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Economía

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Turcos se ven obligados a escatimar en gastos

A medida que se desvanece la euforia por la derrota del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en las elecciones municipales, los turcos tienen que vigilar sus carteras, ya que la inflación, que ha minado el atractivo del líder durante muchos años, ha provocado un aumento de los costos de los productos básicos cotidianos.

A medida que se desvanece la euforia por la derrota del presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en las elecciones municipales, los turcos tienen que vigilar sus carteras, ya que la inflación, que ha minado el atractivo del líder durante muchos años, ha provocado un aumento de los costos de los productos básicos cotidianos.

Aunque el gobierno turco promete medidas de austeridad y el banco central sube las tasas de interés, el crecimiento de los precios “no se detiene, sino que aumenta”, afirma el economista Murat Sagman, fundador de Sagam Strategy Advisory.

Los datos oficiales publicados recientemente sitúan el crecimiento anual de los precios en 68.5% en marzo, frente a 67.07% del mes anterior.

ENAG, un grupo de economistas independientes, dijo que sus propios cálculos sitúan la cifra anual en casi 125% y subiendo.

“En el mercado, hay un precio por la mañana y otro por la tarde. No puedo ganarme la vida si vendo este maíz a un precio más barato”, afirma Osman Karakoc, de 64 años, vendedor de mazorcas frente a una mezquita del Mercado Egipcio de Estambul.

Apretón antiinflacionista

Parte del alza de los precios en los últimos años se debió a las opiniones poco ortodoxas de Erdogan sobre la política monetaria.

El residente conservador islámico achacó durante mucho tiempo la inflación a los elevados réditos, mientras que los economistas convencionales consideran que aumentar el costo de los préstamos es una forma de frenar la actividad y, por tanto, de aliviar la presión sobre los precios.

Recientemente, Erdogan ha permitido al banco central turco subir su principal tasa de interés desde 8.5% antes de su reelección en mayo hasta 50% el mes pasado.

Pero la autoridad monetaria enumera otros factores que siguen alimentando la inflación, como la debilidad de la lira -40% menos que el dólar en un año-, el aumento masivo del salario mínimo en enero y el encarecimiento de los alimentos y el combustible.

El gobierno debe cumplir sus promesas de recortar el gasto para respaldar los esfuerzos del banco central por frenar el crecimiento de los precios, dijo Sagman.

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