en donde la pobreza y la desigualdad están incrementando a niveles históricos a causa de la recesión.

“La urgencia de actuar por los temas de cuidados es ahora, porque tenemos que romper el círculo vicioso entre precariedad, desigualdad, exclusión y pobreza”, dijo Ana María Noel, directora regional de ONU Mujeres.

De modo que al pensar en las políticas públicas que se llevarán a cabo en el proceso de recuperación, se debe pensar en la sostenibilidad como eje transversal de dichas políticas. Esto implica que la perspectiva de género, igualdad social y derechos humanos se integre como parte de las medidas especialmente en sectores como la economía de los cuidados y el trabajo doméstico, que presenta importantes desigualdades.

Por su parte, Eli Gómez Alcorta, ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de Argentina comentó que “la inversión en el sector de cuidados reduce desigualdades económicas y a la vez promueve el desarrollo sostenible”.

Los sistemas de cuidados no deben considerarse como un conflicto privado dentro de las familias y tampoco como un trabajo de segunda, sino como un bien público de interés general que necesita y debe regularse; “debemos reconocer y visibilizar su aportación económica”, reiteró Alicia Bárcena.

Sólo en México estas actividades que realizan mayoritariamente las mujeres tienen un valor económico que es equivalente al 23% del PIB nacional; y se ha registrado también una tendencia creciente de dicha generación económica del sector.

Las cifras muestran que aunque el sector de los cuidados y el trabajo doméstico crecen al interior de la economía formal e informal, éstos continúan presentando problemáticas de precariedad laboral y desigualdad. La crisis debe entenderse entonces como una oportunidad para fortalecer las políticas de cuidados en la región, desde un enfoque sistémico e integral para que la recuperación económica sea verdaderamente sostenible en el mediano y largo plazo, coincidieron las expertas.

Además de regular los sistemas de cuidados y trabajo doméstico, las especialistas destacaron la importancia de que a escala individual y colectiva también se trabaje en integrar este sector entre los indispensables para el desarrollo social. El acceso y la regularidad en los sistemas de cuidados deben estar en la misma prioridad que la educación, la salud y la seguridad social.

Para salir de la crisis que ataca de manera importante a la región latinoamericana es importante generar políticas que atiendan las problemáticas que persistían previo a la aparición del Covid-19. Hay que redistribuir, reorganizar, integrar nuevas perspectivas, crear entidades y autoridades especializadas, desarrollar líneas de acción e impulsar de manera insistente las políticas con fundamento económico, social, de derechos, de género y de sostenibilidad, concluyeron las participantes del foro.

ana.garcia@eleconomista.mx

Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Periodista especializada en género, derechos humanos, justicia social y desarrollo económico.

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